La actriz Lily Collins ha generado una inmensa fortuna a lo largo de toda su carrera, que trasciende el universo del espectáculo y su exitoso papel en la serie Emily en París. Hablemos de la ascensión meteórica de su patrimonio a través del mundo del cine y de la moda.
Collins, que estaría enmarcada dentro de la nueva generación de “nepo babies” de Hollywood por parte de los zoomers, ha demostrado que, más allá de ser la hija del icono del rock Phil Collins y de la actriz Jill Tavelman, y la protagonista de Emily en París, es artista, mujer de negocios y modelo reputada en el
sistema de la moda. Pero empecemos por los orígenes de su carrera.
La intérprete y modelo británico-estadounidense se inició en el mundo cinematográfico a raíz de su papel protagonista en la película The Blind Side (2009). La explosión de esta estrella acabó de producirse así en el momento en el que se mudó a Los Ángeles, y debutó en el aclamado filme. A continuación, obtuvo una serie de papeles importantes en las producciones Mirror Mirror (2012), Stuck in Love (2012) y Love, Rosie (2014).
En 2018, transitó de la gran pantalla hacia las series televisivas, interpretando uno de los papeles principales de Los Miserables. Más tarde, fue asimismo la protagonista del drama Extremely Wicked, Shockingly Evil, and Vile (2019) como la novia del asesino en serie Ted Bundy.
Aunque si ha habido alguna serie que haya proyectado a la actriz en la esfera del mainstream, esa ha sido Emily en París, una de las producciones más exitosas de Netflix. Así, desde que se estrenase la serie en 2020, tanto su popularidad como su riqueza fueron aumentando de manera simultánea, hasta que alcanzase nuevas cotas con su segunda temporada, que salió a la luz a finales de 2021. A día de hoy, Lily está ganando alrededor de 300.000 dólares por cada episodio de Emily in París. Es decir, se embolsa una media de 3 millones de dólares por cada temporada de 10 capítulos.
Los negocios de Collins más allá del mundo cinematográfico
A través de todos esos datos, y de otros que presentaremos a continuación, se estima que el patrimonio neto de Lily Collins, con 33 años, asciende a los 25 millones de dólares. Pero, ¿cómo es posible que esa cifra sea tan elevada? la realidad es que va mucho más allá del hecho de que la intérprete se haya pasado
toda la vida actuando, con más de 25 producciones a sus espaldas. Se debe también a todos los negocios que orbitan su persona. Y es que, según Cosmopolitan, la actriz escenifica otro tipo de facetas, incluso en el sector inmobiliario.
En este sentido, en 2018 vendió un condominio familiar por 2,99 millones de dólares, y posee junto a su madre una finca en Beverly Hills valorada en 12,5 millones de dólares. Su patrimonio en la cadente escena inmobiliaria de Los Ángeles se eleva entonces a los 14 millones.
Una cifra colosal que se sumaría a sus ganancias como figura influyente en redes con 27,3 millones de seguidores en Instagram, e ingresos por posts y patrocinios de marcas que le confieren unos 17.15 millones al año. Además, se calcula que la herencia familiar de Collins podría ascender a los 300 millones de dólares, como un vasto legado a través de su padre Phil Collins, que heredaría junto a sus cuatro hermanos.
Si ponemos el foco en el mundo de la moda, Lily ha ido convirtiéndose con el paso del tiempo en una modelo de culto a través de infinidad de colaboraciones con marcas o campañas para firmas como Cartier, Living Proof, Lancome o Movado. La modelo ha copado asimismo las portadas de la biblia de la moda
Vogue, y ha protagonizado campañas para otras cabeceras análogas como Harper’s Bazaar, Porter Magazine o Glamour.
De todo ello se canalizan así unos cuantos millones más con los que Lily Collins acaba de encumbrar su inmenso patrimonio de 25 millones de dólares, que no generó el nepotismo que envuelve su persona, si no su trascendencia el mundo cinematográfico, de los negocios y de la moda.
