Un círculo amarillo, dos puntos y una línea curva. No se sabe si el prodigio del Smiley (la famosa cara sonriente) reside en la sencillez de su diseño o en la capacidad del cerebro humano para reconocer patrones de rostros (el fenómeno conocido como pareidolia). Se creo en el año 1963, como símbolo global del optimismo, por obra del diseñador estadounidense Harvey Ball (quien cometió el error fatal de no presentar su patente y que apenas ganó un puñado de dólares por su idea).
Quien sí lo registró, en 1971, fue Franklin Loufrani, quien empezó a utilizar el símb lo para resaltar las buenas noticias del resto en el periódico francés France soir. Su objetivo, además de obtener beneficios, era que la gente se “tomase su tiempo para sonreír”, en una época en la que proliferaban las malas noticias (como ahora y como casi siempre). La empresa, que se acabó llamando The Smiley Company, celebra ahora su 50 cumpleaños, en tan buena forma como entonces.
Durante la década de los 80, la cara sonriente se convirtió en el emblema semioficial de la música electrónica (concretamente en su vertiente del acid house) y su sonrisa amarilla se relacionó con la felicidad que provocaban entre la juventud los ritmos electrónicos combinados con las drogas sintéticas, como el éxtasis.
«El Smiley se tornó en el símbolo de una nueva contracultura boyante asociada a la música electrónica«, explica el sociólogo del moderneo Iñaki Domínguez. «La cara sonriente era un buen símbolo del estado de bienestar que procura el MDMA. Pero la droga siempre cuenta con su contrapartida negativa y el Smiley era también una imagen que encerraba otros significados más ácidos y perturbadores, los estados de conciencia alterados», añade.
El símbolo se hizo habitual, durante unos cuantos años, en camisetas, gorras o chapas de los aficionados a estos ritmos y sustancias; y el verano de 1988 llegó a considerarse como el ‘Segundo Verano del Amor’ (después del legendario 1968 de los hippies).
“El Smiley nació libre y ha sido usado y requeteusado, demostrándonos que era capaz de sentir otras emociones, como sus primos, los emojis, aún más polifacéticos”, explica la diseñadora Teresa Jular, miembro de la Red Española de Asociaciones de Diseño y coordinadora de La Multilateral del Diseño. “Hoy el Smiley tiene un propietario, como tantos otros procomunes, esos bienes que son de todos, pero que no son de nadie. Era demasiado bueno y rentable como para dejarlo sin explotar económicamente”.
HOY EN DÍA, EL SMILEY ES UNA MARCA GLOBAL CON MÁS DE 400 LICENCIATARIOS Y UNAS VENTAS DE 570 MILLONES DE DÓLARES ANUALES
Ahora, The Smiley Company es una marca global que cuenta con más de 400 licenciatarios y genera ventas mundiales por más 570 millones de dólares anuales, en 68 millones de productos vendidos de moda, alimentos, bebidas o artículos para el hogar (¿quién no ha tenido algún objeto en el que se luzca la cara sonriente?).
Con la llegada de Nicolas Loufrani a la empresa, hijo del fundador, el Smiley original comenzó a diversificarse en diferentes expresiones, accesorios y diseños tridimensionales, en lo que se llamaría el SmileyWorld, creado en 2003, lo que también ampliaba y diversificaba el negocio. En su origen estaba una especie de diccionario de emociones (The Smiley Dictionary) que, con el tiempo, se nos haría muy familiar.
Además, en 2017, Loufrani creó el Smiley Movement, una comunidad sin ánimo de lucro cuyo objetivo era inspirar cambios positivos en la sociedad, teniendo en cuenta las problemáticas sociales y medioambientales más candentes.
Con la revolución digital, caras sonrientes similares al Smiley (aunque lanzadas originalmente por Apple) se hicieron de uso común en los emoticonos que oficializa el organismo Unicode y que utilizamos hoy como una lingua franca de las emociones en nuestras comunicaciones por servicios de mensajería y redes sociales.
La sonrisa sigue ahí, engrasando nuestro lenguaje digital diario, aunque ahora ya de forma más realista (en vista del desastre circundante) acompañada de otras muecas dentro de círculos amarillos que nos hablan de la sorpresa, la tristeza o el odio cotidiano.
1970
El periodista francés Franklin Loufrani registra la marca Smiley. La campaña “tómate un tiempo para sonreír” se publica en periódicos.
1980s
Se convierte en un icono de la música electrónica, concretamente del acid house.
1988
Sucede el llamado ‘Segundo Verano del Amor’, 20 años después del 68.
1990s
El Smiley se hace digital. El primer Smiley aparece en la pantalla de un teléfono Alcatel allá por 1996.
1997
Nicolas Loufrani crea y registra la primera colección de emoticonos.
2000s
The Smiley Dictionary se lanza en Internet. Ha nacido un nuevo lenguaje universal.
2002
The Smiley Dictionary se publica por primera vez.
2003
El diccionario comienza a ser conocido como SmileyWorld.
2010s
Es visto por mil millones de personas en la apertura de los Juegos Olímpicos de Londres.
2020s
En 2022, Smiley celebra su 50 Aniversario.