Resuenan los trombones en las desvencijadas calles de Treme y los zapatos con claquetas de los chavales de la calle Decatour. Estamos en Nueva Orleans, la ciudad que vio nacer al jazz y el blues, donde las calles tienen nombre en español y siempre, aunque no lo parezca, acaba saliendo el sol. Y es que, si Nueva Orleans no existiera, habría que… bueno, habría que arrasar el planeta y comenzar de nuevo.
![](https://forbes.es/wp-content/uploads/2025/02/9783961715701-559x675.jpg)
No hay otra ciudad en Estados Unidos tan seductora y tan fatale: conocerla es, ay, no olvidarla. Y eso le ha pasado al fotógrafo Werner Pawlok (Stuttgart, Alemania, 1953), que plantó su equipo en The Big Easy y parió New Orleans (Te Neues), un libro imprescindible que retrata las grandezas y, también, algunas miserias, de una N’Awlins azotada por la historia y por el Katrina y salvada, siempre, por sus habitantes. “Me atrajo la mezcla cultural única de Nueva Orleans. Una ciudad cuya rica historia, patrimonio cultural y una mezcla exótica de influencias africanas, europeas y caribeñas la convierte en un tema fascinante”.
![](https://forbes.es/wp-content/uploads/2025/02/9783961715701_01-900x675.jpg)
Pawlok no cuelan en bares de jazz, mansiones centenarias sostenidas por el empeño de sus propietarios y factorías gigantes abandonadas, todas ellas con la pátina de siglos de humedad, historia y embates de la naturaleza -léase Katrina. “En Nueva Orleans, los colores son mucho más que pigmentos: reflejan la vibrante cultura, historia y alma de la ciudad”, afirma Pawlok, que hace desfilar ante sus cámaras también a personas devenidas en personajes por su condición de enamorados sin remisión de la ciudad, pero, también de luchadores resilientes por ella.
![](https://forbes.es/wp-content/uploads/2025/02/9783961715701_04-900x675.jpg)
Pawlok viajó a la ciudad sin conocer a nadie allí, pero conoció al equipo del legendario House of Blues. “A través de los dos chefs conocimos a Dwight Joseph Payne Sr., conocido en el mundo como Mr. Dwight, el director VIP de House of Blues, quien en sus muchos años de trabajo para la casa recibió a todos los músicos que hicieron del Sound of the South uno de los géneros musicales más famosos del mundo”. Los recuerdos de Mr. Dwight (a quién está dedicado el libro in memoriam) hacen desfilar a todo un All Star de la música anglosajona, de Buddy Guy a Eric Clapton y de Sam and Dave a The Rolling Stones.
![](https://forbes.es/wp-content/uploads/2025/02/9783961715701_08-900x675.jpg)
Nueva Orleans también es una de las ciudades más industriales de los Estados Unidos. Ese poderío industrial ha dejado tras de sí esqueletos en el armario, como la factoría Ford del suburbio de Arabi, hoy escenario de concursos de street art. Jerry L. Edgard, dueño del Café Degas, otro de los rincones que se retratan en el libro, echa la vista atrás a los años de prosperidad de los Setenta. “La industria petrolera estaba en su mejor momento, la gente ganaba dinero, y era barato vivir aquí. Nadie reparaba en la ciudad, y gente como Truman Capote y Tennessee Williams venían a menudo; era rica culturalmente rica, un lugar muy excitante donde vivir”. El libro de Werner Pawlok le rinde sentido homenaje a esta Nueva Orleans que siempre está sacudiéndose las cenizas de sus renacimientos.
New Orleans está publicado por teNeues.