Si bien la ciudad de Tokio se posicionó hace unos días como un referente mundial en materia experiencias inmersivas (combinando tecnología de vanguardia con elementos culturales tradicionales), hoy hace lo propio como uno de los lugares pioneros en Asia en conceder la jornada laboral de cuatro días para todos sus trabajadores.
Esta polémica medida, que en Europa ya está implantada de diferentes modos en Holanda, Francia, Bélgica, Alemania y Portugal, ya ha cruzado el pacífico y comenzado oficialmente en Japón. ¿El motivo de su implantación? Que el gobierno de Tokio ha decidido transformar su modelo laboral con objeto de poder ofrecer a los empleados públicos una innovadora reducción de jornada para aliviar la presión sobre las familias y revertir el declive poblacional. O lo que es lo mismo: un claro mensaje para el fomento de la natalidad.
Así lo explicó la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, durante su discurso ante la Asamblea Metropolitana, haciendo hincapié en que esta política tiene como objetivo ofrecer mayor flexibilidad a los trabajadores, permitiéndoles conciliar su vida laboral con eventos importantes como el cuidado de niños o la maternidad. “Ahora es el momento para que Tokio tome la iniciativa de proteger y mejorar las vidas, los medios de subsistencia y la economía de nuestra gente en estos tiempos desafiantes”, especificó Koike, según publica The New York Post.
Esta iniciativa, que comenzará en abril de 2025, busca hacer frente a la grave crisis de natalidad que afecta a Japón, país que registra una de las tasas de fertilidad más bajas del mundo. Según datos de 2023, el promedio de hijos por mujer se sitúa en 1,2, muy por debajo del 2,1 necesario para mantener estable la población.
Además y como añadido, Koike ha revelado sus planes de ofrecer guarderías gratuitas a todos los pequeños en edad preescolar a partir de septiembre de 2025, coincidiendo con uno de los cuatrimestres en los que se divide el curso académico, y que se aplicará sin distinciones. Según ha especificado el ejecutivo de esta municipalidad nipona, será aplicable tanto a primogénitos como a los segundos y sucesivos hijos de una familia. La ciudad se desmarca así de las subvenciones que muchos tildaban de insuficientes y que, el pasado año, limitaban a únicamente a los segundos hijos (de hasta dos años).
En Tokio, la cifra de bebés nacidos disminuyó un 15% entre 2012 y 2022, reflejo de un problema estructural que combina una intensa cultura laboral y una población envejecida. Además, y según los expertos, el fenómeno conocido como karoshi —muerte por exceso de trabajo— obliga a muchas mujeres a elegir entre su carrera profesional y la maternidad.
También la disparidad en la participación laboral entre hombres y mujeres también es alarmante. Datos del Banco Mundial indican que, en 2022, solo el 55% de las mujeres japonesas estaban empleadas, frente al 72% de los hombres.
Además de la reducción de la jornada laboral, Tokio ha implementado medidas como permisos especiales para padres de niños en edad escolar, aunque con una reducción salarial. La ciudad se suma así a otros intentos nacionales que incluyen incentivos económicos para familias numerosas, desgravaciones fiscales, la construcción de guarderías y hasta una aplicación de citas financiada por el gobierno que exige a los usuarios buscar relaciones orientadas al matrimonio.
Como añadido, diversos estudios internacionales han demostrado que semanas laborales más cortas no solo benefician la productividad de las empresas, sino que también mejoran el bienestar de los trabajadores. Aunque el verdadero desafío que el país tiene pendiente pasa por cambiar las dinámicas culturales y laborales de forma estructural, la ciudad de Tokio se adelanta ligeramente y apuesta por demostrar que esta fórmula tendrá un impacto positivo en su demografía en el medio recorrido.