El bienestar subjetivo se puede medir en base a numerosos baremos. La encuesta mundial Gallup pide a los encuestados que indiquen en qué etapa se encuentran actualmente. A partir de los resultados, se examina hasta qué punto las personas experimentan estados afectivos positivos y negativos en relación con su empleo.
En la encuesta se registran once grandes grupos de empleo diferentes, desde trabajos relacionados con la agricultura a ser dueño de una empresa. Una vez analizados los datos, lo primero que nos salta a la vista es que las personas que trabajan en puestos de baja jerarquía y relacionados con industria manufacturera reportan los niveles más bajos de felicidad a lo largo y ancho del planeta. Por el contrario, aquellos que se identifican con los gerentes, ejecutivos o profesionales evalúan la calidad de sus vidas en algo más de un 6 sobre 10; mientras que los trabajadores de la agricultura y la pesca puntúan su felicidad raspando el aprobado: un 4,5 sobre una puntuación de 10.
Los trabajadores de cuello blanco, como los empleados relacionados con la administración o las ventas, generalmente experimentan estados emocionales positivos como sonrisas y disfrute de sus experiencias, y pasan por menos estados negativos como la preocupación, el estrés, la tristeza y la rabia.
En otro punto, ser autónomo tiene una relación con el bienestar en diferentes facetas. Cuando observamos los promedios globales, vemos que el autoempleo se asocia con menores niveles de felicidad en comparación con un empleado por cuenta ajena; sin embargo, los análisis del estudio indican que esta realidad depende en gran medida de la región del mundo que se está observando. En la mayoría de los países desarrollados, ser autónomo se asocia tanto con una mejor evaluación global de la vida de los encuestados como con un registros de estados más negativos, como el estrés y la preocupación.
Uno de los hallazgos más sólidos e irrefutables en la economía de la felicidad es que el desempleo es destructivo para el bienestar de las personas, algo que se registra en todos los lugares del mundo. Los empleados evalúan la calidad de sus vidas mucho mejor que aquellos que no tienen trabajo. Las personas que están desempleadas también reportan alrededor del 30% más de experiencias emocionales negativas en su vida cotidiana. Además, el periodo de desempleo parece tener consecuencias en sus estados, más allá incluso de cuando consiguen un nuevo empleo.
La importancia de tener un trabajo se extiende mucho más allá del salario. Una fuerte corriente de investigación ha demostrado que los aspectos no monetarios del empleo son factores clave del bienestar de las personas. Valores como el estatus, las relaciones sociales y los objetivos ejercen una fuerte influencia en la felicidad de los encuestados.
Pero ¿qué pasa con baremos más específicos sobre el bienestar en el lugar de trabajo, como la satisfacción con su puesto?
La Encuesta Mundial de Gallup preguntó a los sujetos si estaban o no satisfechos con su trabajo. El porcentaje de encuestados que se declararon “satisfechos” fue mayor en países de América del Norte y del Sur, Europa, Australia y Nueva Zelanda. Austria ocupa el primer lugar con el 95% de los encuestados que se declaran satisfechos, seguida de cerca por Noruega e Islandia. Vemos una correlación moderada entre las respuestas de satisfacción laboral y la evaluación global de sus vidas.
Para averiguar por qué algunas sociedades parecen generar mayor satisfacción en el trabajo que otras, podemos centrarnos en la información más detallada de la Encuesta Social Europea. Esto nos puede dar más datos sobre la calidad del empleo revelando las características del lugar de trabajo que se relacionan con la felicidad del trabajador. Se concluye que las personas en empleos bien remunerados son más felices y se muestran más satisfechos con sus vidas y sus profesiones, pero aspectos como los compañeros y jefes también afectan en mucho a su bienestar.
El equilibrio entre el trabajo y la vida privada es igualmente un valor especialmente fuerte de la felicidad de las personas. Por otra parte, la seguridad en el empleo también está positivamente relacionada con la felicidad, mientras que los empleos que implican riesgos para la salud suelen estar asociados con niveles más bajos de bienestar. Posiblemente, los países con altos niveles de satisfacción en el trabajo ofrecen empleos de mejor calidad atendiendo a estas características.
A la pregunta de si los encuestados se sienten “activamente comprometidas”, “no comprometidas” o “desvinculadas” de sus trabajos, el número de personas que señalan que participan activamente suele situarse alrededor del 10% en la Europa Occidental, y mucho menos aún en Asia oriental. La diferencia en los resultados globales entre la satisfacción en el trabajo y la participación de los empleados puede ser atribuida en parte a meras cuestiones de medición, pero también tiene que ver con el hecho de que ambos conceptos miden diferentes aspectos de la felicidad en el trabajo.
Un creciente número de investigaciones demuestran que el trabajo y la carrera profesional no son sólo impulsores de la felicidad de las personas, sino que la felicidad puede contribuir a determinar los resultados del mercado de trabajo, la productividad e incluso el rendimiento de una empresa. Ser feliz en el trabajo por lo tanto se convierte también en un asunto económico.
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