Hay una serie de razones por las que su cerebro se vuelve negativo, especialmente tras jornadas de trabajo estresante. La mala sensación provocada por el cortisol tiene un propósito de supervivencia: cumplir tus necesidades pese a los obstáculos. Nuestro cerebro evolucionó para buscar problemas y amenazas y estar alerta para actuar, pero no se puede mantener este estado de precavida negatividad durante mucho tiempo si no queremos sentirnos profundamente insatisfechos.
Para combatir la negatividad lo mejor es elaborar un entrenamiento hacia la positividad, que puede consistir en dedicarte 15 minutos de pensamientos positivos, tres veces al día, durante 21 días, y complementarlo con un par de horas durante la semana laboral para practicar algún hobbie o deporte. Dar espacio a tu mente para descansar de loas responsabilidades diarias y apreciar lo positivo y estimulante que hay a tu alrededor te hará mucho más productivo en tu jornada de trabajo.
Cuando se construye el circuito de positividad, es importante trabajar dos puntos: libertad de elección y expectativas realistas. Nunca se pueden predecir los resultados de tus esfuerzos, pero siempre te acompañará la satisfacción de haber elegido el siguiente paso hacia el cumplimiento de tus necesidades. Las expectativas realistas son las alternativas que se generan cuando tus niveles de cortisol suben porque tus esfuerzos no logran generar beneficios visibles de inmediato. Si los resultados son decepcionantes, puedes ajustar tus expectativas y tomar otro paso. La ocasión de cambiar el chip está siempre en tus manos.