Colaborar en el trabajo es importante, pero a veces puede perjudicarte. Los empresarios suelen necesitar trabajadores que ayuden y realicen tareas ajenas a sus funciones, pero el problema es que este trabajo no se reparte equitativamente. Las mujeres son más propensas a asumir las tareas entre bastidores en el trabajo, y los estudios demuestran que les está pasando factura en sus carreras.
Estos comportamientos de ayuda en el trabajo pueden incluir tareas como dar la bienvenida a los nuevos empleados, colaborar en los proyectos de los demás y organizar el trabajo y los actos sociales del equipo. A menudo denominadas «tareas domésticas de oficina» o «ciudadanía organizativa», estas tareas suelen estar fuera de las obligaciones laborales formales de un empleado. Aunque en general se aprecia la realización de las mismas, los empleados que dedican tiempo a colaborar tienen menos tiempo para sus tareas laborales principales. Como consecuencia, su carrera profesional se ralentiza.
Diane Bergeron, investigadora científica sénior del Center for Creative Leadership, es autora de un informe de 2025 sobre los comportamientos de ayuda en el trabajo y ha estudiado el tema en profundidad. En una empresa de consultoría que estudió, descubrió que los empleados que ayudaban más obtenían mejores evaluaciones de rendimiento, pero registraban menos horas facturables y ascendían más lentamente.
El voluntariado para estas tareas no sólo provoca retrocesos en la carrera profesional, sino que el esfuerzo adicional dedicado a ayudar puede provocar agotamiento, aumento del estrés y dificultades para conciliar la vida laboral y personal.
Bergeron también señala otro riesgo, conocido como «prolongación del trabajo», en el que un favor puntual puede convertirse rápidamente en una expectativa permanente. Con el tiempo, la tarea de ayudar se convierte en una parte permanente del papel de alguien. Además, una vez que empiezan a trabajar como voluntarios, algunos empleados también se sienten cada vez más presionados a seguir diciendo que sí a las tareas domésticas adicionales de la oficina para seguir siendo valorados en el trabajo.
Algunos se preguntarán por qué las mujeres no se limitan a decir que no a estas peticiones adicionales. Por desgracia, no es tan sencillo. Las mujeres se enfrentan a menudo a reacciones negativas cuando se salen de los roles esperados, como ser serviciales y complacientes. Decir que no puede hacer que parezcan menos agradables, simplemente porque desafía las expectativas de cómo se supone que deben comportarse las mujeres.
Cómo dejar de hacer las «tareas domésticas» de la oficina
Afortunadamente, Bergeron tiene algunas sugerencias para ayudar a las mujeres a mantenerse centradas en sus carreras y evitar desviarse de las tareas domésticas de la oficina. Explica que, como se espera que las mujeres sean serviciales, es fácil que se sientan obligadas a ofrecerse voluntarias para estas tareas. De hecho, otros investigadores han descubierto que cuando se presenta una tarea indeseable a un grupo de hombres y mujeres, las mujeres se ofrecen voluntarias el doble de veces que los hombres, pero sólo cuando está claro que nadie más va a ofrecerse.
Bergeron sugiere resistirse a la tentación de ofrecerse voluntario desde el principio. «Lo primero es no crearte esas tareas extra al principio, porque entonces estás preparando el terreno para que te pidan más«, explica.
También recomienda que, si alguien te pide que te hagas cargo de una tarea extra, informarle de tu carga de trabajo actual le ayudará a entender tu situación. Podrías decir: «Actualmente estoy trabajando en A, B y C; ¿dónde debería encajar esta nueva tarea?». Pedir al solicitante que priorice la nueva tarea puede hacer que reconsidere quién debe asumirla.
Bergeron también aconseja no responder a las peticiones de inmediato. Cuando alguien, especialmente un superior, te pide ayuda, es natural querer decir que sí inmediatamente. Sin embargo, Bergeron dice que hacer una pausa te da un respiro. Te permite dar un paso atrás, considerar tu carga de trabajo, reflexionar sobre tus objetivos profesionales, comentarlo con un mentor y decidir si es algo que debes aceptar. También da a quien lo pide un momento para reflexionar sobre si la petición era esencial o sólo algo impulsivo.
Por último, si te ofreces a ayudar, Bergeron dice que no te desentiendas con comentarios como «No ha sido nada» o «No es para tanto». En lugar de eso, haz saber a la gente que ha sido una contribución significativa que ha requerido tiempo y esfuerzo.
Cómo pueden las organizaciones hacer que las «tareas domésticas» de la oficina sean responsabilidad de todos
Las organizaciones también tienen un papel que desempeñar para que este trabajo se distribuya de forma más equitativa. En primer lugar, deben asegurarse de que nadie ofrezca voluntariamente a mujeres para estas tareas sin su consentimiento. Y deben abstenerse de centrarse en las mujeres cuando haya que realizar una tarea no deseada.
En un estudio sobre profesores universitarios, las mujeres declararon haber recibido 378 nuevas solicitudes de actividad laboral en un periodo de cuatro semanas, frente a 118 nuevas solicitudes de actividad laboral para los hombres. Si las organizaciones hacen un seguimiento informal de quién asume estas tareas adicionales, quizá en las evaluaciones de rendimiento, pueden asegurarse de que se distribuyen de forma equitativa.
Bergeron también destaca un doble rasero muy común: Los estudios indican que los hombres tienen más probabilidades que las mujeres de ser recompensados por comportamientos de ayuda en el trabajo. Por ello, su segundo consejo para las organizaciones es «no elogiar en exceso a los hombres que ayudan, porque creo que lo he visto en todas las organizaciones en las que he estado». Felicitar en exceso a los hombres por hacer este trabajo transmite el mensaje de que es excepcional cuando los hombres contribuyen, pero que se espera lo mismo cuando lo hacen las mujeres.
En última instancia, insta a las organizaciones a tener en cuenta el panorama general. «Si tu organización requiere muchas heroicidades de los empleados para hacer el trabajo, esto puede ser una señal de alarma de que faltan funciones, procesos o sistemas ineficaces o defectuosos», señala en el informe.
