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Así recupera Galicia su oro verde (y los amantes de la cerveza, la categoría de sumilleres)

Después de 20 años de trabajo sigiloso, Hijos de Rivera se desmarca de las modas con un proyecto comprometido y audaz que quiere impulsar la economía local, recuperar un cultivo perdido en Galicia y elevar la categoría de la cerveza a producto de sumilleres. Visitamos la finca donde se ha hecho posible.

Cada paso está meditado y responde a una evolución natural y al trabajo honesto de años. En Hijos de Rivera no son de fuegos artificiales. Prueba de ello es que en sus casi 120 años de historia esta empresa familiar gallega solo ha lanzado tres marcas: Estrella Galicia; 1906, en homenaje a aquella primera cerveza que creó José María Rivera Corral a su regreso de América precisamente en 1906; y ahora, Lupia. Este último lanzamiento es el paso que sigue a más de 20 años de trabajo recuperando el cultivo del lúpulo en la finca de Borreiros (Abegondo), a poco más de 20 kilómetros de A Coruña, un trabajo que ha implicado a investigadores y agricultores locales con el propósito de impulsar la economía local de una manera sostenible con las personas y el medio ambiente. Recuperar el lúpulo es resucitar una importante fuente de ingresos para los agricultores locales: generaciones de familias vivieron de esta flor a mediados del siglo XX, cuando las guerras en Europa dificultaron la importación de este ingrediente que es el alma (amarga) de la cerveza. Fue el oro verde gallego durante décadas, hasta que estos cultivos se fueron perdiendo en la década de los ochenta.

Lupia nace desde su primer boceto como una marca con propósito, y su éxito repercutirá directamente en más trabajo, más cultivos y más sostenibilidad. “Todo por el lúpulo”, el lema de esta nueva marca que ya está disponible en las barras, en los lineales de los supermercados y en bigcrafters.com, no es sólo un lema: Hijos de Rivera no cultivan lúpulo para hacer una cerveza, sino que hacen Lupia para cultivar más lúpulo. Así, cuanta más cerveza se consiga vender, más se extenderán los cultivos de este oro verde en Galicia. Así, no se trata de una cerveza con unidades ilimitadas, sino que su producción está constreñida a la capacidad del cultivo.

El lúpulo se puso de moda con el boom de las IPA a principios del nuevo milenio, pero el lúpulo como ingrediente de las mejores cervezas no es ningún esnobismo. Ya en el siglo XII, como se puede leer en el MEGA (el Museo de Estrella Galicia), santa Hildegarda de Bingen, en Renania (actual Alemania), mencionó el lúpulo como ingrediente cervecero. Cuando las catas de IPA se convirtieron en un nuevo símbolo hipster, Ignacio Rivera Quintana, actual presidente de la compañía y cabeza de la cuarta generación no paró de escuchar la pregunta: “¿Para cuándo una IPA de Estrella Galicia?”. “Si algún día hacemos una IPA será con nuestro propio lúpulo”, fue la respuesta que se dio a sí mismo el presidente. Desde entonces, ya venía germinando esta idea, una que tiene mucho más que ver con las raíces y la tierra que vio crecer a Estrella Galicia, y poco con las modas. Como dice Rivera Quintana, con una producción tan limitada y un proyecto tan comprometido, se entiende que el propósito primero de Lupia no es económico. Aunque el sueño es que el oro verde vuelva a brillar. Ahora, en las cerca de 11 hectáreas que ocupa esta primer fase del proyecto de Lupia, se levantan enredaderas de seis metros de altura que crecen, según cuenta José Olmedo, director de I+D de cosecha de Galicia, a razón de 20 centímetros al día: “Ninguna otra planta lo hace tan rápido”.

Las flores están a punto para su recolecta, que se realiza tirando del tallo y arrancándolas pasando la mano con un gesto enérgico. Las flores maduras se presentan como pequeños saquitos que ya amarillean. Olmedo abre una por la mitad, tirando con los dedos hacia los lados, como si fuera una bolsa de patatas. Dentro, un amasijo de estambres sin filamentos visibles despliegan un olor verde intenso. A cerveza fresca. Se trata de la variedad nugget, que han recuperado de la mano del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo, donde conservan semillas arcaicas de diversas variedades. También cultivan magnum, y ambas son los ingredientes principales de las dos presentaciones de Lupia.

Hay que señalar que Lupia no es una IPA. Para empezar porque no se fabrica con lúpulo de India (India Pale Ale da contenido a las siglas IPA), pero además porque no se trata de una cerveza de alta graduación, característica común en las IPA que rondan los 5 a 7 grados alcohólicos. Lupia contiene 4,5% de alcohol y lo único que comparte con esa conocida variedad cervecera es su alto contenido de lúpulo y sus aromas intensos. Así, se trata de una rareza que se presenta en sociedad con la intención de despertar vocaciones de sumilleres cerveceros. Lupia Herbal Nugget es una cerveza de color dorado, que destaca por sus notas herbales, especiadas, amaderadas y cítricas; mientras que Lupia Floral Magnum profundiza más en los aromas cítricos y florales, con color amarillo pajizo, brillante y completamente transparente. La experiencia de catar estas dos cervezas en maridaje con los productos locales (mariscos, carnes blancas con salsas delicadas llenas de matices herbales) cambia para siempre el concepto de esta bebida y hace que la cerveza deje se ser un aperitivo refrescante para tomar protagonismo sin complejos en la mesa más selecta. Con todo, Lupia no se presenta en un diseño de botella clásico o de reminiscencias al pasado, más bien al contrario. Lupia puede encontrarse en el supermercado en una lata blanca (la variedad Herbal Nugget) y negra (la variedad Floral Magnum) con ilustraciones originales 100% hechas a mano. Todo en esta cerveza es audaz: desafía los prejuicios, reta los sentidos, recoge el testigo de sus raíces y mira al futuro de una manera comprometida con su entorno, pero además, conquista el paladar.