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¿Es la secuela de ‘Puñales por la Espalda’ una sátira a Elon Musk?

Diferentes internautas sacaron una serie de conclusiones o teorías de la nueva película, haciendo especial énfasis en el personaje del multimillonario Miles Bron, que se automitoligiza y utiliza su dinero para usar y manipular a la gente, estableciendo un paralelismo en la vida real con el magnate del momento Musk.

Emerge una teoría colectiva que sostiene que la película Glass Onion: A Knives Out Mistery es una sátira o crítica sombría y encriptada a Elon Musk, como otro de sus misterios que ha generado aversión para los fans del magnate de la tecnología, y para Ben Shapiro.

La efervescente secuela de Knives Out (2019), escrita y dirigida por Rian Johnson, ha desencadenado la revolución en Netflix, siendo fuertemente aclamada por la crítica de cine y por la comunidad de internet, más allá de por su enigmática historia y estética elevada, por todo ese marco subyacente o metafórico representado a través de las ‘capas de la cebolla de cristal’ con las que se desvelan todos los misterios que derivan en una gran sátira sociopolítica.

Y es que, este thriller contiene todas las piezas del puzzle con las que hipnotizar y mantener en vilo a todos los espectadores: una trama de ‘murder mysteries’, inspirada en las novelas de misterio de Agatha Christie, con un grupo de sospechosos, una ubicación paradisíaca y aislada, una muerte repentina y una mente perversa moviendo los hilos desde la sombra. El Misterio de Glass Onion, como historia continuativa del cluedo en la vida real de Puñales por la Espalda, gira en torno al multimillonario de la tecnología Miles Bron, interpretado por Edward Norton, que invita a un grupo de amigos irreverentes y ambiciosos a su isla privada para participar en un juego de misterio y asesinato COVID-19.

Entre sus personajes, se encuentran personalidades como Claire Debella como gobernadora de Connecticut, Lionel Toussant como científico jefe de la empresa tecnológica Alpha, Duke Cody como influencer ultraderechista, o Birdie Jay como figura mediática con una marca de bandas para el sudor propensa a los escándalos virales.

La crítica de internet

Toda la trama que envuelve la película de misterio, de la que subyace una crítica a la estructuras de poder y a la cultura de la desinformación, ha sido elevada a categoría de culto, pero también ha generado controversia para algunos de sus detractores. Sobre todo para el conservador de los medios de comunicación Ben Shapiro, quien se dedicó a criticar la trama y la política de la película a través de 17 tuits en los que expresó que esta era “activamente mala” y que su primera parte “era una completa confusión y pérdida de tiempo”.

En esa línea de texto o tesis, algunos respondieron y criticaron de vuelta a Shapiro: «Me encanta que Glass Onion sea tan directo con Elon que Ben Shapiro se enfade por ello», tuiteó Elizabeth Spiers.

Otros internautas sacaron asimismo una serie de conclusiones o teorías de la película, haciendo especial énfasis en el multimillonario Miles Bron, como anfitrión de la escapada del fin de semana, que se automitoligiza y utiliza su dinero para usar y manipular a la gente, estableciendo un paralelismo en la vida real con el magnate del momento Elon Musk.

El espejismo de Elon Musk

Esa conexión establecida entre la simulación y la realidad es lo que causado revuelo en Twitter a través de toda una vorágine virtual de bromas, críticas (de clase) y opiniones relacionadas con Musk. Y es que, el empresario multimillonario parece haber sido la gran figura inspiracional para construir el personaje de Edward Norton, “Bron”: un hombre con pocas habilidades sociales que se oculta tras una fachada soberbia y genia, que posee una empresa de robótica e ingeniería automovilística y de energías renovables, y se presenta como “el elegido para llevar a la humanidad de la mano a una nueva era”.

Todo parece cobrar sentido cuando al final de la historia, el personaje en cuestión acaba mostrándose como un farsante con capacidad de retórica que engaña a gente mucho más rica y lista que él para llegar a lo más alto. De ahí precisamente se extraen las conjeturas acerca de que Bron sea un claro reflejo de Musk proyectado en el mundo de la ficción.

Aunque la realidad es que Johnson escribió el guión durante el apogeo del bloqueo pandémico, antes de que Musk anunciara la compra de Twitter. Es por ello que se deduce que el guionista no escribiese la película basándose en Musk como un arquetipo específico, aunque sí admitiese en una entrevista concedida a la revista Wired que había un evidente reyerta entre ellos.

Más allá de ese símil, lo interesante de esta película es cómo el director habla del lugar en la sociedad de todo ese colectivo, y de la extraña relación que mantenemos con ellos. Cómo nos podemos sentir identificados con esas figuras que representan las estructuras de poder que generan y el peligro de que circulen mentiras grandes protegidas por un círculo de personas interesadas que promueve esa narrativa. También remarcar su extraña relevancia en el momento actual, siendo una historia que se escribió hace dos años, pero que sigue sintiéndose muy viva y latente en un presente dominado por la revolución tecnológica.

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