No es de extrañar que el país más asociado a la historia del vino cuente con unos cuantos museos dedicados al tema. Beaune y Burdeos son la realeza indiscutible del vino y, como tal, cada una tiene su propio museo. Pero no faltan lugares que rinden homenaje a esta bebida, muchos de ellos fuera de lo común. A continuación, algunos que puedes visitar si te acercas a las grandes ciudades.
En Beaune, ubicado en el antiguo Hotel de los Duques de Borgoña, el Burgundy Wine Museum, de acertado nombre, está dedicado al particular patrimonio vitivinícola y de producción de la región, centrado principalmente en los «Climats», un concepto exclusivo de Borgoña y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Fundado en 1946, es el primer museo dedicado íntegramente a la historia de Borgoña. La Cité des Climats et des Vins de Bourgogne es una experiencia cultural y educativa más amplia que se centrará en las tres regiones de Borgoña: Chablis, Beaune y Macon.
La nueva International City of Gastronomy and Wine de Dijon es una experiencia artística, educativa y de inmersión en las artes culinarias por las que Dijon es más conocida. Podrás pasear por las exposiciones, participar en clases magistrales, comer en los restaurantes del lugar y comprar los productos. Inaugurado en 2022 y con una superficie de 700.000 metros cuadrados, incluye a La Cave de la Cité, una zona de degustación de tres niveles donde podrás probar 3.000 vinos diferentes, incluidos 250 por copas, y la Escuela del Vino de Borgoña, que ofrece dos formatos: clases de dos horas (230 euros/persona) o sesiones de dos días (1.999 euros/persona).
En Burdeos, La Cite du Vin abrió sus puertas en 2016 en el barrio de Bassins à Flot como «espacio cultural recreativo», gracias a la colaboración de numerosos socios municipales y regionales, entre ellos el Consejo del Vino de Burdeos. Es probable que haya servido de modelo para los destinos que se abrirán en Borgoña (y quizá también para el distrito cultural WOW de Oporto, Portugal), con sus elegantes exposiciones y su interactividad, que dan al vino su lugar en el estilo de vida contemporáneo sin perder su contexto histórico. Los visitantes pueden participar en talleres de cata. Hasta el cinco de noviembre se puede visitar la exposición «Via Sensoria», un viaje de degustación sensorial que muestra lo mejor del museo. También hay una bodega, un restaurante y una boutique.
Cerca de la Torre Eiffel, el museo del vino de París, en un antiguo convento y, más recientemente, mansión privada, cierra hasta el 19 de septiembre por reformas. Anteriormente propiedad y gestionado por el Conseil des Echansons de France, una hermandad creada en 1954, dedicada a defender y promover las denominaciones y terruños vinícolas históricos (como hacen la mayoría de hermandades o cofradías), el lugar se ha sometido a principios de este año a una nueva gestión y funcionamiento. Cuando vuelva a abrir sus puertas, pasará a llamarse Le M. Musee du Vin y contará con casi 13.000 metros cuadrados dedicados al vino y la gastronomía, incluyendo un restaurante, un local de ocio, un bar de vinos y cócteles, una tienda y cursos de cata.