Arte y comida son dos conceptos que no aparecen juntos a menudo. Si hablamos de alto refinamiento en gastronomía probablemente lo primero que se nos venga a la mente sea el cordon bleu o la guía Michelin. Mientras que si pensamos en lo artístico se nos vendrá a la mente una exposición o una feria de arte. La asociación en este caso, no es tan obvia como pasear por una galería apreciando obras de arte mientras se degusta de un catering.
Fondo Supper Club se define como un estudio gastronómico creativo que traduce conceptos a situaciones comestibles. Su propuesta tiene que ver con usar las propias cualidades de la comida como un medio de expresión y como un terreno legitimo para desplegar conceptos artísticos.
A través de la transformación de espacios fuera de los circuitos tradicionales de hostelería, la selección de ingredientes genuinos y el diseño de recetas evocadoras, el colectivo femenino apuesta por el potencial creativo y propositivo de la conjunción comida, cocina y arte.
Su primera edición sucedió en 2022 y llevan desde entonces sacudiendo la escena artístico-gastronómica madrileña con sus cenas conceptuales, convirtiéndose en una de las propuestas de emprendimiento femenino más frescas de la ciudad además de ser pioneras en este formato.
Han realizado hasta ahora siete ediciones en espacios de la ciudad que apuestan por el arte joven como la galería Pradiauto o El Chico. Así como en destacados centros de arte contemporáneo como La Casa Encendida o Medialab Matadero. Además, han colaborado con marcas nacionales e internacionales como Bimba y Lola, Loewe, Carolina Herrera, H&M x Mugler y más.
Esculturas de Nora Silva @noratmucho
La semilla del proyecto es The Gramounce, un colectivo de investigación de la cultura contemporánea a través de la historia de la comida y del arte. Fundado por Nora Silva, artista y directora también de FONDO, trabaja mano a mano con la chef Marta Moya, la sumiller Sara Oldenburg y con Belén Cabello, mixóloga y diseñadora.
Buscando contrarrestar la falta de reconocimiento femenino en el sector de la hostelería, forman un equipo que trabaja de manera horizontal y donde cada una aporta conocimiento y formas de hacer desde su experiencia y profesión.
Para cada ocasión, eligen un concepto distinto alrededor del cual diseñar el menú y seleccionar los ingredientes que formaran parte de este.
En su última edición, realizada en la Nave La Mosca ofrecieron la degustación de un menú de seis tiempos conformado con ingredientes como maíz, flor de calabaza, legumbres diversas y helado de lino y coco para la parte dulce.
A partir de esta conjugación de ingredientes, sabores y texturas nos invitan a repensar y “reconfigurar los momentos claves que nos establecieron como especie”.
Basadas en The Carrier Bag Theory de la autora de ciencia ficción feminista Ursula K. Le Guin, el menú prioriza los ingredientes cuyo tránsito hasta llegar al plato está relacionado con el cuidado y con la recolección más que con la violencia o con la caza.
“Nos gustaría continuar trabajando con galerías, y estamos abiertas a empezar a hacer proyectos a nivel nacional e internacional. También nos gustaría colaborar con instituciones que nos puedan facilitar los medios y la infraestructura para crear eventos comisariados por nosotras, en los que podamos controlar la narrativa y hablar de lo que nos parece más relevante«.
En un momento de creciente crisis ecosocial desde FONDO proponen “Establecer la comida y la cocina como significantes inherentes a la cultura humana, ya que ver a través de los alimentos es crucial porque los alimentos y sus sistemas construyen el ecosistema ecológico actual.”
Para cada evento buscan colaborar con proyectos autogestionados afines a sus ideales, por ejemplo, en su última edición contaron con sillas de AOC DISEÑO (@aoc.diseño) un proyecto que busca darle una segunda vida a muebles cálidos en desuso, para la decoración del mobiliario usaron telas tejidas a mano de la marca Abbatte (@abbatte_). Y para el vestuario contaron con los pantalones de la marca de moda consiente Lamner (@lamnerstudios).
Hablamos con las chicas de FONDO y nos contaron más sobre sus procesos creativos, intenciones y visiones de futuro…
PREGUNTA (P). Sobre el nombre del proyecto, ¿porqué habéis decidido autodenominarse como club?
RESPUESTA (R). La expresión “supper club” (traducido como club de cenas) la usamos porque en Londres, donde Nora vivía hasta hace un año, se usa para cenas clandestinas que tienen lugar principalmente en casas, y normalmente cocinadas por gente amateur. Muchos restaurantes de éxito nacieron así, por ejemplo, Pidgin. Nora comenzó a hacer supper clubs en el 2012 en Londres, bajo el nombre de The Gramounce. Cuando volvió a casa, en Madrid, y al conocer a Belén, Sara y Marta, decidieron continuar el supper club, esta vez como FONDO. Usamos el nombre de supper club, aunque esté en inglés porque no encontramos ningún nombre que se ajustara a las características de lo que hacíamos, hubiera podido ser quizá “paladares”, como en Cuba, pero tenía más sentido supper club ya que era la continuación, si bien transformada, del proyecto de Londres.
P. Cómo es el proceso creativo y de traducción de conceptos artísticos a cualidades culinarias como recetas, ingredientes, sabores, etc.
R. Siempre comenzamos con una reunión de las cuatro en la que ponemos en común el concepto o exposición sobre el que vamos a trabajar, y tratamos de pensar en cómo lo traduciría cada una desde su campo de expertise: Nora en arte, filosofía y humanidades, Belén en diseño, Marta en gastronomía y Sara en vino. Por ejemplo, Nora podría aportar la conceptualización de los ingredientes, lo que significa usar uno y otro dependiendo de su carga geopolítica, Belén traer ideas de cómo emplatarlo, el menaje y el contexto que podría reforzar las ideas a trabajar, Sara pensar los vinos que tendrían sentido y porqué, y Marta finalmente con toda esa información y su criterio de chef crea las recetas, que son ad-hoc para cada evento.
P. ¿Cómo funciona el trabajo colectivo en un equipo interdisciplinar como el vuestro?
R. Intentamos que siempre haya una comunicación clara y fluida entre las cuatro y de una manera muy intencional, prestamos mucha atención al cuidado del grupo. Esto significa que priorizamos la salud emocional del grupo, ante todo, a diferencia del ambiente agresivo y competitivo que suele reinar en el mundo de la restauración, ya que si no estamos a gusto este proyecto no funcionaría. Intentamos huir de prácticas que ponen la productividad y el beneficio por encima de todo y le ponemos mucha atención a mantener los principios de Fondo. Por ejemplo, debido a la insostenibilidad del sistema agroalimentario tomamos la decisión de hacer un proyecto vegetariano y vegano, y aunque algunas veces los clientes nos piden incluir carne o pescado es más importante para nosotras ponernos firmes y no ceder en lo que consideramos importante y urgente.
P. ¿Qué ideas y perspectiva tenéis de futuro, a dónde les gustaría llevar vuestro proyecto?
R. Nos gustaría continuar trabajando con galerías y estamos abiertas a empezar a hacer proyectos a nivel nacional e internacional. También nos gustaría colaborar con instituciones que nos puedan facilitar los medios y la infraestructura para crear eventos comisariados por nosotras, en los que podamos controlar la narrativa y hablar de lo que nos parece más relevante.