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Liderazgo

Seis formas de ganar poder e influencia sin autoridad formal

Puedes tener muchas ideas, pero también puede que no sepas cómo impulsarlas.

Foto: Getty

Muchos empleados se sienten bloqueados en el trabajo. Pueden tener muchas ideas, quizá incluso mejores que las de sus compañeros y jefes, pero no saben cómo impulsarlas porque carecen de poder jerárquico. En una conversación reciente, Chris Lipp, director of Management Communication de la Freeman School of Business de la Universidad de Tulane y autor de The Science of Personal Power: How to Build Confidence, Create Success and Obtain Freedom, comparte consejos prácticos para crear influencia y marcar la diferencia incluso sin autoridad formal.

Ver el poder como un trabajo interno

Lipp define el poder personal como una cualidad interna: es tanto creer en nuestra propia capacidad para crear impacto como tener realmente la «habilidad para manifestar nuestros valores en el mundo». Utilizar este poder de forma eficaz requiere evitar las formas habituales en que las personas en posiciones de bajo estatus y las que se sienten poco respetadas por líderes o colegas intentan tener más éxito: «Una es que intentes ser más simpático», dice. «Dos, puede que intentes demostrar lo genial que eres». Por desgracia, se trata de meros «comportamientos de bajo poder» que no influyen en cómo nos ven los demás.

Aprende a hablar claro

No asumas que estás indefenso, aunque no tengas un poder institucional formalmente reconocido. Muchos empleados dan por sentado que su falta de autoridad significa que nadie les responderá, señala Lipp. Pero la acción equivale al impacto, así que si cambias esta «falsa narrativa» actuando, es más probable que los demás te respondan como si tuvieras poder. «Al principio, la gente puede sentirse molesta y frustrada por tu reacción», dice, pero “aunque la respuesta inicial sea, quizá, frustración externa, se convertirá en respeto muy, muy rápidamente”.

Quedarse callado puede parecer más seguro, pero «el silencio no te da estatus nunca», dice Lipp. «Sólo obtienes estatus cuando hablas». Y es sorprendentemente fácil pasar por alto la influencia de la que realmente disponemos. «Muy a menudo, cuando estamos en un lugar que discrepa de nuestros valores, decimos: ‘Oh, así son las cosas’«, y asumimos que no hay nada que podamos hacer», explica. En lugar de eso, «rompe la ilusión de impotencia». Puedes elevar tu perfil si «asumes la responsabilidad de lo que está ocurriendo», especialmente durante las reuniones habituales o los encuentros de trabajo.

Une fuerzas con tu jefe

Una de las formas más directas de ganar impacto sin poder jerárquico, según Lipp, es alinearse con la visión de tu jefe. Para lograrlo, primero tendrás que averiguar qué es lo que tu jefe u otros altos cargos quieren realmente y luego determinar si te sientes cómodo comprometiéndote con esos objetivos y medios.

Si comprendes los objetivos de tu jefe y amplificas su visión, podrás demostrarle tu valor. Si te conviertes en «su defensor más ruidoso», como sugiere Lipp, empezarán a confiar en que estás comprometido con su éxito y en que puedes aportar valor resolviendo problemas y trabajando para conseguir los resultados deseados.

Gestiona las preocupaciones de tu jefe

A veces, lo que crees que es lo correcto para un equipo, proyecto o proceso no es lo que quiere tu jefe. O tal vez tu jefe sea un microgestor o alguien que se resiste a las opiniones de los demás. Los líderes que controlan en exceso suelen actuar por su propio miedo a equivocarse o a perder prestigio, por lo que Lipp aconseja tener compasión de ellos e intentar «humanizarlos en lugar de demonizarlos».

La mejor forma de conseguir la aceptación y el acuerdo de los líderes, incluso de los más susceptibles, es demostrar que estás velando por sus intereses y ayudándoles, afirma Lipp. «Si vas a redirigir el enfoque del líder, tienes que comunicarle que estás al servicio del líder y de sus propios objetivos y su visión».

Pero sé prudente a la hora de ofrecer tus sugerencias o comentarios. «No conviene hacerlo necesariamente en público», dice Lipp. «Porque no querrás socavar su autoridad percibida a los ojos de los demás, eso es muy importante». Más allá de demostrar respeto formal, «podrías formular los beneficios de lo que estás haciendo, no sólo para tu visión, sino para la suya propia», dice. Un posicionamiento potencial que sugiere utilizar al hablar con tu jefe es: «¡Esto te va a encantar!».

Mantén el foco en la acción

No basta con señalar a tu jefe o a otros lo que crees que debe ser diferente. Eso lo puede hacer cualquiera, ya sea charlando o en Slack. Las deliberaciones y discusiones no tienen un poder inherente. «Debes presentar planes de acción», dice Lipp. También tienes que entender las preocupaciones de tu jefe antes de proponer una nueva línea de actuación, pero «no sigas deliberando y esperando que hagan algo deliberado. Consigue la información que necesitas para emprender una acción real, y luego preséntala como un plan. Eso es poderoso. Cada vez que presentas planes de acción, tu voz parece más poderosa».

Utiliza el rechazo como motivación

Si tu jefe no está de acuerdo contigo de inmediato, no te rindas y te retires sin más. El rechazo te proporciona datos de la situación sobre lo que funciona y lo que no para promover tus opiniones y objetivos. Así que tómate el rechazo como una oportunidad para perfeccionar tu plan de acción o afinar la forma de presentar tu propuesta. Lipp considera que «recibir un “no”» es «la primera piedra en el camino para conseguir un “sí” rotundo». Así que no consideres la pérdida como «una derrota definitiva». Es sólo una prueba para que te mantengas intacto con tus valores. Es un retroceso al que casi todo el mundo que hace cambios se enfrenta en un momento u otro».

Si eres coherente al hablar –no como un detractor, sino como alguien que sinceramente quiere avanzar en sus planes–, dice Lip, «la gente te respetará más» porque reconocerá el valor de «tu autenticidad constante» y «tu voz». Lo más importante es que «tienes que decir lo que es verdad para ti», especialmente cuando resulta incómodo.

Mientras sigues evaluando y alineándote con los objetivos de tu jefe, es fundamental que te centres internamente. Ten cuidado de no «centrarte en los demás como primer paso», advierte Lipp, «porque entonces no estás realmente conectado contigo mismo». Si te mantienes anclado en tus propios objetivos y reconoces que puedes influir en los demás al hablar y proponiendo acciones que otros puedan respaldar, podrás tomar medidas pragmáticas para marcar la diferencia y comenzar a construir tu propia base de poder.

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