Convertido en la quintaesencia de la cultura moderna y en la pieza clave del diseño contemporáneo, la creatividad de Virgil Abloh ya tiene un hueco en la Historia de la moda, la misma que hoy llora su pérdida.
«(…) a pesar de todo, su ética de trabajo, su curiosidad infinita y su optimismo nunca flaquearon (…)», así lo manifiesta el comunicado que la familia de Virgil Abloh (1980-2021) ha publicado, a través de la cuenta personal del diseñador en Instagram, para anunciar que un angiosarcoma cardíaco se ha llevado por delante a la figura más poderosa de la industria de la moda, sector al que llegó y conquistó poniendo en práctica el sentido común: dar a la gente lo que quiere, aunque no sepa que lo quiere.
Esto fue lo que hizo Virgil Abloh casi sin pretenderlo. O eso decía él mismo. Ya que es difícil imaginar que todo un imperio en movimiento desde tiempos inmemorables necesitaba de las ideas de un joven licenciado en ingeniería civil para poder tener un futuro. Pero así fue. Su visión de la moda urbana hicieron de este creativo un hombre que supo estar en el lugar adecuado y en el momento correcto para cambiar las reglas del juego de una industria estancada. Una buena forma de definir su andadura profesional en este terreno, que comenzó en 2009 al entrar a formar parte del equipo de la firma romana Fendi, junto con su compañero y amigo Kenye West, y terminó con la creación de su propia firma Off White, en 2012, con la que conquistó el gusto estético de la generación millennial y con la que mostró al mundo su capacidad creativa tomando como referencia la inspiración en el mundo del arte.
Abloh creó para su ‘yo’ más joven y vio en las generaciones más tempranas el foco para la que crear, pero también para dejar crear. Su noción creativa le llevó a pronunciar sentencias como la imposibilidad de crear algo nuevo en la industria que lideró. «Ya está todo inventado», dijo, «lo único que nos quedaba por hacer era confeccionar prendas usando la tecnología, y ya lo hemos hecho. Lo único que podemos hacer quienes nos dedicamos a esto es recuperar y rehacer lo que ya está inventado». Para el genio, el futuro de la moda era vintage. Cambiar las reglas del juego para seguir disfrutando de colecciones sorprendentes, prendas irresistibles, pero sin perder de vista los orígenes. Archivos a los que todas las firmas de primera línea vuelven una y otra vez para dar con la clave del acertijo que las posicione como referentes del sector.
Lo consiguió empleando un lenguaje urbano pronunciado en exceso, su particular forma de rehacer lo que ya existía, para impactar y generar sorpresa. Una maestranza de diseños que caminó de la mano de su propio estilo personal, siempre desenfadado y haciendo de la mirada contemporánea un elemento indispensable de sus bocetos.
Esto es lo que fue. Un hombre de su tiempo que redefinió el significado del lujo de la mano de Louis Vuitton, firma para la que trabajó como director creativo de las colecciones masculinas, y asentó las bases del streetwear. Dos hitos que le llevaron a ser uno de los nombres más respetados e influyentes de la actualidad.
Entre sus logros, su único triunfo no fue convertir una firma naciente como Off White en éxito de ventas y obsesión de las nuevas generaciones. Como tampoco lo fue dominar la escena musical junto a Kenye West, su partner in crime dentro y fuera de las escenario. Sin duda, su maestría mental a la hora de asegurarle a la moda un futuro de contenido sustancial basado en el uso moderno del pasado, sí fue el detonante que hacen de Abloh la pieza clave del juego que es la moda y que sigue en marcha.
Es cierto que Virgil Abloh no lo empezó, pero gracias a él sabemos que nunca terminará. Porque consiguió ser leyenda antes, incluso, de dejar de ser y estar. Y crear.
