Si a la pequeña Carolain de Poltergeist le dijeran ahora mismo aquello de “Carolain, no te acerques a la luz“, la pobre criatura se quedaría desorientada sin saber a cuál de todas las luces de pantalla que hay en su casa es a la que no se tiene que acercar. Nuestros niños ya son nativos digitales, viven rodeados de aparatos electrónicos y de pantallas frente a las que, quizá, pasan demasiadas horas al día.
Una encuesta realizada recientemente por el Global Economic Forum reveló que el 71% de los encuestados creía que el uso de las nuevas tecnologías puede crear problemas en los niños de 8 a 11 años. Una cifra, cuanto menos,
llamativa tratándose de niños que ya nacen con un iPhone debajo del brazo.
La Asociación Americana de Pediatría considera que los menores de dos años no deberían estar expuestos a ningún tipo de pantalla en su día a día y que los niños mayores de dicha edad no deberían pasar más de dos horas frente a una.
Sin embargo, según sostiene Yuhyun Park, investigadora de medios digitales y jefa de la iniciativa digital ciudadana para la protección de los niños iZ HERO, muchos expertos consideran que en un mundo hiperconectado como en el que vivimos este tiempo no es realista y la clave estaría en seleccionar que mostramos a los niños.
Park considera que “los niños necesitan una dieta equilibrada de interacción con el mundo“. Añade además que, al igual que no permitimos que los niños coman helados todo el día porque no se nutrirían debidamente y equilibramos su dieta con otros alimentos más saludables, también “se necesita un equilibrio entre las realidades digital y física“, porque eso “es tan importante para el desarrollo como una buena nutrición”.
Por último, Yuhyun Park considera que los niños están creciendo en un mundo cargado de distracciones digitales y no vamos a ser capaces de controlarlos 24/7, por ello, sostiene que “el objetivo es fomentar buenos hábitos de consumo digital, dándoles confianza y un sentido del autocontrol para gestionar su propio uso de lo digital”.