La vendimia se avanza año tras año, las temperaturas suben, las sequías son más frecuentes, y también las lluvias torrenciales. Todo ello es consecuencia del cambio climático, la mayor amenaza medioambiental a la que nos enfrentamos.
Una realidad que ya tiene implicaciones inevitables, pero que con la ayuda de todos aún se pueden minimizar sus consecuencias más severas. Y Familia Torres quiere aportar su granito de arena, a través de su programa ambiental Torres & Earth.
Objetivo: bodega de cero emisiones antes de 2040
Arraigada en la tradición vitícola del Penedès desde el siglo XVI, la Familia Torres fundó su bodega en Vilafranca del Penedès en 1870, hace 150 años. Cada generación ha contribuido al desarrollo del negocio desde el convencimiento de que cuanto más cuidan la tierra, mejor vino producen. En 2008, Miguel A. Torres, actual presidente de Familia Torres, tomó conciencia de la realidad del cambio climático e impulsó el programa medioambiental Torres & Earth con el doble objetivo de adaptarse al cambio climático y mitigar el impacto de la actividad de la bodega con la reducción de su huella de carbono.
Así pues, se estableció el ambicioso objetivo de reducir un 30% las emisiones de CO2 por botella del 2008 al 2020 en todo su alcance, desde la viña hasta el consumidor, un objetivo que se alcanzó con un año de antelación. Pero esto no es suficiente. Familia Torres continúa intensificando sus esfuerzos y ya se ha fijado nuevas metas: reducir sus emisiones de CO2 directas e indirectas en un 60% —como mínimo— en 2030 y convertirse en una bodega de cero emisiones antes de 2040.
Cada año, Familia Torres destina el 11% de los beneficios a inversiones relacionadas con el medio ambiente y el cambio climático que se focalizan, principalmente, en el uso de energías renovables, medidas de eficiencia energética y la movilidad sostenible, entre otros.
Desde hace unos años la bodega también invierte en la investigación y desarrollo de soluciones para capturar el CO2 de la fermentación y darle un uso alternativo. En paralelo a los esfuerzos por reducir la huella de carbono, Familia Torres contribuye a absorber CO2 de la atmósfera para compensar con recursos propios sus emisiones a través de dos actuaciones clave centradas en la regeneración de tierras: por un lado, la reforestación –en la Patagonia chilena, Familia Torres ha plantado 80.000 árboles de pino ponderosa en una superficie de 70 hectáreas, con el objetivo de plantar 2 millones de árboles en diez años– y por otro, la viticultura regenerativa.
Familia Torres es además, junto a la bodega californiana Jackson Family Wines, impulsora de la asociación lnternational Wineries far Climate Action (IWCA}, integrada actualmente por 12 bodegas de todo el mundo y cuyo objetivo es impulsar la descarbonización del sector del vino a nivel global.
Viticultura regenerativa, más allá de la sostenibiliad
Familia Torres cree firmemente en la agricultura regenerativa como una de las soluciones para luchar contra el cambio climático. Por ello, aplica estas prácticas en sus viñedos ecológicos con el objetivo de llegar a un nuevo equilibrio basado en el incremento de la biodiversidad y de materia orgánica de forma natural para potenciar así la función de los viñedos como sumideros de carbono.
La agricultura regenerativa parte de los preceptos de la agricultura orgánica, pero va más allá, ya que incorpora el objetivo de recuperar la vida de los suelos, lo que contribuye directamente a incrementar la capacidad de captar y fijar carbono atmosférico y reducir así las concentraciones de gas efecto invernadero en la atmósfera, una de las causas del calentamiento global.
Este tipo de prácticas buscan restablecer el ecosistema natural a partir de técnicas respetuosas que aúnan los conocimientos ancestrales y la tecnología moderna. Suponen un giro de 180º respecto a la agricultura convencional pero con muchas ventajas para la viticultura de calidad.
Un giro en el camino
Durante los próximos 5 años, más de 500 hectáreas de viñedos ecológicos de Familia Torres de las denominaciones Penedès, Priorat, Conca de Barberà y Costers del Segre, iniciarán su conversión hacia un nuevo modelo de viticultura regenerativa, que ya se está aplicando en algunas de las fincas más emblemáticas de esta bodega centenaria, como en la finca Mas la Plana, o Mas de la Rosa o el Castell de Milmanda.
La quinta generación de esta bodega familiar del Penedès no cesa en su lucha y continúa con su compromiso ambiental adoptando la viticultura regenerativa, en su concepción holística de la tierra, como una de las soluciones para luchar contra el cambio climático y alcanzar su objetivo de tener un impacto positivo en el clima a partir de 2050.