1. Depender del correo electrónico. En la era de las tecnologías, el uso frecuente de las comunicaciones cibernéticas puede convertirse fácilmente en abuso. Cuando se trata de gestionar emociones intensas o situaciones complicadas, el tono escrito de un e-mail puede ser fácilmente malinterpretado, y los mensajes por esta vía se convierten en un terrible vehículo. La falta de entonación o de gestos corporales puede hacer que cualquier comentario parezca sarcástico. Quizás una llamada telefónica o una rápida visita atajarían el problema más eficazmente.
2. Intentar ser siempre perfecto. Alcanzar un estado supremo y sin errores es estresante y poco tiene que ver con la verdadera ambición. Esforzarse por que los demás te perciban como el perfecto profesional en el lugar de trabajo puede limitar tu capacidad de ganar confianza. De hecho, dejar espacio a los errores te hará parecer siempre más amable, y en definitiva, más humano. El secreto para ganar confianza entre compañeros, jefes y subordinados es encontrar un equilibrio entre calidez y competencia. Las personas que cometen pequeños errores, y por tanto son vulnerables a los hechos cotidianos, se perciben más dignas de confianza.
3. No comunicarte con tu equipo en la vida real. Si un miembro de tu equipo recibe una gratificación, una promoción o cualquier otro acontecimiento importante para su vida, merece una respuesta a la altura. Hoy en día, muchos profesionales prefieren comunicarse con los empleados a su cargo a través de mensajes escritos; quizás sea mucho más fácil, directo y cálido una felicitación personal. Y eso siempre te ayudará a ganar respeto y confianza entre las personas para las que eres un referente. El contacto físico es crucial para formar un verdadero vínculo con las personas que te rodean.
4. Creer que puedes hacerlo todo. Probablemente es cierto que estás sobradamente preparado para abordar todas las tareas para las que eres competente, y que tienes carrete para improvisar; pero no puedes hacerlo absolutamente todo y al mismo tiempo. Hacer malabares con múltiples labores y tipos de medios tiene un alto precio: además de que se desempeñarán con una calidad menor de la esperada, tu autoestima puede resentirse si percibes que flaqueas en tu empeño. Céntrate en lo que es verdaderamente relevante para tu responsabilidad de trabajo, y aprende a delegar y a supervisar en lugar de ejecutar.
5. Dejar que la tecnología gobierne tu día a día. Toma nota de tu capacidad para concentrarte en los asuntos a los que quieres dedicarte en cada momento. ¿Estás tentado de revisar tu teléfono? ¿Cualquier notificación hace que desvíes la mirada? Dejar que la afluencia constante de mensajes afecte a tu actividad diaria no es sólo un mal hábito de gestión del tiempo; también está causando que sus niveles de estrés se disparen. Los expertos recomiendan dedicar un tiempo determinado a los correos y mensajes de todo tipo, e intentar desconectarlos el resto del tiempo para que no interrumpan tu vida real.