El liderazgo solía evaluarse mirando hacia atrás, a los resultados obtenidos por una persona en el pasado. Las empresas daban por sentado que quien había obtenido buenos resultados el año anterior volvería a hacerlo. Pero con el ritmo de cambio superando las rutinas habituales, la IA ha planteado dudas reales sobre si los resultados pasados siguen siendo útiles. Cuando hablo con ejecutivos, a menudo me dicen que sus decisiones de contratación y promoción les parecen más inciertas porque los indicadores habituales han perdido su capacidad predictiva. Las cualidades en las que se basaban los líderes en entornos tradicionales no siempre se traducen en éxito cuando la IA cambia la forma en que se toman las decisiones y la rapidez con la que las personas deben adaptarse.
Por qué las evaluaciones tradicionales del liderazgo tienen dificultades en entornos híbridos de IA
La mayoría de los modelos de liderazgo se diseñaron para entornos más lentos, en los que el conocimiento, la experiencia y la profundidad técnica creaban una ventaja. La IA cambió eso. Ahora las herramientas pueden procesar la información más rápido que las personas, lo que desplaza el valor del almacenamiento de conocimientos hacia la interpretación del significado de la información. Las investigaciones sobre el comportamiento muestran que, cuando los entornos se vuelven más complejos, las personas dependen más de los atajos mentales. Esos atajos distorsionan el juicio de manera sutil, especialmente en el caso de los líderes que han construido su carrera basándose en la confianza en rutinas familiares.
Este cambio no es del todo negativo. Basarse únicamente en lo que funcionó en el pasado mantiene a las empresas ancladas en el statu quo. El problema es que ahora es más difícil identificar qué líderes pueden adentrarse en la ambigüedad y adaptarse rápidamente. Los líderes que prosperan en entornos impulsados por la IA hacen preguntas aclaratorias, exploran ideas desconocidas y cambian su forma de pensar sin necesidad de disponer de información perfecta. Esas cualidades rara vez aparecen en las métricas de rendimiento, pero determinan si alguien es capaz de manejar herramientas que remodelan constantemente el trabajo en sí.
Una cualidad que cobra importancia es el cuestionamiento. Los líderes que se sienten cómodos explorando posibilidades sin exigir respuestas inmediatas ayudan a sus equipos a cuestionar las suposiciones. Las investigaciones sobre la toma de decisiones muestran que la curiosidad ayuda a las personas a ver el panorama general antes de centrarse en un aspecto concreto, lo que reduce los puntos ciegos y mejora el juicio. En un entorno en el que la información se multiplica rápidamente, los líderes necesitan la disciplina necesaria para detenerse el tiempo suficiente para comprender el contexto antes de decidir qué hacer.
Otra cualidad esencial es ser capaz de interpretar lo que la tecnología no puede. La IA puede producir resúmenes y generar ideas, pero no puede comprender los matices emocionales, las tensiones interpersonales o la dinámica cultural dentro de un equipo. Los líderes que perciben esas señales toman mejores decisiones porque reconocen los primeros indicios de confusión, frustración o presión que la IA nunca detectará.
La adaptabilidad también es importante. Los líderes deben ajustar su forma de pensar a medida que las herramientas evolucionan y aparecen nuevas capacidades. Esta flexibilidad proviene de la mentalidad más que de la habilidad. Los líderes que consideran el aprendizaje como una parte continua de su trabajo evitan la trampa de defender los viejos hábitos. Se mantienen abiertos a nuevas aportaciones, lo cual es fundamental cuando el trabajo en sí mismo cambia constantemente.
Cómo evaluar a los líderes con mayor precisión en entornos híbridos impulsados por la IA
Las organizaciones pueden empezar por redefinir lo que quieren medir. En lugar de centrarse únicamente en los resultados del pasado, pueden evaluar cómo gestionan los líderes la incertidumbre. Las entrevistas conductuales ayudan a descubrir esto, ya que revelan cómo piensa una persona, no solo lo que ha logrado.
Las organizaciones también pueden observar cómo gestionan los líderes la sobrecarga de información. A menudo oigo a ejecutivos describir a líderes que dudan porque los procesos que les son familiares ya no son aplicables. Las evaluaciones pueden incluir escenarios que requieran que los líderes clasifiquen datos contradictorios, identifiquen lo que es importante y comuniquen la dirección a seguir sin complicar demasiado el mensaje.
Otro cambio útil es observar cómo interactúan los líderes con las herramientas de IA. Algunos se resisten a ellas porque temen perder el control, mientras que otros confían en las sugerencias de la IA sin cuestionar nada. Los líderes eficaces no hacen ninguna de las dos cosas. Comprueban el razonamiento que hay detrás del resultado, examinan las suposiciones y utilizan los conocimientos para reforzar su criterio. Observar cómo trabaja un líder con la IA revela si añade valor o si simplemente transmite la información generada por la IA.
Qué hay que buscar al contratar o ascender a líderes en un mundo de IA
Las organizaciones pueden buscar líderes que sepan escuchar. En entornos que cambian rápidamente, las personas suelen reaccionar antes de comprender el panorama completo. Los líderes que se toman un momento para comprender las intenciones reducen los malentendidos y garantizan un entorno de trabajo más estable.
Las organizaciones también pueden dar prioridad a los líderes que aportan claridad. La capacidad de simplificar información complicada, comunicar expectativas y guiar a los equipos a través de prioridades cambiantes es más importante que nunca. La IA puede ayudar a aportar claridad, pero no puede sustituir la capacidad humana de traducir la complejidad en algo que las personas puedan utilizar.
La resiliencia es otra cualidad importante. La IA introduce nuevos flujos de trabajo, nuevas expectativas y curvas de aprendizaje continuas. Los líderes que se mantienen firmes durante todo este proceso ayudan a sus equipos a mantenerse centrados en lugar de abrumados.
Cómo preparar el liderazgo para un futuro con IA
Las organizaciones pueden invertir en formación que refuerce la curiosidad, la adaptabilidad y la conciencia interpersonal. Estas habilidades no se pueden automatizar y ayudan a los líderes a navegar por la tensión entre el cambio rápido y el comportamiento humano. El desarrollo del liderazgo puede incluir ejercicios basados en escenarios que den a los líderes la oportunidad de practicar cómo formular mejores preguntas, observar las sutiles dinámicas del equipo y replantearse las decisiones cuando surge nueva información.
Las organizaciones también pueden dar a los líderes la oportunidad de experimentar con la IA en entornos de bajo riesgo. Cuando los líderes se sienten respaldados al explorar nuevas herramientas, desarrollan confianza en cómo aplicarlas en flujos de trabajo reales. Esa confianza reduce la vacilación que ralentiza el progreso.
Las organizaciones que invierten en estas cualidades crearán canteras de líderes que se adapten al mundo en el que se adentran, en lugar del mundo que han dejado atrás. Desarrollarán líderes capaces de interpretar la información con precisión, comunicarse con claridad y tomar decisiones meditadas en entornos en los que los resultados pasados ya no sirven para predecir nada. Estos son los líderes que ayudarán a sus organizaciones a triunfar en un futuro moldeado por la IA.
Evaluación de los líderes en un mundo con IA
En un mundo con IA, las empresas deben cambiar la forma en que evalúan la manera en que los líderes piensan, interpretan, cuestionan y se adaptan para estar mejor preparadas para lo que vendrá. El rendimiento pasado siempre será importante, pero no puede ser la única medida del potencial en un entorno en el que las herramientas, las expectativas y la información se mueven más rápido que las rutinas familiares. Los líderes que tendrán éxito son aquellos que mantengan la curiosidad, la flexibilidad y la conciencia del lado humano del trabajo a medida que la IA continúa remodelándolo.
