En la cultura popular, se dice que se necesitan 21 días para comenzar un hábito nuevo o 21 días para terminar con uno antiguo. ¿Qué significa esto realmente?
Los estudios más recientes, muestran que no existe un tiempo de corte determinado. Depende del tiempo que la persona haya mantenido dicho hábito.
Por ejemplo, las personas que se muerden las uñas pueden deshacerse de este hábito tras una sesión de hipnosis. Los hábitos pueden cambiarse rápidamente si la persona está dispuesta a hacerlo. Por el contrario, si no se toma con seriedad, el tiempo requerido será mucho más alto.
No es complicado entender que si disfrutamos haciendo algo, por qué no seguir haciéndolo, incluso cuando somos conscientes de que no es bueno para nosotros. Algunas personas fuman porque les relaja, aún sabiendo que es perjudicial para ellos y para las personas que les rodean. Pero es más lógico comenzar hábitos que resulten beneficiosos para nosotros.
Por ejemplo, se puede equilibrar un hábito malo con uno bueno. Si la ansiedad hace que arrases la nevera, empieza a dar largos paseos. Después de un tiempo continúa con los paseos y deja a un lado la bolsa de Doritos.
El hábito más complicado y perjudicial de todos es el tabaco. Si lo planteamos de esta forma, esa inhalación que el fumador considera relajante, puede realizarse con aire fresco. Suena simple pero a muchas personas les funciona. Solo es cuestión de reemplazar un hábito por otro nuevo y sobre todo, algo más beneficioso para nosotros.