Multicultural y cosmopolita, Londres combina vanguardia y tradición. Recorrer sus calles, visitar la exposición del año o asistir a la nueva apertura gastronómica son excusas perfectas para viajar a la ciudad. Y nada mejor que alojarnos en el Meliá White House, un edificio de los años 30 a los pies de Regent’s Park, que, tras una reforma de 40 millones de libras, ha conservado su estilo art decó pero se ha reinventado para ofrecer una versión más moderna y lujosa en sus 581 habitaciones y suites.
La historia de The White House comienza en 1936 con su inauguración como bloque de apartamentos de lujo. En su interior había restaurante, piscina, pistas de squash e incluso, un puesto de periódicos. Durante la II Guerra Mundial, se salva de los bombardeos porque los pilotos de la Luftwaffe usaban su forma de estrella para orientarse. En los años 60, también juega un papel en la Guerra Fría, al alojar en su 6a planta al agente soviético Konon Molodi.
Actualmente, el edificio alberga 581 habitaciones y suites, con un sinfín de comodidades, ideales para desconectar y descansar. El hotel, decorado con madera de nogal, muebles mid-century y piezas de la colección privada del fundador de Meliá, recibe a los huéspedes con un vestíbulo de suelo de mármol blanco desde donde acceder a las zonas comunes. Como al ‘35 Bar & Lounge’, un sofisticado espacio que mezcla sillas de terciopelo inspiradas en los teatros del West End, rincones íntimos y mesas grandes, perfecto para degustar su oferta gastronómica. Cuenta, además, con ‘The Level Lounge’, de esencia mediterránea, con entrada directa desde la calle y recepción propia. Quien prefiera disfrutar del aire libre, puede hacerlo con un picnic en Regent’s Park, organizado por el Guest Experience del hotel.
Viajar a Londres siempre es buena idea y hospedarse en el Meliá White House hará que nuestra estancia sea inolvidable.