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¿De qué decisiones nos arrepentimos más?


Cada decisión que tomamos viene impulsada por un motivo, pero este no siempre ha de ser bueno, como puede no serlo tampoco la consecuencia de la decisión tomada. Nadie sabe exactamente dónde está el límite entre el bien y el mal, pero lo que sí sabemos es de qué decisiones nos arrepentimos más los humanos cuando llegamos al final de nuestros días y te las revelamos en este artículo. Las 5 seleccionadas son fruto de la experiencia de la enfermera experta en cuidados paliativos Bronnie Ware, y todas ellas aparecen analizadas en su libro ‘The Top Five Regrets of the Dying: A Life Transformed by the Dearly Departing‘.

Haber tomado decisiones sobre la base de la opinión de los demás
Cuando e toman decisiones basadas en la opinión de los demás pueden ocurrir dos cosas: que hagas algo que no quieres y que no puedas ser fiel a tus principios. Es decir, que elijas seguir un camino que no es e que deseabas y que hagas cosas contrarias a lo que piensas por agradar y no decepcionar a alguien. Lo mejor es tomarse las opiniones como lo que son, simplemente opiniones. Recuerda que “cada cual cuenta la feria según le va en ella”.

Haber trabajado demasiado
Trabajar mucho y duramente es una forma de hacerse un hueco en el mundo, de labrarse un porvenir y ganarse la admiración de los demás, pero no siempre es la mejor opción para ser feliz o sentirse realizado. La clave está en no olvidarse de vivir, en encontrar un equilibrio entre trabajar, hacer lo que te gusta y estar con la gente a la que quieres.

No haber expresado ciertos sentimientos
Tendemos a caer en la errónea decisión de no expresar demasiado nuestros sentimientos y en la mayoría de las ocasiones acabamos sufriendo por ello. La contención no está mal en algunas ocasiones, pero a veces los sentimientos acaban por explotarnos en la cara. Lo mejor es ser sincero con uno mismo y con los demás, decir las cosas como las sientes.

Haber dejado de lado a/de tener contacto con alguien
A veces estamos tan ocupados con nuestro trabajo o cualquier otra cosa, que nos olvidamos de las personas que nos importan o merecen la pena. Amigos, familiares, ex compañeros… Las relaciones personales hay que cuidarlas y sacar siempre que se pueda un hueco para no tener que lamentar después el estar solo. Ordena prioridades, no te olvides de tu gente.

Haber perdido tiempo lamentándose
No todo por lo que nos preocupamos tiene una gran importancia, pero a veces magnificamos las cosas simplemente porque no tenemos delante otro problema realmente importante, por ejemplo, de salud. No pierdas tiempo lamentándote por lo que ha salido o has hecho mal, la vida continúa y cada día es una nueva oportunidad para salir adelante y disfrutar.