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Helmut Newton, el hombre que desnudó a la mujer para hablar de moda

Helmut Newton se afanaba en dejar claro que él no era un artista –y por lo tanto, lo suyo no era arte–, sino un fotógrafo comercial, un “pistolero a sueldo”. Pero como escribe Marta Ortega en el prólogo del catálogo de la exposición “esa modestia no es sino el sello distintivo de un verdadero genio” que, a fuerza de crear un estilo propio y reconocible, se convertiría en precursor de la imagen de moda y retrato femenino de su época. No exento, eso sí, de una gran controversia por la manera que tenía de afrontar la creación de la imagen con las modelos y por la provocación contenida en sus fotografías. Lo más revolucionario que Newton logró en el campo de la fotografía de moda fue, según Matthias Harder, comisario de esta exposición y director de la Helmut Newton Foundation de Berlín, que “se atrevió a traspasar y redefinir los límites de lo que era moralmente aceptable. Siempre estuvo tras la pista del espíritu de la época, a veces incluso por delante”. 


Helmut Newton, Daryl Hannah, Los Angeles, 1984 © Helmut Newton Foundation

Helmut, fuertemente influenciado por la fotógrafa Yva, famosa en el Berlín de los años 20 y a la que se considera una de las primeras fotógrafas de moda, dominaba el desnudo. Siempre dirá que fue su maestra, aunque entre sus influencias también encontraremos siempre a Brassai, inspiración fundamental de sus fotografías callejeras en el París nocturno, o a George Hurrell, fotógrafo del Hollywood de los años 30 que le trasmite la fascinación por las estrellas. Entre las fuentes de las que bebía, tal y como explicó durante la visita a la exposición Matthias Harder, también se encuentra “el cine, una de sus grandes inspiraciones”. En la sala encontraremos por ejemplo a una modelo cayendo a los pies de una avioneta que nos recordará a la mítica escena de Con la muerte en los talones, de Hitchcock, otro mirón

A Newton no le gustaba improvisar ni el uso de luces artificiales, por eso nunca se consideró a sí mismo ni ejerció como fotoperiodista. “Era demasiado lento”, decía. Prefería grabar en su memoria o apuntar en una libreta cuando aparecía la inspiración para, más tarde, reproducirla con la cámara. Usaba las polaroids como cuadernos de bocetos hasta afinar la foto que quería. Lo que parece casual –una caída a una piscina– estaba estudiado hasta el último detalle


Helmut Newton, Monica Bellucci, Monte Carlo, 2001 © Helmut Newton Foundation

Entre los muchos adjetivos que le han colgado a Helmut Newton se le conoce como “el gran voyeur”. Título que le concede June, su mujer durante más de 50 años. Y, precisamente, esa es la sensación que han querido transmitir al espectador los comisarios de Helmut Newton – Fact & Fiction, que podremos disfrutar hasta el 1 de mayo de 2024, en Coruña– Philippe Garner, Matthias Harder y Tim Jefferies. Tras cruzar la puerta de la nave del Muelle de Batería, el público se adentra en un espacio en penumbra, donde tendrá que asomarse a las imágenes y colocarse en esa atmósfera voyeur para disfrutar de la obra del fotógrafo germano-australiano. Lo reciben unas vitrinas en las que podremos ver los objetos con los que viajaba siempre Newton: una prótesis de pechos, unos tacones de aguja de charol negro, Barbies de su colección y algunas de sus cámaras (una Polaroid, su Rolleiflex y una Nikon) y la maleta personalizada de Louis Vuitton en la que llevaba sus materiales. También, tenía por costumbre, viajar con algunos maniquíes y un set de brazos para darles diferentes gestualidades, que gustaba usar en sus fotografías para jugar con la dicotomía, a la que hace referencia el título de la exposición, realidad y ficción

Helmut Newton – Fact & Fiction © Profirst – Mathieu Ridelle

El universo Newton se basaba en la recreación de realidades glamurosas, a veces de estética kitsch y que nunca dejaban indiferentes. “Para contrastar con todo eso creo que hacen falta obras que hablen de la cultura en general. Tienen que dar que pensar y ser diferentes e incluso provocar a la gente”, explica en el documental The bad and the beautiful Anna Wintour, la famosa directora de la edición estadounidense de Vogue

Contratar a Newton para imágenes publicitarias cuando no era un fotógrafo publicitario al uso suponía dejarse sorprender por los resultados que te iba a entregar. “En una revista compites con el resto de las páginas. Tienes que conseguir que el lector se pare”, explica Philippe Garner, vicepresidente de la Fundación Helmut Newton. Lo comentaba delante de un retrato de Jerry Hall, en el cual la modelo se tapa parte de la cara con un filete mientras la otra mitad aparece maquillada con los productos de una marca. “Me atrae mucho el mal gusto, es mucho más excitante que lo que llaman buen gusto, que no es más que una forma estandarizada de ver las cosas”, apuntaba Newton durante una entrevista. “El buen gusto es contrario a la moda, a las chicas, al erotismo. La vulgaridad es vida, diversión, deseo y reacciones extremas”. 


Helmut Newton, David Bowie, Monte Carlo, 1982 © Helmut Newton Foundation

Creador de imágenes icónicas no exentas de polémica –siempre ha estado en el centro del debate sobre si empoderaba a la mujer con su obra o la sexualizaba– fue precursor de un estilo en la fotografía de moda, hoy ya en declive, que marcó una época. Para Marta Ortega “pocos son aquellos que pueden considerarse realmente pioneros, incluso revolucionarios”. 

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