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Shangri-La Tokyo: un lujoso y discreto refugio de serenidad en el corazón de la capital japonesa

Desde su apertura en 2009, el establecimiento es un autentico santuario urbano que se ha convertido en sinónimo de elegancia, hospitalidad y tranquilidad oriental en medio del vértigo vital de una de las ciudades más fascinantes del planeta.

Photographer: Nick Tortajada

Tokio es el encanto del bullicio hecho ciudad. El viajero se sorprende siempre de que, en un escenario futurista de inmensos letreros LED, velocidad y modernidad, la ciudad conserve lugares secretos de calma. En lo alto del Marunouchi Trust Tower, junto a la Estación de Tokio, se esconde uno de ellos: el Shangri-La Tokyo, el primer hotel del prestigioso grupo hotelero asiático en Japón. Desde su apertura en 2009, este santuario urbano se ha convertido en sinónimo de elegancia, hospitalidad y tranquilidad oriental en medio del vértigo tokiota.

Un paraíso sobre las vías del tren bala

Ubicado entre los pisos 27 y 37 del rascacielos Marunouchi Trust Tower, el hotel domina el paisaje de la ciudad. Desde sus ventanales, la vista abarca el Palacio Imperial, el distrito financiero de Marunouchi, la futurista Tokyo Sky Tree y, en los días más despejados, la icónica estampa del Monte Fuji. Y su acceso conveniente a la Estación de Tokio, epicentro del sistema ferroviario japonés, hace que el Shangri-La sea el punto de partida ideal para recorrer el país en el legendario Shinkansen.

Las 200 habitaciones y suites del Shangri-La Tokyo se distinguen por su amplitud -ninguna con menos de 50 metros cuadrados-, y por un diseño que fusiona la modernidad con la delicadeza nipona: maderas finas, seda, arte contemporáneo y tecnología de punta se combinan para crear espacios donde el descanso se convierte en una experiencia estética. La suite presidencial, simplemente espectacular, de dos pisos y 269 metros cuadrados, tiene el marco perfecto: ofrece una panorámica privilegiada del monte Fuji.

Photographer: Nick Tortajada

El arte del bienestar y la gastronomía

En el Chi, The Spa at Shangri-La, los huéspedes pueden descubrir terapias orientales milenarias y tratamientos japoneses tradicionales en cinco exclusivas suites privadas. El espacio incluye entre sus caprichos una sauna, una bañera de hidromasaje, piscina climatizada y gimnasio con todo lo necesario para mantener el equilibrio entre cuerpo y mente.

Photographer: Nick Tortajada

El hotel alberga tres espacios donde la gastronomía se convierte en todo un deleite, un ejemplo perfecto de por qué Tokio es una de las grandes capitales gastronómicas del planeta. En Piacere, su restaurante insignia, la cocina italiana contemporánea se eleva con productos locales de temporada y una carta de vinos premiada internacionalmente. El ambiente, elegante y luminoso, rinde homenaje a los grandes salones europeos con un toque mediterráneo.

Photographer: Nick Tortajada

Nadaman, todo un clásico de la alta cocina japonesa desde 1830, ofrece un menú kaiseki que celebra la pureza y belleza de los ingredientes. Cada detalle del espacio, desde los paneles de bambú hasta las hojas de cerezo grabadas en cerámica, ha sido diseñado para reflejar la naturaleza japonesa. Y El Lobby Lounge, con su candelabro de 890 hojas de cristal, invita a disfrutar de la experiencia del té de la tarde (afternoon tea) o de cócteles con música en vivo, mientras la noche se enciende sobre Tokio.

Arte que refleja la esencia nipona

El arte es también protagonista de la propuesta del Shangri-La Tokyo. Más de 2.000 piezas de arte, inspiradas en la poesía del escritor chino Bai Juyi, llenan de carácter el hotel, evocando serenidad y equilibrio. Los candelabros, símbolo de la marca, se multiplican en cada rincón, con algunos cristales tallados en forma de hojas de ginkgo, emblema de la ciudad. El más impresionante cuelga sobre la gran escalera del hotel: una cascada de 486.500 cristales y 1.070 piezas sopladas a mano, obra de la artista Táňa Dvořáková.

Photographer: Nick Tortajada

La serenidad como carácter

Fiel a la filosofía de la cadena Shangri-La Hotels & Resorts, el servicio es una extensión de su concepto: discreto, atento y profundamente humano. Desde el momento en que un empleado recibe al viajero en el andén del tren bala hasta la última taza de té servida antes de partir, todo está pensado para que el viajero sienta que ha encontrado su propio “Shangri-La”: un lugar fuera del tiempo, donde el lujo se mide en serenidad.

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