Que la pandemia agudizó nuestro ingenio durante el confinamiento nadie lo duda a estas alturas. Una prueba más es el trabajo que une al fotógrafo de moda y publicidad Félix Valiente (Madrid, 1980) con 43 personalidades del mundo de la interpretación y la comunicación (entre ellas Paco León, Leticia Dolera, Julia de Castro, Jaime Lorente, Eduardo Casanova, Cesar Vicente, Aida Folch, Ana Duato, Bárbara Goenaga, Ingrid García-Jonsson, Silvia Abascal, Martina Klein, Maxi Iglesias e Hiba Abouk). ‘Conectados’ muestra una serie de retratos de todos ellos en los que el denominador común es el cómo se hizo: son instantáneas realizadas a través de videollamada. Su autor nos lo cuenta.
PREGUNTA. ¿Qué buscabas en estas fotos, o qué has encontrado a través de ellas?
RESPUESTA. Este proyecto nació de esas conversaciones con amigos. Mientras hablábamos me era inevitable encuadrarles, ver fotos… y todo me gustaba. Una amigas me decía: “¿Cuando vamos a poder volver a hacer fotos?” Y yo le contestaba: “Igual que te estoy viendo puedo hacértelas”. Empezó así el experimento. Y a raíz de eso se lo propuse a más amigos míos.
P. ¿Todos y todas son amigos?
R. Todos son personas con los que tengo confianza y una cercanía que me permitía meterme en sus casas sin irrumpir en su intimidad. Luego empezó el boca a boca entre los amigos. Cuando vi que tenía una lista de más de cien personajes pensé en hacer algo, pero no sabía qué. Un día, viendo cada día cómo aumentaban las colas en los comedores sociales, contacté con Fesbal [Federación Española de Banco de Alimentos], les conté lo que estaba haciendo y que me gustaría aportar un granito de arena a través de una exposición.
P. Fotografiar a través de videollamada: ¿cómo llegaste a eso?
R. Estuve planteando diferentes técnicas. La fórmula que me resultó mejor fue a través del ordenador, por Zoom, convirtiendo la pantalla en visor de mi cámara. El objetivo de la cámara era el propio móvil o tablet del personaje. Buscábamos un encuadre, y cuando ya lo tenía le dábamos la vuelta. Esa fue la técnica: capturas de pantalla directamente del ordenador.
P. Convertiste el ordenador en cámara fotográfica.
R. Y el móvil en el objetivo. Todo esto, aparte de una inversión de tiempo, era una inversión económica. Por eso fui a hablar con Samsung, que desde el minuto uno se embarcó en mi proyecto, porque al fin y al cabo lo estaba haciendo a través de la tecnología. Ellos han hecho posible que esto se convirtiera en una exposición aportando Samsung The Frame, un dispositivo magníficamente diseñado que cuando está encendido sirve como un televisor con la mejor tecnología QLED y cuando está apagado se ve como una obra de arte, como si fuera un cuadro en calidad 4K. Al fin y al cabo, ‘Conectados’ es un homenaje a la tecnología, sin la cual hubiéramos atravesado la pandemia mucho más lejos de los nuestros.
P. ¿Hay, de algún modo, una coautoría con los retratados?
R. No. Como en una sesión normal, ellos siguen mis instrucciones y se dejan llevar por la confianza y por el momento. Técnicamente lo que podían aportar —que ya era bastante— era conseguir dejar el teléfono o la Tablet fijo en algún sitio: un trípode, apoyado entre una silla y dos libros, colgado de una lámpara, dentro de una maceta…
P. ¿Tienes favoritos?
R. Eso es muy difícil. Sí que hay alguna foto que el resultado estoy más contento, pero luego hay otras en las que la imagen no es tan atractiva pero la sesión fue tan entrañable que la recuerdo con mucho cariño. Lo que más tiempo nos llevaba era encontrar el encuadre y hablar. A veces eran cinco o siete horas, no haciendo fotos sino charlando. Este trabajo tuvo algo de diván de psicólogo.
P. ¿Cuál fue la primera foto? ¿Y la última?
R. Juana Acosta, creo. La última fue Alex Saint, una maquilladora trans, también actriz en La Veneno. La gran mayoría de las fotos se hicieron durante el confinamiento; otras durante el verano, porque antes no se encontraban psicológicamente fuertes para hacerlas.
P. ¿Es más fácil fotografiar amigos que desconocidos?
R. No necesariamente, porque la amistad también hace que a veces te puedes permitir más licencias y otras veces menos, porque donde hay confianza pasan estas cosas. Pero con toda la gente del proyecto tengo relación. No he tocado ninguna puerta fría.
P. La belleza está en las fotos, pero ¿también está el aislamiento?
R. Yo creo que sí. No en el ambiente y en la atmósfera sino en el estado anímico de cada persona. Yo creo que eso se detecta. A muchos este experimento les supuso un gran aporte de buen rollo y felicidad porque se encontraban bien; otros estaban sumidos en un bajón profundo. Las fotos dejan ver lo que estaba viviendo cada uno.
P. Hay bastantes desnudos.
R. Una de las cosas que todos me preguntaban es: “¿Oye qué me pongo?” Yo les decía: lo más sencillo, atemporal y neutro. La sorpresa mía fue que la manera más natural de retratarse para muchos de ellos era sin ropa. Surgió de forma natural por el personaje, porque así es como ellos se sentían mejor. Esta fue una de las sorpresas que me encontré.