Han pasado trece años desde que Usher descendió del cielo para interpretar su éxito OMG como invitado especial durante el espectáculo del descanso de la Super Bowl XLV en Arlington, Texas –una rutina de dos minutos que culminó con él saltando por encima de la cabeza de will.i.am y aterrizando en un split. «Desde ese día, creo, tenía en la cabeza que quería volver a los escenarios», dijo recientemente en Good Morning America.
La estrella del R&B de 45 años se enteró de que encabezaría el espectáculo de este año en una llamada telefónica con Jay-Z, cuya Roc Nation ha servido como estratega de entretenimiento de música en vivo para la NFL desde 2019. «Es tu momento mágico», recordó Usher que le dijo el multimillonario del hip-hop, relatando la historia en una entrevista con Extra. «Este es el momento. Este es tu momento Michael».
Desde que Roc Nation entró a formar parte del proceso de selección, las actuaciones del descanso se han hecho más diversas, más actuales y más conectadas con la ciudad anfitriona en la que se juega el partido. La ubicación de la Super Bowl LVIII, en el Allegiant Stadium de Las Vegas, sin duda ha influido en la elección de Usher este año. Usher se ha convertido en uno de los artistas más populares de la Ciudad del Pecado en los dos últimos años, empezando con una residencia en el Colosseum At Caesars Palace en 2021, con todas las entradas agotadas, seguida de un espectáculo aún mayor en Park MGM, My Way, que se prolongó dos veces para dar cabida a la abrumadora demanda del espectáculo de canto, baile y patinaje sobre ruedas de la estrella de R&B.
«La residencia de Las Vegas se convirtió en una sensación viral porque todo el mundo quiere ver a quién cantará la noche del espectáculo», dice Naima Cochrane, exejecutiva de Marketing de Columbia y Epic Records y ahora profesora adjunta de arte en la Universidad de Nueva York. «Ha sido el rey de Las Vegas como nadie lo ha sido desde Sammy Davis Jr».
La gira original de catorce conciertos de Usher en el Caesars recaudó más de 12,9 millones de dólares en ventas de entradas (con el tiempo añadió seis conciertos más), y en septiembre, Billboard informó de que la residencia My Way había vendido 290.000 entradas, recaudando 64 millones de dólares en 59 conciertos.
Sin embargo, por el concierto de la Super Bowl del 11 de febrero, Usher no cobrará nada.
Como viene siendo habitual desde hace años con los cabezas de cartel del descanso, actuará gratis durante trece minutos. Aunque la NFL y Apple Music cubren el coste de la producción, que puede superar los diez millones de dólares, algunos artistas han decidido invertir su propio dinero en las últimas ediciones del espectáculo: The Weeknd gastó siete millones de dólares en 2021 para montar su actuación, y Dr. Dre gastó la misma cantidad al año siguiente para asegurarse de que el espectáculo se ajustaba a su visión. Los representantes de Usher no respondieron a una solicitud de comentarios.
El acuerdo también es rentable para los artistas de la Super Bowl. Según Nielsen, el partido del año pasado tuvo 115 millones de espectadores, lo que lo convierte en una de las retransmisiones más vistas de la historia de Estados Unidos. El valor comercial potencial de una actuación en el descanso es astronómico, teniendo en cuenta que el precio de un anuncio de treinta segundos durante la retransmisión de este año ronda los siete millones de dólares.
Rihanna, que actuó en el descanso del año pasado, vio cómo las ventas digitales de sus canciones aumentaban un 390%, según Luminate, en línea con los picos que han recibido todos los artistas del descanso en la última década. La multimillonaria cantante de pop también promocionó su marca Fenty Beauty en mitad del espectáculo, lo que le reportó más de 44 millones de dólares en medios de comunicación. Además, hizo el anuncio de embarazo más épico de la historia reciente de la cultura pop.
Del mismo modo, Usher aprovecha su actuación en la Super Bowl para poner en marcha un sólido plan para 2024, empezando por lanzar un nuevo álbum el mismo día del partido: Coming Home es su noveno álbum de estudio y el primero desde 2016. También tiene acuerdos de licencia para una línea de fragancias y una marca de coñac, Rémy Martin, que podrían registrar importantes aumentos de ventas tras el gran partido.
«No hay mayor momento de impacto», dice Cochrane. «Sería ridículo no tener una llamada a la acción que la gente pueda hacer inmediatamente después, por ejemplo, en cuanto se despida, tiene que haber un botón que alguien pueda pulsar para gastar algo de dinero y hacer algo por él».
A pesar de las recompensas que conlleva actuar en el descanso, lo que hace única a la Super Bowl de este año es que la artista más sonada del año no estará en la línea de cincuenta yardas el domingo por la noche, aunque se espera que esté en un palco de lujo. La mera posibilidad de que Taylor Swift asista al partido para animar a su novio, Travis Kelce, tight end de los Kansas City Chiefs, ha bastado para convencer a las marcas de salud y belleza de que compren un valioso tiempo de publicidad en la retransmisión. Dove, por ejemplo, hace su primer anuncio de la Super Bowl en 18 años, y e.l.f. Cosmetics hace el primero de su historia.
Tal vez siguiendo el ejemplo de Swift, Usher ha prometido a sus fans hacer un recorrido por su catálogo musical de treinta años al estilo Eras. Ha insinuado que adaptará elementos de su espectáculo en Las Vegas, quizá incluso el patinaje, a su actuación. Y aunque actuar para 65.000 personas en un estadio de la NFL es muy diferente a hacerlo para 5.000 en un teatro, Usher declaró recientemente a Vogue que el espectáculo será como una serenata personal para todos los espectadores. «Me dirijo literalmente a todas las mujeres», dijo. «Quiero que se sienta así».