Es perfectamente razonable pedir a cualquier nuevo empleado un compromiso de dos años con la empresa si y sólo si la empresa está dispuesta a hacer el mismo compromiso con ellos. Para eso están los contratos. Es ridículo y ofensivo pedir a un nuevo empleado que se comprometa con la empresa durante dos años, tal vez rechazando otras oportunidades que surjan durante ese tiempo, cuando la empresa no está haciendo el mismo compromiso con el empleado.
En los Estados Unidos, donde empleo a voluntad o freelance tiene bastante influencia, las empresas no se comprometen a mantener a sus empleados durante un período de tiempo – ya sean dos semanas o dos horas. Si sus compañeros gerentes quieren que sus nuevos empleados se queden, pueden ofrecer a cada uno un contrato de dos años con un bono al final del período. Los contratos son acuerdos de riesgo compartido.
Cada contrato de trabajo suele incluir una cláusula de escape para la empresa si un empleado realiza malas prácticas, es negligente o descuida sus responsabilidades. Con un acuerdo de empleo en su lugar, una empresa todavía tiene el derecho de terminar la relación con el personal por una causa justificada. Sin embargo, si el acuerdo de empleo se rescinde sin causa, los empleados reciben un cheque de la empresa. Es decir, seguridad que conlleva un compromiso. Si sus gerentes no están dispuestos a hacer ese compromiso, deben dejar de pedir a los empleados que se queden a largo plazo con ellos.
Es el comienzo de un proceso de cambio cultural durante el que los gerentes – comenzando por su Gerente General – verán gradualmente los beneficios de dejar caer la idea de que los empleadores son la parte débil de la negociación. Las ventajas de este cambio de mentalidad son un mayor espíritu de equipo, la innovación, la colaboración y mejores rsultados en u departamento.
Si sus gerentes apuestan por una práctica de gestión basada en el miedo a la fuga de talentos, ahora es el momento de aprender lo poco que sirve establecer bases de desconfianza en la organización. Pregunta los motivos de esa política con calma, sin juzgar los motivos que han llevado a los gerentes a adoptar dicha actitud, sino argumentando sobre lo positivo de cambiar de enfoque. Atienda a sus preocupaciones al respecto, probablemente no le dirán lo que les molesta o les preocupa si sienten que está juzgándolos. Construya relaciones primero – y entonces, lentamente pero con seguridad, establezca con ellos un método de contratación basado en la equidad de partes y la mutua confianza. Los resultados no tardarán en dejarse ver.