Cuando el gaditano Pedro Álvarez era niño no jugaba con coches ni balones, lo que le apasionaba era inventar marcas y negocios. Él y sus cuatro hermanos quedaron huérfanos desde pequeños, por lo que su abuela se hizo cargo de ellos. Cada día, su abuela les preparaba pan con onzas de chocolate, por lo que desde temprana edad, Álvarez se aficionó a este producto.
Al crecer, estudió Ciencias Económicas en Málaga, y debido a su afición por los negocios y a la creatividad, viajó a Nueva York para estudiar en la escuela School Of Visual Arts. Era principios de los 90 y empezaba el boom por las coffee bar. Al principio pensó en abrir una cafetería, sin embargo, se decantó por fundar en 2003 su propia marca de chocolate, un ingrediente que tenía un significado especial para él desde niño. Lo llamó ‘Pancracio’, un nombre que hace alusión a algo vintage, tradicional y elegante.
«Lo tuve claro, debía tener una imagen retro que evocara las pastelerías antiguas y al tiempo limpia y moderna, mezcla entre hotel Ritz y McDonald’s», asegura en el artículo de Consuelo Fort para El Mundo.
No obstante, el año decisivo para la marca ‘Pancracio’ fue 2004, cuando desde París, en la famosa tienda Colette, decidieron vender sus chocolates, a partir de ahí se empezó a posicionarse en las mejores galerías del mundo: en Nueva York, París, Londres, Madrid.
En 2017 Álvarez vendió ‘Pancracio’ a unos inversores valencianos, y actualmente se dedica a otros proyectos dentro del marketing y la creatividad en su natal Cádiz. Estos días, en la Universidad de Cádiz, se presenta una exposición en donde hacen un recorrido por los 20 años de ‘Pancracio’ Una marca chocolate nacida en Cádiz.