Nació en Alicante en 2002 y con solo 14 años ya bailaba y movía los labios al son que marcaba la (ya extinta) plataforma musical.ly. Ahora, siete años después, reina en TikTok como creadora de contenidos con 11.1 millones de seguidores.
En la plataforma china, su vídeo con Shakira acumula casi 40 millones de reproducciones; y otro de los más populares, con Maluma, roza los 20 millones en apenas unos meses.
Ella asegura que no existe ningún personaje detrás, que en redes y en su vida siempre es la misma persona: “Intento ser lo más natural posible, aunque hace unos años tenía muchísimos más complejos y me daba mucha vergüenza mostrarme, creía que a la gente no le iba a gustar”, asegura a Forbes, durante la sesión de fotos en exclusiva que acompaña esta entrevista. Este año, más que nunca, apuesta por quitarse los filtros y mostrarse tal como es: “Curiosamente el contenido al natural, sin planificar, siendo yo, es lo que mejor me está funcionando y más gusta a mi comunidad”.
La ilicitana ha crecido rodeada de fans pero también expuesta al odio de las redes sociales: “Es bastante doloroso, pero en esta profesión es algo con lo que tienes que lidiar. Como en todos los trabajos, tiene su parte positiva y su parte negativa. Desgraciadamente, los haters están ahí. Aprendes a sobrellevarlo apoyándote en gente que te quiere, en tu familia, tus amigos o en un buen psicólogo”.
Lola Lolita, como buena integrante de la generación Z, afirma que nunca ha tenido Twitter, le asustan los bulos y el odio que se promueve: “Twitter es la red social sin filtro, en la que todo el mundo puede opinar de todo sin censura. No la necesito”.
Una nueva generación y más competencia
La segunda generación de influencers en España se refiere al grupo de creadores de contenido digital que surgieron en las redes sociales después de las pioneras bloggers, que aparecieron en la década de 2000 y comenzaron a ganar notoriedad en 2010.
Lola Lolita representa a esa nueva generación de creadores de contenido, más joven y diversa, que ha aprovechado especialmente Instagram, YouTube y TikTok para construir sus propias marcas personales y llegar a una gran audiencia. “TikTok es la red con la que he crecido y con la que me siento más cómoda, me permite ser más natural y llegar a más gente”, apunta.
En este sentido, existe un continuo debate sobre si esta segunda generación lo ha tenido más fácil, al estar ya el sector profesionalizado y el camino “rodado”. No obstante, Lola insiste en que triunfar en redes sociales nunca ha sido sencillo. Ahora el intríngulis recae en lo competitivo que se ha vuelto el sector.
La tiktoker apunta que para ganar notoriedad en una red social, tienes que ser el mejor: “Si es tan fácil, que cualquiera coja el móvil e intenten conseguirlo. Hay mucha gente que se quiere dedicar a esto y para lograrlo hay que trabajar mucho, requiere de mucho esfuerzo. Yo llevo siete años, hay gente como Dulceida que lleva más de diez, pero la base es la misma, constancia día a día”, apunta.
Y es que en estos siete años, Lola no se ha tomado ni un solo descanso, sus seguidores han tenido contenido casi cada día, y aclara que no se ve capaz de retirarse. “El móvil es una extensión de mi brazo y, aunque me encantaría poder tirarme una semana entera sin él, sé que me arrepentiría”.
Desvela a Forbes que si se va de viaje y no coge su iPhone, no puede dejar de pensar en el contenido que podría haber compartido o las fotos que se podría haber hecho: “Me vendría muy bien a nivel mental ese descansito, pero no me veo capaz porque me gusta demasiado lo que hago”. En cuanto a la rivalidad que existe dentro del sector explica que intenta mantenerse siempre alejada de todo tipo de rencores, odios y envidias innecesarias: “Voy a mi bola, el problema es que soy muy sensible y aunque no lo parezca, me afecta mucho anímicamente y no quiero que sea algo que me pueda hundir. Intento seguir mi camino, ir por mi cuenta, poco a poco, siempre con respeto y sin pisar a nadie”.
Lola Moreno tiene vocación de influencer y de nada más. Ama lo que hace. Tiene claro que si la profesión no existiera, ella seguiría creando contenido de moda o de maquillaje detrás de las cámaras.
Empezó a estudiar la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas, pero nunca le convenció del todo, no encontraba nada que pudiera estudiar para ser feliz: “soy muy afortunada de poder dedicarme a esto, porque si no ya te digo que no hay nada a lo que pueda llamar vocación”.
A los 14 años se grababa bailando en musical.ly porque le divertía, siempre le ha gustado la música y bailar. Sin saber muy bien lo que estaba haciendo, el número de seguidores subía como la espuma, sus redes sociales fueron adquiriendo notoriedad y después llegaron los fans. Donde hay audiencia, hay negocio, y con el salto a Tiktok, empezaron a llegar las primeras colaboraciones. “Si te soy sincera, hasta hace un año no supe lo que cobraba por nada. Siempre he confiado en mi madre para gestionar los acuerdos con las marcas, yo me he mantenido al margen centrada en hacer lo que me gusta y en mi comunidad”.
Asegura que nunca le han generado mucha curiosidad las cifras, ni siquiera sabe cuando empezó a cobrar por sus colaboraciones. En gran parte, agradece haber estado desvinculada del dinero, porque era una niña y así ha podido mantener los pies en el suelo.
Insiste en que su madre es la cabeza pensante detrás de la marca y de todo lo que ha conseguido Lola Lolita, especialmente si hablamos de negocios. No obstante, –entre risas– confiesa que últimamente le pica algo más la curiosidad y cotillea las cuentas.
La influencia, cosa de familia
Lola habla de su madre como sus fans podrían hablar de ella, con la cara iluminada y una especie de fascinación: “Si no llega a ser por ella, yo a día de hoy no estaría donde estoy”.
Su madre –que por supuesto también se llama Lola– conocía el mundo del marketing y la publicidad. “Cuando yo empecé y vio el po- tencial, ella supo entender lo que pasaba y, poco a poco, fue aprendiendo y entrando en el mundo de los creadores de contenido y del marketing de influencers”, explica a Forbes.
“Nunca me ha faltado apoyo. Empezar de cero en este mundillo es una montaña rusa y un camino de mucho aprendizaje, con muchas experiencias malas y otras buenas. Juntas hemos ido aprendiendo poco a poco, conforme yo iba creciendo y a medida que el sector se profesionalizaba”.
En cuanto a las colaboraciones, afirma que su madre siempre ha cuidado mucho todo lo que les llegaba. Habla en plural porque su hermana, conocida como Sofía Surferss, también es influencer y tiktoker, con 4,4 millones de seguidores.
“Nunca he tenido que rechazar nada raro porque mi madre lo descartaba desde el primer momento, aunque las cantidades fueran altas. Ella es el mejor filtro y cuando ha rechazado cosas grandes es porque sabía que no iban con mis valores, a pesar del dinero”.
“Si algo he aprendido estos años es a hacer caso a los profesionales, a la gente que me quiere y a dejarme guiar”, destaca. Tanto Lola como su hermana Sofía están representadas por la agencia Lolita Manager, una agencia de influencers y tiktokers.
“Mucha gente cree que es mía porque se llama Lolita, pero en realidad, de nuevo, es mi madre la que está detrás. Siempre nos ha representado a nosotras, pero algunos amigos del sector también querían que los llevara y entonces montó la agencia”.
Lola cuenta que ahora su madre los trata a todos como si fueran sus hijos: “Nos cuida súper bien, es un proyecto muy familiar, lleno de luchadores. La verdad es que estamos muy unidos”.
Su proyecto más personal
Hay pocas cosas que Lola Lolita no acabe confesando a sus seguidores. No duda en compartir con ellos sus proyectos profesionales y también los más personales.
El que más ilusión le hace, en el ámbito más íntimo, la influencer destaca la construcción de su nueva casa, que pronto tendrá “cerquita de Madrid”.
“Me sorprende la cantidad de trabajo que lleva, me da muchos quebraderos de cabeza y me quita mucho tiempo. Ahora estamos eligiendo el interiorismo, la distribución, los muebles. Pero la verdad es que es muy emocionante”.
De nuevo, habla en plural porque cuando esté lista se mudará con su novio Isaac Belk, también influencer y tiktoker (@ibelky), y con todas sus mascotas, que para ella son parte de la familia.
A nivel profesional, afirma que aún no hay mucho que contar porque la mayoría de las novedades llegan en otoño. “Sin duda, como gran proyecto profesional me quedo con po- der ser portada de Forbes, para mí es algo increíble, la verdad es que la Lolita que empezó hace siete años no se lo creería”.