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De Londres a Sídney: el vuelo más largo de la historia llegará en 2026

La australiana Qantas va dando forma a su programa Project Sunrise para volar de por primera vez de Londres a Sidney sin escalas

Se llama Project Sunrise o ‘Proyecto amanecer’. El nombre puede parecer pretencioso o salido del guion de una película de 007, cuando el villano de la historia explica su plan de dominación mundial. Para esta iniciativa, la australiana Qantas ha escogido un nombre muy adecuado, pues será uno de sus proyectos más ambiciosos en sus más de 100 años de historia: unir Londres y Sídney en vuelo directo.

Volar sin escalas entre la capital británica y la principal ciudad de Australia (y de toda Oceanía) es algo inédito y muy deseado por unos pasajeros acostumbrados históricamente a realizar escalas intermedias. La aerolínea lleva años dándole vueltas a como hacerlo y ya tiene previsiones para realizar estos vuelos ultra largos: será a mediados de 2026.

Seis escalas

El arranque real de los vuelos del Project Sunrise se realizará casi 80 años después del primer vuelo de Qantas desde Sídney a Londres. Fue un primero de diciembre de 1947 cuando un Lockheed Constellation australiano despegó del aeropuerto Kingsford Smith poniendo rumbo a Gran Bretaña con 40 personas a bordo: 29 pasajeros y 11 tripulantes.

La autonomía de aquel cuatrimotor obligó a realizar seis escalas por el camino: Darwin (aun en Australia), Singapur, Calcuta (India), Karachi (Pakistán), El Cairo (Egipto) y Trípoli (Libia), antes de llegar finalmente a Londres. Para que el viaje no resultase agotador y las escalas no fueran meramente para reabastecer al avión y sus ocupantes de combustible, comidas y bebidas, en las escalas en Singapur y El Cairo, los pasajeros dormían en hoteles, mientras que las tripulaciones se iban turnando y cambiando en las diferentes paradas de la larga ruta.

Un Lockheed Constellation. Este modelo protagonizó los primeros vuelos regulares de Qantas entre Sidney Londres tras la segunda guerra mundial.

A reacción

La sustitución de los aviones de hélice a los jets a partir de 1959 con la incorporación de los Boeing 707, cambiaron notablemente la manera de volar. Gracias a la velocidad, quedaba atrás ese halo de costosa expedición aérea con muchas escalas intermedias, aunque aun así seguía siendo imposible llegar de manera directa entre ambos puntos, por lo que los Jets de Qantas seguían pasando por diferentes aeropuertos de Asia. Incluso se ofertó volar a Reino Unido por el rumbo contrario, a través de Fiji, Tahiti, Acapulco, Ciudad de México, Bahamas y Bermudas. Esta ruta fue bautizada como ‘Fiesta’.

Con las progresivas mejoras de los aviones y su alcance se llegó hasta el momento actual en el que, gracias al alcance de los reactores de nueva generación, para volar entre ambas ciudades solo es necesaria una escala: Singapur, con lo que el vuelo QF1, que actualmente se opera con los Airbus A380, dura unas 24 horas, incluyendo la parada en el estado-ciudad y en sentido contrario, como QF2, dura una hora menos, parando también en el aeropuerto Changi.

Que no existan los vuelos entre ambas ciudades, no quiere decir que Qantas no tenga un servicio sin escalas entre ambos países. Desde 2019 hay vuelos Londres-Perth, la ciudad que está en el extremo opuesto a Sídney en el país.

Un Airbus A380 en vuelo. Actualmente estos aviones son los que están volando los enlaces Sidney-Heatrow, con una escala intermedia en Singapur.

2019

El mismo año en que arrancó el vuelo Heathrow-Perth, el Proyecto Sunrise ya estaba en marcha: Qantas programó tres viajes de investigación y prueba para recopilar datos y presentarlos a la Autoridad Aviación Civil de Australia. Esta le requirió pruebas de que los pilotos, la tripulación de cabina y los pasajeros pueden soportar bien hasta 22 horas en el aire.

Durante estos vuelos-test, los pilotos usaron monitores de ondas cerebrales y se sometían a análisis de orina en las semanas previas y posteriores a los vuelos para rastrear sus niveles de melatonina, la hormona que controla los ciclos del sueño. En la cabina principal, tripulantes y pasajeros llevaban dispositivos de monitorización, lo que permitió a los científicos estudiar cómo su salud, bienestar y reloj biológico se veían afectados por un conjunto de variables que incluían iluminación, comida y bebida, movimiento, patrones de sueño y hasta el entretenimiento a bordo.

Todo estaba en marcha, incluso la elección del avión para realizar los vuelos ultra largos: Airbus pasó por encima de Boeing para disgusto de los estadounidenses, pues no se trataba tan solo de vender aviones, sino hacerlo para un proyecto pionero, con el renombre que esto da para un constructor.

Un Boeing 707. Qantas fue fiel cliente del constructor estadounidense desde 1959, fecha en que recibió su primer reactor. Los jets abrieron una nueva etapa en la aerolinea australiana

Aunque en ese momento… apareció el Covid y la aviación paró en seco, con una Australia especialmente encerrada en su misma en cuanto a viajes internacionales. La posterior recuperación de vuelos coincidió con las fechas iniciales propuestas de lanzamiento de aquellos viajes, aunque todo se pospuso por razones lógicas: no era el momento ni habían llegado los aviones. El Sunrise quedó en suspenso… aunque no olvidado.

De vuelta

Hace dos años, en 2022, Qantas anunció que para su proyecto encargaría una docena de Airbus A350 de la serie 1000, pues además de a Londres-Heathrow, también se quiere unir directamente Sídney con otro aeropuerto de referencia mundial: Nueva York-JFK. Unos meses después del anuncio del modelo, se anunció como iba a ser por dentro.

La configuración diseñada de los nuevos A350 se dio a conocer ya en 2023. La característica principal es el numero de asientos. Si un A350-1000 puede llevar un máximo de 480 pasajeros y en configuraciones comerciales de tres clases, las aerolíneas optan por montar entre 350 y 410 asientos en tres clases, Qantas ha decidido que solo lleve 238 para ofrecer mucho más espacio a los viajeros en estos vuelos excepcionalmente largos.

Los aviones tendrán cuatro clases. Estas incluyen una primera de seis asientos de primera clase en una configuración 1-1-1. Habrá 52 en clase de negocios en 1-2-1, 40 asientos de clase económica premium en 2-4-2 y 140 asientos de clase económica en bloques de 3-3-3.

Las butacas de primera, comercialmente vendidos como First Suites, contarán con una cama fija extra ancha, un sillón reclinable de 56 centímetros de ancho, un armario de cuerpo entero, una mesa de comedor plegable lo suficientemente grande para dos personas y una pantalla de 32 pulgadas de alta definición.

Las suites de clase business tendrán asientos de 63 centímetros de ancho que se pueden reclinar hasta formar una cama de dos metros. También incluirán una otomana de cuero acolchada, un espejo grande, generoso espacio de almacenamiento y un televisor con pantalla táctil de ultra alta definición de 18 pulgadas.

Corte de un Airbus A350-1000 con la división en cabinas. Para el proyecto Sunrise, el avión lleva muchos menos pasajeros que otros aparatos gemelos.

Todas las suites Business y primera estarán tendrán paneles y una puerta corredera para mayor privacidad. Como está sucediendo en todos los aviones de última generación, también tendrán múltiples opciones de carga para dispositivos personales, incluida una base de carga inalámbrica por inducción.

Los asientos de la clase económica serán dos centímetros y medio más largos que los que equipan al resto de la flota (en aviación cada centímetro es un tesoro), lo que dará a los viajeros de esta cabina 84 centímetros de espacio para las piernas. En lo no visible, toda la cabina tendrá WiFi y Bluetooth incluidos. La diferencia entre los asientos de las clases más privilegiadas y los de la clase económica se pretende compensar con las llamadas ‘zonas de bienestar’. Son espacios con pantallas de televisión que guiarán a los viajeros a través de ejercicios de estiramiento y barras para ayudarlos a mantener el equilibrio durante los supervuelos.

Tampoco se deja en el aire el bienestar de los tripulantes de cabina y los pilotos, que cuentan con espacios propios que, a modo de pequeños camarotes comunitarios, serán utilizados para establecer turnos de descanso total por más que los aviones estarán cruzando continuamente husos horarios. Esto también se ha tenido en cuenta a la hora de plantearse el catering que se servirá a bordo, que no solo tiene que ser de calidad, sino tener en cuenta el ambiente del avión, y las horas pasadas a bordo: hidratación, frescura y alimentación sana serán la clave de estos vuelos en el lado gastronómico, además de servicio y autoservicios de fruta, bebidas y otros productos permanentemente.

Otros tiempos ya lejanos del proyecto Sunrise en Airbus A350: la cabina y salón superior de un Boeing 747 de Qantas durante un vuelo de largo radio en los años 70

¿Y cuándo serán?

El Proyecto Sunrise nació en 2017 y lo pretendido era que en cinco años estuviera en marcha. Como hemos comentado, la crisis sanitaria mundial aplazó todo y con el encargo de la docena de aviones en 2022, se pretendía tener todo listo a finales de 2025 para las dos líneas: Londres y Nueva York desde Sídney. Sin embargo, los retrasos en las entregas de la serie -1000 del A350 ha hecho retrasar un semestre su lanzamiento, por lo que a mediados de 2026 (invierno en Australia y verano en el hemisferio norte) Qantas arrebatará a Singapore Airlines el récord de vuelos regulares más largos y batirá un nuevo reto: volar a las antípodas sin parar con un viaje que según los vientos estarán siempre alrededor de las 20 horas en el cielo.