Fue en 2007 cuando un viaje de unos días se convirtió en un nuevo estilo de vida. Decidió escapar por unas semanas de Berlín. Rodearse de personas de llevaban un año o más viajando por el mundo no benefició a la idea de volver a su vida como diseñadora gráfica en una pequeña empresa. “Empecé a ansiar la libertad y la aventura”, afirma.
Cuando volvió de Asia comenzó a ahorrar tanto dinero como pudo. Trabajó más que nunca y vivió de la manera más sencilla posible. Alquiló su habitación para turistas, canceló todos los seguros innecesarios, comía en casa y prácticamente dejó de comprar. Es más, vendió la mayor parte de su ropa y muebles de diseño. Un año más tarde había ahorrado 20.000 euros (dinero suficiente para viajar uno o dos años) y estaba lista para dar el salto. ¿El primer paso? Un billete de ida a Hong Kong.
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