En la Fuente de L’Eau d’Issey el agua está representada en su forma más pura: una gota, rara y preciosa que inspiró una nueva era en la odisea olfativa iniciada por Issey Miyake en 1992. Fue en 2016 cuando el olor del agua reinventado tomó forma y adquirió la extrema pureza en L’Eau d’Issey Pure Eau de Parfum. En 2017, la gota de rocío florece en un delicado pétalo que anuncia la llegada de la primavera y de L’Eau d’Issey Pure Eau de Toilette.
Ahora Issey Miyake revela un tercer momento de completa serenidad. Tiempo de florecer o, lo que es lo mismo, L’Eau d’Issey Pure Nectar de Parfum. El pétalo crece y se transforma en una flor de la que cae una gota que captura su fragancia más pura, su néctar. Es la última fase en la metamorfosis del agua, del mar al rocío y del rocío a la rosa.
Como resultado, la flor ofrece su fragancia más pura y el cremoso sándalo mezcla el suculento y predominantes aroma a rosa melosa, con notas de agua de mar, olor a arena y piel bronceada propias del acorde entre el ámbar gris y el Cashmeran característico de la trilogía Eau d’Issey Pure.
Inspirado por la forma de una gota, la imagen por excelencia del agua, el frasco diseñado por Todd Bracher refleja la pureza de la fragancia que contiene. Para este nuevo momento de L’eau d’Issey Pure, el frasco y la caja se tornan de un rosa con reflejos dorados, como si hubieran sido rociados con néctar de rosa radiante.