Para empezar, podemos echar un vistazo a las tasas de aparición y desintegración de plataformas sociales. Hace unos años surgían nuevas redes sociales con frecuencia, en busca de su cuota de mercado dentro del mundo siempre vertiginoso del social media; pero morían igual de rápido cuando no llenaban pronto sus bases de usuarios o estos no crecían de una forma sostenible.
Hoy en día, esta tasa se ha desacelerado, y la mayor parte de usuarios se concentra alrededor de unas pocas (por ejemplo, Facebook capta la atención del 79% de los adultos; mientras que Twitter, Instagram o Linkedin se llevan una cuota más pequeña pero aún considerable de usuarios). Esta desaceleración da a entender algunas cosas que indican un futuro de cambios en el terreno de las redes sociales y la comunicación interpersonal:
– Normalización de las redes sociales: las plataformas cada vez son más estables e intuitivas, pero menos novedosas. Se están convirtiendo en entes plenamente integrados en cada parcela de nuestra vida, en lugar de ser simplemente actividades adicionales e independientes.
– Centralización de las plataformas: las redes individuales están creciendo por encima de las fusiones, dándoles el poder de dictar el futuro del desarrollo de la industria del social media (tal y como sucedió con Google dentro de los buscadores en Internet). Muchas de ellas se dirigen hacia una mayor integración en el mundo real, adaptando tecnologías como el streaming, y dando valor a lo inmediato frente a mensajes perdurables y más reflexivos. Es una de las razones por las que Snapchat ha experimentado el éxito que todavía mantiene.
– Tendencia a dirigirse a usuarios de dispositivos móviles: las personas que utilizan las redes sociales desde aplicaciones móviles son más propensas a compartir lo que están viviendo al momento, en lugar de hacerlo más tarde (como sucedía cuando solo existían herramientas para ordenador). Se fomenta una interacción constante in situ: prácticamente es un método de mensajería instantánea.
– Nuevas interfaces: la tecnología avanza y las novedades alcanzan fácilmente a un mundo tan virtual como es el de las redes. Aparecen rápidas innovaciones en el mercado que integran varias funciones, entre ellas la social, como los smartwatches. La realidad virtual y aumentada conseguirá que la tendencia de integración tecnológica sea mucho más rápida: las plataformas sociales, con Facebook a la cabeza, buscan constantemente mejorar su tecnología. La realidad aumentada conseguirá una experiencia sensorial completa con la que contactar con otras personas a miles de kilómetros de distancia como si estuvieran en la misma habitación.
De cualquier manera, cualquier interfaz de redes sociales que se te ocurra será cosa del pasado en cuestión de pocos años. Quién sabe, quizás haya botones o menús para transmitir en tiempo real exactamente lo que estás viendo en ese momento, o dejarán de estar en dispositivos externos para estar plenamente integrados en nosotros; en cualquier caso, las redes sociales no serán como hoy las conocemos.
Cualquier proyección que nos hagamos acerca del social media parece ciencia ficción – utópica o distópica, eso depende -. Lo más probable, en realidad, es que la evolución sea más lenta de lo que siempre tendemos a imaginar.