Pero, ¿qué pasa si hacer todo sin esfuerzo te está pasando factura? Basarte constantemente en tu móvil cada vez que tienes que hacer un razonamiento o tirar de memoria equivale a montarte en coche cada vez que quieres moverte en lugar de usar las piernas.
La investigación de la Universidad McGill de Canadá concluyó que los conductores que depende del GPS para guiarse, en oposición a aquellos que confían en su orientación, presentaban menos actividad y materia gris en la región del hipocampo del cerebro, un área importante para el asentamiento de la memoria.
En 2011, la revista Science publicó un artículo en el que se afirmaba que las personas tienden a tener peor memoria cuando saben que la información se almacena a solo un clic de su alcance. En lugar de recordar ese dato, lo olvidan deliberadamente y dejan todo en “manos” de sus dispositivos. Puede parecer nada dramático, pero cuando te enfrentas a cuestiones más complejas tu cerebro puede fallar.
Por ejemplo, si siempre que tienes una mínima duda lo buscas al momento en Google, puede que la resuelvas rápidamente, pero desde luego no estás generando una correcta base de conocimientos. Al igual que un músculo sin ejercitar, la capacidad mental para realizar trabajo pesado puede atrofiarse pasado un tiempo.
Incluso puedes empezar a tener dificultades para filtrar lo que es importante o diferenciar lo que es real de lo que es falso. Los investigadores de Stanford descubrieron que los estudiantes se esforzaban demasiado para distinguir publicidad de historias reales, incluso a pesar de que los primeros estaban claramente marcados con la frase “contenido patrocinado”. Stanford también llegó a la conclusión de que aquellos que inciden en la multitarea, navegando entre una tarea principal y las constantes notificaciones, tienen problemas para permanecer en ese proyecto concentrados, y para clasificar la información relevante entre el ruido de fondo.
Cuando saltamos constantemente de una tarea a otra, tenemos la percepción de que nuestra actividad constante es un síntoma de eficiencia; pero en realidad todo eso está yendo en detrimento de nuestra productividad.
Cada vez que añades una tarea a otra, tu cerebro necesita un par de segundos para reorientarse. Y cuanto más rápida pretendes que sea, más fácil es caer en distracciones y más difícil es mantener una concentración plena. Esto podría deberse a que la multitarea puede debilitar la corteza cingulada anterior del cerebro, una región implicada en la información de alto nivel y el procesamiento de las emociones, según la University College of London.
Tu cerebro también puede sufrir de una falta de tiempo de inactividad, ese tiempo breve de desconexión en el que antes acostumbrábamos a soñar y ahora ocupamos teléfono móvil en mano. Cuando el cerebro tiene oportunidad de salir a airearse, se dispara una serie de redes superpuestas conocidas como “modo por defecto”: cuando el cerebro dispone de momentos para moverse libremente, se dedica a revivir experiencias recientes, información emocionalmente relevante y la construcción de narrativas para dar un sentido a nuestras vidas. ¿Nunca te has preguntado por qué llegas a grandes conclusiones en la ducha?
Pero a medida que nuestros dispositivos se han insertado en esos espacios en blanco, tu cerebro no tendrá tantas oportunidades de disfrutar de momentos únicos para la reflexión personal. De lo que no nos damos cuenta cuando optamos por la comodidad extrema que ofrece la tecnología es que nos estamos negando a nosotros mismos la capacidad de generar talento. Sin la práctica, nuestros cerebros comienzan a perder habilidades para el pensamiento profundo o la concentración duradera.