Durante las últimas seis semanas, en mis sesiones de desarrollo de liderazgo con ejecutivos ha surgido una pregunta recurrente. Adopta distintas formas, pero la pregunta central sigue siendo la misma: ¿Cómo conciliamos el liderazgo centrado en el ser humano que usted defiende con el liderazgo que vemos en el escenario político global?”
No soy comentarista político ni analista de asuntos globales. Mi enfoque es el liderazgo: qué funciona, en qué contextos y por qué. Eso es lo que exploraré aquí. Durante años, he defendido el liderazgo Future Fit, que se centra fundamentalmente en el ser humano (un enfoque que exploro más profundamente en mi libro The Human Edge). Este modelo se basa en la curiosidad, el propósito, la apertura, el respeto y la empatía, cualidades que fomentan la confianza, impulsan la colaboración y alientan la innovación. Se trata de aplanar la jerarquía para dar rienda suelta a las mejores ideas de la sala y tomar decisiones más inteligentes y rápidas.
En el extremo opuesto del espectro, vemos surgir un modelo de liderazgo radicalmente diferente, encarnado por el presidente Trump y el vicepresidente Vance en el tristemente célebre enfrentamiento de la semana pasada en la Oficina Oval con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy. Esa interacción se basó en una mentalidad de ganar-perder, una jerarquía rígida y dominación. ¿El mensaje subyacente? «Si tengo más poder, dinero o fuerza que tú, te trataré como un instrumento de mi voluntad. Y tú obedecerás.»
¿Por qué es esto importante para los líderes empresariales?
La pregunta surge porque los humanos copiamos a los humanos. Naturalmente, buscamos imitar el comportamiento exitoso. A primera vista, el enfoque de Trump parece estar funcionando. Su estilo de liderazgo, basado en el poder y en el principio de que el ganador se lleva todo, está transformando la geopolítica y aplastando a sus oponentes. ¿Significa esto que vale la pena emular su enfoque en la vida corporativa?
De ninguna manera. Te explicamos por qué.
1. El liderazgo siempre depende del contexto
Un estilo de liderazgo que prospera en un contexto puede fracasar estrepitosamente en otro. La geopolítica siempre ha sido un juego de poder despiadado, a menudo carente de consideraciones morales o éticas. Incluso en una administración política con una retórica más refinada, las negociaciones internacionales suelen convertirse en batallas de alto riesgo en las que el ganador se lleva todo.
Sin embargo, este tipo de liderazgo agresivo y vigoroso tiene una vida útil corta en el mundo corporativo, especialmente en organizaciones complejas y globales.
Pensemos en Microsoft. Bajo la dirección de Steve Ballmer (2000-2014), la empresa se manejaba con una mentalidad combativa y competitiva. Ballmer desestimó tendencias emergentes como la computación en la nube y Microsoft se hizo conocida por sus rivalidades internas y su resistencia al cambio. Nadella (2014-presente), en cambio, adoptó un enfoque de liderazgo centrado en el ser humano y orientado a un propósito. Promueve la curiosidad, la empatía y la colaboración, y cambió la cultura de Microsoft de la competencia a la colaboración. ¿Su mantra?
«Estamos pasando de ser un grupo de personas que lo saben todo a un grupo de personas que quieren aprenderlo todo».
Esta mentalidad de liderazgo contribuyó a que la empresa se convirtiera en líder en computación en la nube, inteligencia artificial y soluciones empresariales. Durante el mandato de Nadella, la capitalización de mercado de Microsoft aumentó de alrededor de 300 mil millones de dólares en 2014 a más de 3 billones de dólares en la actualidad, un aumento de aproximadamente diez veces. Este enorme crecimiento tiene tanto que ver con una evolución psicológica como con la innovación tecnológica. La moraleja para los líderes corporativos: el liderazgo basado en la dominación puede funcionar en política, pero las empresas prosperan gracias a la agilidad, la confianza y un propósito compartido.
2. El liderazgo organizacional requiere un resultado diferente
Los grandes líderes preguntan:
¿Cuál es la respuesta que quiero de las personas que experimentan mi liderazgo? Trump y Vance exigen lealtad y sumisión absolutas, como se ve en sus interacciones con Zelensky. Como tienen todas las cartas en la mano, es probable que las obtengan, o al menos una fachada de obediencia.
Pero los líderes empresariales de todos los niveles necesitan algo fundamentalmente diferente:
- Compromiso, no sólo cumplimiento
- Alineación, no sumisión forzada
- Una fuerza laboral intrínsecamente motivada, que no solo responde a recompensas y castigos
El compromiso humano no está motivado únicamente por jugosas zanahorias y grandes palos aterradores. Surge de la voluntad de las personas de perseguir la visión y los objetivos del líder y de la organización a la que representan. El miedo puede impulsar la obediencia a corto plazo, pero mata el compromiso a largo plazo.
3. Las empresas necesitan una toma de decisiones ágil
Las organizaciones con las que trabajo no solo se enfrentan a la incertidumbre política y económica, sino también a la inteligencia artificial, la digitalización y otras megatendencias que aceleran el ritmo del cambio. Para sobrevivir, las empresas deben:
- Ágil
- De rápido movimiento
- Descentralización en la toma de decisiones
Esto significa alejar el poder del centro y acercarlo a las primeras líneas, lo que permite a los mandos intermedios y a los empleados de primera línea pensar de forma creativa y actuar con decisión. Eso simplemente no es posible con un modelo de liderazgo basado en el miedo y el cumplimiento.
4. La innovación requiere seguridad psicológica
Si se quiere que las personas desarrollen nuevas ideas y formas de trabajar, asuman riesgos y piensen de manera independiente, no pueden actuar en un entorno de servilismo absoluto. El liderazgo basado en el miedo puede generar conformidad a corto plazo, pero aplasta la iniciativa.
Los líderes inteligentes de hoy comprenden que el poder no es algo que se pueda acumular en la cima, sino que se debe distribuir estratégicamente. La influencia no proviene del dominio, sino de permitir que otros triunfen.
El manual de Trump: una estrategia sin salida para las empresas
El estilo de liderazgo del presidente Trump puede ser eficaz en el ámbito político, por ahora. Parte de la ansiedad y el malestar mundial se debe a la incertidumbre sobre lo que vendrá después. Sin embargo, para los líderes empresariales, copiar el modelo Trump-Vance es un camino a la irrelevancia. El futuro pertenece a quienes:
- Fomentar la confianza
- Empoderar a sus equipos
- Construir culturas de curiosidad, resiliencia y adaptabilidad.
El mundo está cambiando a un ritmo exponencial. La nueva administración estadounidense está acelerando este cambio de paradigma en algunas áreas. Los líderes deben evolucionar y adaptarse, pero también deben tener cuidado con las lecciones que extraen del caos que se desarrolla a su alrededor. No todo poder conduce al progreso