A veces entramos en espirales de tristeza, sentimos que nunca vamos a poder salir de ahí. Esto nos provoca estrés, y aunque resulte un tanto ridícula, algunas personas combaten ese estrés con la tarjeta de crédito en la mano. Puede que incluso viajes por el placer de comprar. Lo más lógico sería intentar reconectar con nosotros mismos, pero quizás a veces no seamos capaces de lograrlo.
Para los millennials, puede resultar incluso más difícil. No sabemos si es mejor ahorrar o disfrutar la vida, porque no sabemos qué hacer con nuestras vidas. Vivimos en la edad de la híper conectividad, donde nos movemos por las notificaciones y las influencers del momento. El problema de esto, es que esas influencers nos muestran una vida de en sueño, que siempre tiene relación con sus nuevas adquisiciones. Ellas, y ellos también, son muy felices porque tienen un bolso nuevo, o un bañador, o maquillaje, etc. Deberíamos estar más avispados, pero a veces no lo hacemos y simplemente sentimos enviada por sus vidas.
Este sentimiento por la búsqueda de lo material, perjudica a nuestro cerebro. Los millennials alrededor del mundo miran su móvil unas 43 veces al día, y pasan unas 17,8 horas cada día, si combinamos los diferentes tipos de medios. Estamos expuestos a niveles de publicidad nunca antes vistos, y también a una desilusión extrema por la falta de motivación a la hora de encontrar trabajo, o simplemente ser felices en él. Sentimos ansiedad, y nos frustra porque somos jóvenes y no deberíamos sentirla.
Nos han inculcado que tenemos que ganar dinero, este es el camino de la felicidad. Nos bombardean con publicidad a todas horas, una publicidad que nos muestra precisamente lo anterior, que busca que caigamos en su trampa. Consumir solo es poner una tirita en un sentimiento que va mucho más allá, una distracción de algo que ha de ser resuelto.
Si te encuentras en un bucle de consumo que no te lleva a ninguna parte, lo más importante es que empieces a practicar para romper este patrón. Solo de esta forma conseguirás volver a sentirte tú mismo, sin necesidad de tiritas.