Según los últimos datos estadísticos, el español medio mide, de estatura, 173 cm. Si ese señor se sitúa al lado del nuevo todocamino de BMW, el colosal X7, notará cómo el vehículo le saca todavía unos centímetros. Así se las gasta este descomunal familiar con el que el fabricante alemán ha ampliado su gama X hasta unas medidas insólitas (apenas ocho centímetros más corto que el BMW Serie 7 Largo, su berlina de representación más lujosa), que costará meter en según qué aparcamientos.

Si la primera sensación es, sencillamente, impactante, su sofisticación alcanza límites también insospechados, al poder contar, por ejemplo, con la opción de disponer de dos posavasos calefactados o refrigerados, para mantener las bebidas frías (hasta 3° C) o calientes (hasta 55°). O una fría y la otra caliente… Y ya que hemos hablado de frío y calor, los asientos también están calefactados o ventilados. La lástima (es broma) es que el volante solo puede calefactarse.

El confort de su habitabilidad es la característica primordial del coche y por la que está dispuesto a pagar quien lo compre un precio que parte de los 98.950 euros. Dispone de tres filas de asientos con un total de siete plazas, en las que (casi) cualquier adulto se sentirá absolutamente cómodo y ofrece cinco zonas de climatización independientes. Otra opción permite que las plazas sean seis en vez de siete; en este caso, la fila central cuenta con dos butacones idénticos a los delanteros, con lo que la sensación de encontrarse en la business class de un vuelo de Emirates a Dubái es absoluta. Su capacidad de carga (326 litros) puede resultar escueta si estamos empleando las tres filas de asientos. Pero si abatimos los de la tercera fila, la capacidad sube hasta los 750 litros. Y si lo que queremos es trasladarnos con todas nuestras pertenencias al otro extremo del continente, y nos quedamos tan solo con las dos plazas de piloto y copiloto, la capacidad es de 2.120 litros. Casi como la de una piscina pequeña…

Tecnología de la conducción

Sin embargo, es en movimiento, por encima de todo, donde el coche destaca, por todo el refinamiento de que es capaz BMW y que ha ido incorporando paulatinamente a sus vehículos, como la tracción total inteligente (y dirección en las cuatro ruedas, un extra que puede configurarse para que las posteriores giren en sentido igual u opuesto al de las delanteras, para ofrecer o bien más agilidad o bien más estabilidad); las barras estabilizadora activas (encargadas de ‘sujetar’ las inercias de un monstruo que pesa casi dos toneladas y media) y la suspensión mecánica, que permite mantener estable la altura de la carrocería o variarla hasta ocho centímetros si se está conduciendo a pleno rendimiento (227 km/h) por una autopista alemana o si nos encontramos disfrutando de sus características todocamino campo a través. En cualquiera de los dos casos, otra sorpresa es su extraordinaria insonoridad, tanto de la imperceptible rumorosidad mecánica como del rozamiento sobre el asfalto u otros ruidos externos. Lo que sí nos sonará a gloria es la música, gracias al sistema de audio de diez altavoces con que cuenta de serie, y la posibilidad de incorporar sistemas aún más avanzados, como el Harman Kardon de dieciséis altavoces o el Bowers & Wilkins Diamond Surround Sound System, con veinte. Todo a lo grande.