A la mayoría de nosotros nos han enseñado que las habilidades sociales como ésta son “soft skills”, y prácticamente un talento con el que se nace. que las habilidades sociales son una habilidad suave o más bien un arte con el que nacen algunas personas, personificado en todos aquellos que saben desenvolverse con soltura entre un grupo de gente sin tener que ser permanentemente conscientes de la huella que dejan o de lo que piensa el resto.
Una vez más, la ciencia ha querido volcarse en las habilidades sociales para mostrar cómo las habilidades comunicativas pueden dominarse, ejerciendo un control consciente sobre el lenguaje corporal y la construcción de las relaciones a partir de las enseñanzas que arroja la psicología social. Webs como Science of People funcionan como laboratorios online de investigación del comportamiento humano, donde se estudia las interrelaciones entre personas de distintos orígenes, sexos y edades para lograr responder a preguntas como “¿Qué hace que alguien sea carismático?” o “¿Cómo se puede mejorar el trato de una persona con los demás?”.
Aunque parezca mentira, detalles como la distancia entre el hombro de una persona y sus orejas se han considerado objeto de estudio a la hora de saber si alguien tiende a ser un líder. Pero como apenas podemos hacer nada por nuestra fisonomía, tenemos que centrarnos en la forma en que nos proyectamos durante las interacciones con los demás, y eso incluye un sinfín de baremos como el lenguaje corporal, la modulación de la voz, el contacto visual, el contenido de la conversación, la confianza en uno mismo o la empatía.
Para empezar a aprender cómo impresionar a las personas a las que conozcas, puedes hacerte la siguiente pregunta: ¿Cuál es el tipo de conversación más interesante y atractivo que puedes lanzar para entrar en contacto con alguien a quien no conoces? En realidad, dar una impresión favorable a tus intereses no se trata tanto de rellenar artificialmente esos aspectos que no dominas, sino de explotar los ámbitos en los que eres prácticamente un maestro.
Lo más probable es que tengas mejores conocimientos y sepas proyectarlos de forma atractiva sobre los temas sobre los que sientes una verdadera pasión. La pasión hace que, de forma inconsciente, logres dar una entonación que atrapa a tu interlocutor y consigue llevarlo a tu terreno.
La comunicación con asertividad es otro de los factores que te darán confianza en ti mismo al tiempo que los oyentes se percatan de que hablas con seguridad y dan más peso a tus palabras. Hablar de las emociones o pensamientos que te produce un hecho o una persona, en lugar de sentar cátedra sobre ello, evitará que los demás se sientan atacados o se ubiquen en una posición frontalmente opuesta a la tuya. Apuesta por la positividad siempre que puedas: a nadie le gusta conocer a una persona que ataca todo lo que hay alrededor sin conocer qué hay detrás de sus juicios.
Si detectas algo que compartes de forma intensa con tu interlocutor o interlocutores, ¡no lo sueltes! Las cosas que tenemos en común es el principal hilo conductor para una buena experiencia comunicativa. Da lo mismo que el tema te resulte banal o completamente inútil: a partir de ese punto, es mucho más fácil despertar el interés de los demás y atraerlo hacia otros temas que dominas, situando al otro en una perspectiva favorable a ti.
Demuestra interés en los demás y no hables solamente de ti: una investigación tras otra han demostrado que hablas sobre uno mismo activa las áreas cerebrales encargadas de las sensaciones de placer, por lo que si les das la importunidad de contar algo acerca de ellos, inconscientemente se sentirán más proclives a continuar conversando contigo, y a guardar una buena impresión del encuentro. Si además eres capaz de reconocer sus méritos o de mostrar entusiasmo por sus historias, su vanidad hará el resto.