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Cinco cosas que jamás debes decir en una entrevista si quieres conseguir el trabajo

Hay ciertos tabúes que un solicitante de empleo debe evitar...

Los consejos profesionales tradicionales suelen centrarse en lo que un candidato debe decir en una entrevista, pero a menudo omiten las ‘minas terrestres’ y los comportamientos que hay que evitar. Para causar una buena primera impresión, hay ciertos tabúes que un solicitante de empleo debe abstenerse de mencionar en su reunión inicial con un posible empleador.

Los entrevistadores quieren que los candidatos se interesen por la empresa y el puesto que solicitan. Como miles de personas han sido despedidas recientemente, los responsables de contratación entienden que los solicitantes de empleo esparzan sus currículos por todas partes para conseguir un puesto. Puede que no les interese la organización, su misión, su cultura corporativa y sus productos y servicios, sino que sólo quieren un trabajo.

Cuando haga una entrevista, asegúrese de demostrar que ha dedicado tiempo y esfuerzo a conocer la organización, su reputación, su situación financiera, su equipo directivo y otros factores. Hacer las diligencias debidas demuestra que quiere trabajar en la empresa y que tiene una conexión con ella.

No irá bien si careces de conocimientos básicos sobre el puesto y la empresa. Los entrevistadores pensarán que te da igual conseguir el trabajo aquí o en cualquier otra empresa.

Debes abstenerte de hablar negativamente de tu antiguo empleador o de hacer bromas subidas de tono. Evita exigir inmediatamente la remuneración exacta, las vacaciones y el tiempo libre personal y lo rápido que te ascenderán. Nunca irá bien que llegues tarde a una reunión sin disculparte o que le digas al entrevistador que recurra a tu currículum para cualquier pregunta sobre tu formación o experiencia. No debes ser grosero con el personal cuando te presentes a la entrevista, ya que seguro que el personal de contratación se dará cuenta.

Congraciarse con el entrevistador

En la reunión, tome la iniciativa diciendo: «Gracias por invitarme a la entrevista. Estoy encantado de estar aquí. He investigado mucho sobre su empresa, he hablado con personas que trabajaron anteriormente en ella y he comprado algunos de sus productos para probarlos». De este modo, el entrevistador quedará impresionado por tus deberes y tu interés por la empresa.

Aunque quiera saberlo todo sobre la remuneración y los beneficios, déjelo para más adelante. La clave está en cultivar una relación con el entrevistador y demostrar que tienes las aptitudes, la formación, la experiencia y la educación adecuadas. Hacia el final de la reunión, puede profundizar en el salario, las primas, el cargo, la política de vacaciones y las prestaciones.

Si demuestras falta de conocimiento sobre lo que hace la empresa, el entrevistador pensará que –como mínimo– podría haber dedicado un tiempo razonable a investigar sobre la empresa antes de la entrevista. Refleja que en realidad no tienes interés ni curiosidad intelectual. No hace falta que seas un experto en la empresa, que cites sus estados financieros y nombres a todas las personas del consejo de administración, pero sí que conozcas un mínimo de información sobre los productos y servicios de la empresa.

No te pongas demasiado cómodo

Puedes ser amable, pero evita ponerte demasiado cordial. A veces una entrevista va muy bien y pasa de ser un interrogatorio frío y estirado a una conversación cordial y amistosa. A veces, la conversación amistosa florece y se convierte en una sesión para estrechar lazos. Entonces, es fácil dejarse llevar. Sin darte cuenta, bajas la guardia, sueltas alguna palabrota, dices algo políticamente incorrecto o haces un chiste fuera de tono. No caigas en la trampa. El entrevistador puede considerarte una persona agradable con la que cenar, pero no verte como un empleado discreto y de confianza.

Evite hacer preguntas muy personales e invasivas. En la primera entrevista, quieres mostrar tus habilidades y capacidades. Sé que no es justo, pero si empiezas a interrogar a los entrevistadores, se desanimarán. Esto puede hacerse más adelante.

Di sólo cosas buenas de tu antiguo jefe y compañeros de trabajo

Puede que tu antiguo jefe sea la encarnación del Diablo y tus compañeros de trabajo unas comadrejas insípidas y cotillas, pero no lo compartas con los entrevistadores. Si hablas mal de tu última empresa (aunque sea verdad), te considerarán un descontento y una persona que habla de los demás a sus espaldas, lo que también significa que no eres de fiar. El entrevistador pensará que también hablarás mal de ellos. Además, pueden creer que los problemas emanan de ti y que fue culpa tuya, y no de tu anterior jefe o compañeros.

Usa el sentido común y sé educado

Cuando te pregunten por tu formación o habilidades, nunca digas: «Está en mi currículum». Se trata de un extraño capricho en el que la persona siente que es tan maravillosa que deberías saberlo todo sobre ella de inmediato. Esta lógica retorcida no tiene fin. ¿Debería el entrevistador contratarlos sólo porque su currículum es sólido? Independientemente del nivel en el que te encuentres, tienes que elaborar tu historial y venderte.

Nunca debe decir: «Lo siento, llego tarde» o «Tengo una parada difícil y debo salir en media hora». A veces pasan cosas; sin embargo, es de mala educación llegar tarde a una entrevista importante. Si sabes que tienes poco tiempo, deberías habérselo dicho con antelación o reprogramar la entrevista para más adelante.

Habla como un ser humano y no como un zángano empresarial

Puede que pienses que hablar con palabras de moda, jerga y clichés corporativos te hace parecer importante y experto, pero para la persona que te escucha es doloroso. Oír a alguien pontificar sin cesar sobre lo importante que es resulta agotador. Y lo peor es cuando parece un robot corporativo en vez de un ser humano.

Además, no seas grosero con la recepcionista ni con los demás asistentes. Informarán a los responsables de contratación de tu mal comportamiento. Los jefes pensarán que eres un farsante si eres amable con ellos, pero cruel con los subordinados. Además, sería una afrenta para las personas con las que fuiste grosero que la dirección te contratara.

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