Desde luego, lo de ponernos a prueba bajo una supervisión estricta, maniática y excesivamente crítica (la nuestra) es incómodo cuando se extiende demasiado en el tiempo, así que siempre es deseable aprender a dejar de dudar constantemente y ser un apoyo para nosotros mismos. Al fin y al cabo, somos la única persona con la que tenemos que convivir cada segundo de nuestra existencia.
Deepak Chopra, gurú espiritual, afirma que si te obsesionas sobre si estás tomando la decisión correcta, en realidad asumes que el universo te recompensará por una cosa y te castigará por otra. Pero para ser sinceros, el universo no tiene escrito tu nombre en una agenda junto con todas las cosas que te esperan de ahora en adelante. Una vez que hayas tomado y ejecutado una decisión, sea correcta o no, lo mejor es trabajar alrededor de ella para fomentar que su realización se acerque a tu objetivo. Las posibilidades de que tu plan llegue a buen puerto depende también de tus pensamientos, sentimientos y apreciaciones.
Si la teoría más mística te sabe a poco, puedes practicar estas cinco técnicas para generar una mayor confianza en ti mismo y trabajar por tu propio bienestar a la hora de ir a la cama.
1. Valora tus capacidades. Si te obsesionas hasta el punto de volver constantemente a preguntarte acerca de tus decisiones, todo lo que vas a generar es malestar en la medida en que no sepas (todavía) si elegiste la opción más acertada. Confiar en tu instinto y, sencillamente, apartar los pensamientos reiterativos sobre algo en concreto es un punto de partida para eliminar la incomodidad derivada de la falta de confianza.
2. Elige un nuevo pensamiento. Practicar la atención plena implica echar la vista atrás y observar la mente. De esa manera, te darás cuenta de que tienes la capacidad de observar cómo se procesan tus pensamientos a raíz de ciertas emociones o temores ya conocidos. Esto significa que, en realidad, tienes el poder de creer cosas diferente. Respalda tu decisión con tus acciones en lugar de dar vueltas en tu cabeza.
3. Evalúa lo que estás aprendiendo. Si no estás dispuesto a darte apoyo a ti mismo, no serás capaz de aprender. No se trata de cuestionarte constantemente como si pudieras volver atrás a ponerle remedio, sino de aprender de las lagunas de tus planes y decisiones para tomar nota de cara al futuro.
4. Asume que es lícito cometer errores. Todo el mundo cae en ellos, y aunque al principio no lo parezca, son precisamente los que tienen una mejor experiencia y evolucionan de manera más efectiva. Crecer es cometer errores. ¿Realmente es grave si una decisión no es la adecuada? ¿Tendrá importancia real dentro de, por ejemplo, cinco años? Aprender a relativizar es un paso importante para sacudirte las preocupaciones y la ansiedad.
5. Haz las paces contigo mismo. No eres quien eras ayer, y tampoco la persona que serás mañana. Puedes estar tranquilo: la vida está llena de segundas oportunidades. La evolución consiste precisamente en eso.