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Cuatro preguntas que pueden cambiarte la vida


Si solo estás caminando por inercia, sin tener muy claro a dónde te diriges o qué es lo que pretendes conseguir, existe el riesgo de que estés tomando impulso para desandar el camino y seguir retrocediendo hasta que no te detengas a examinar lo que está ocurriendo. ¿Cómo se puede desarrollar una vida que te dé un buen retorno de la inversión? ¿Qué estás haciendo para invertir en ti mismo?

1. ¿Quién eres y qué quieres?
“Un barco en el puerto es seguro, pero no es para eso que se construyen los barcos”, dijo el teólogo William Shedd. La metáfora es el punto de partida perfecto para asaltar el cambio: todos experimentamos el estancamiento de nuestra imaginación. Ese es el lugar donde se origina la inmovilización y nos impide seguir nuestras aspiraciones más valoradas por nosotros mismos.
Es fácil caminar por inercia, cubriendo nuestras espaldas, viviendo lo mismo que ayer y que viviremos mañana. Esta pregunta te ayudará a comenzar con la ruptura de todo lo que hoy permanece paralizado en tu propia mente.
¿Qué deseas? ¿Cuáles son tus puntos fuertes? ¿Cuáles son tus pasiones? ¿Cómo se integran ambos en lo que estás haciendo? ¿Se reflejan en tu plan de vida?

2. ¿Dónde estás y por qué estás allí?
No hay itinerario que valga, por más que sepamos a dónde queremos ir, si no se conoce el punto de partida. Ni más ni menos. A medida que creas un plan vital, entenderás mejor cómo llegaste al lugar donde te encuentras ahora. Puedes basarte en las buenas elecciones y ver claramente por qué otras opciones que tomaste no fueron tan productivas: identificar comportamientos y pensamientos que no se ajustan a la realidad o que te han perjudicado sin tener una base certera. Primero descubre los hechos, luego enfréntalos. ¿Te encuentras cerca o lejos de la persona que aspiras ser? La cuerda que existe entre tu visión y tu realidad actual comenzará a tirar de ti en la dirección correcta. Cuando sabes dónde estás, descubres que es mucho más fácil llegar a donde quieres ir.

3. ¿Qué vas a hacer y cómo lo harás?
La voluntad y la pasión son esenciales para mejorar tu vida dentro de los límites de la realidad. Sin embargo, ambas cosas si no se tiene un plan son pura fantasía. Cuando nuestros sueños chocan con la realidad, la realidad suele ganar la partida por goleada. Un sueño se convierte en algo más que una simple ilusión cuando se fijan metas y se forman hábitos y disciplinas: en fin, cuando se establece un plan de acción. Hay un abismo entre saber dónde estás y dónde quieres estar. Tu plan es el puente que une los dos. 

¿Qué te gustaría hacer que no estás haciendo ahora mismo? ¿Qué está obstaculizando tu progreso? ¿Qué pasos hoy te ayudarán a llegar a donde quieres ser mañana?

4. ¿Quiénes son tus aliados y cómo pueden ayudarte?
Es normal que a veces nos sintamos solos cuando estamos tratando de cambiar nuestra vida, pero no es verdad. Podemos aprovechar las fortalezas, las ideas y la sabiduría de quienes nos rodean. Nuestra tendencia más natural es rendirnos por no tener a la primera todas las respuestas. Nuestra reacción habitual en tiempos difíciles es retirarnos y aislarnos.

Es ahí cuando más necesitamos a las personas que pueden darnos apoyo. No sólo es agradable sino también es esencial contar con partidarios que sean perspicaces y útiles en nuestra batalla. Y el punto de partida es empezar por escucharse y comprenderse a uno mismo. Se le conoce como autoestima positiva: la auto-comprensión te permite administrar tus puntos fuertes y no dejarse llevar por la conciencia de tus debilidades.