Es tiempo de baño: en cualquiera de las magníficas playas que salpican las costas del país y en las zonas habilitadas para esta actividad en ríos y pantanos. Pero también en piscinas de agua dulce (o no), que van más allá del concepto de «un lugar en el que refrescarse» para convertirse en auténticas obras de arte.
En este tema seleccionamos algunas de las más bonitas, espectaculares y llamativas del país por su diseño y arquitectura. Pero también por su situación e, incluso, las panorámicas que pueden contemplarse en ellas. Y, lo mejor: todas son de uso público, así que, previo pago de la entrada correspondiente, se puede disfrutar de cualquiera de ellas a lo largo del verano o, incluso, más allá de la temporada estival.
Lago Martiánez, Puerto de la Cruz, Tenerife
El arquitecto lanzaroteño César Manrique dejó en su querida tierra canaria varios proyectos en los que el agua (entendida de una forma recreativa) es protagonista principal. De todos ellos, estas piscinas al borde del mar son, sin duda, las más espectaculares. Casi 100.000 metros cuadrados tiene este complejo con varias piscinas (una de ellas el «lago» que le da nombre) de formas sinuosas y que adaptan al perfil costero. Todo el conjunto se realizó a partir de materiales de la zona, fundamentalmente rocas volcánicas. Se inauguró en los años 70 del siglo XX sobre unas piscinas anteriores (las de San Telmo), creadas en los años 50, y están declaradas Bien de Interés Cultural (BIC).
Parque Marítimo de Santa Cruz, Tenerife
También obra de César Manrique, este complejo de 22.000 metros cuadrados está situado junto al Auditorio de Santa Cruz de Tenerife, diseñado a su vez por Santiago Calatrava. Se trata de una obra póstuma del genial creador lanzaroteño e incluye tres piscinas: la principal, la de cascada y la infantil, a cada cual más atractiva. A ello se suma un solárium con espectaculares vistas al mar y al auditorio.
Tan interesante como el propio baño y la vida social que se disfruta aquí son las obras de arte, sobre todo los llamados «juguetes de viento», diseñadas por el propio Manrique y que se pueden admirar entre los distintos espacios ajardinados. Todo ello realizado a partir de materiales naturales.
Piscinas de Castromonte, Valladolid
Puede resultar llamativa la inclusión de las piscinas municipales de esta pequeña localidad vallisoletana. Pero lo cierto es que su proyecto es uno de los 40 candidatos de este año al Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea-Premio Mies Van der Rohe, el más prestigioso del continente en esta disciplina.
Diseñadas por el también vallisoletano Óscar Miguel Ares, aparte de los dos vasos (piscinas), el proyecto destaca por las original cubierta, que hace las veces de zona sombreada, construida a base de vigas Artwind.
Piscinas Picornell, Barcelona
Las piscinas de Montjuïc se hicieron célebres durante la competición de salto de los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992, por sus espectaculares vistas a la ciudad. Las mismas que siguen disfrutando hoy en día quienes hacen uso de este complejo, compuesto por tres piscinas: dos exteriores (una de 50 metros de longitud y la conocida piscina para saltos) y una interior, que está climatizada y abierta durante todo el año.
Piscinas naturales Las Berceas, Cercedilla, Madrid
Dentro del parque recreativo del mismo nombre, en un paraje de una gran belleza natural, anejo al Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, estas piscinas son un auténtico oasis en el que refrescarse en los tórridos días del verano madrileño. De hecho, la temperatura del agua, incluso, puede parecer demasiado fría, pues al fin y al cabo viene directamente de los manantiales de alta montaña de la zona y este espacio se sitúa a 1.400 metros de altitud.
El parque como tal tiene 30 hectáreas de extensión y en él, además de las dos piscinas naturales, hay también una zona de aventura entre el tupido arbolado y varias opciones donde comer.
Piscinas públicas Oira, Ourense
Estaba claro que la ciudad más «acuática» de España (por su termas históricas en el propio centro urbano y también en sus aledaños y por las playas del Miño), debía tener una de las piscinas más escenográficas. Está en el complejo deportivo Oira, que cuenta también con una playa fluvial.
Rodeadas de una tupida vegetación, lo más sorprendente es que son de acceso libre, así que conviene tenerlo en cuenta durante los días más tórridos del verano orensano, pues suelen estar abarrotadas.
Azkuna Zentroa, Bilbao
Sí, es verdad. Esta piscina es interior y climatizada. Pero hay dos motivos por los que merece ser incluida en este listado: el primero es el arquitecto que la diseñó, Philippe Starck, dentro del proyecto global de transformación del edificio de La Alhóndiga como gran centro de servicios y ocio para los ciudadanos de Bilbao.
El segundo es el solárium de la piscina, exterior, que está situado sobre la propia cubierta del edificio. Así que, sí, este es un buen lugar al que venir a disfrutar del verano en la capital vizcaína.
Parque Marítimo del Mediterráneo, Ceuta
Comenzamos este tema en Tenerife y lo terminamos en la ciudad de Ceuta y, curiosamente, ambos destinos están unidos por el hecho de que sus espectaculares parques marítimos llevan el sello del mismo creador: César Manrique. Aunque no viera terminado el proyecto, el lanzaroteño creó aquí un conjunto en el que los elementos constructivos simulan a los del Conjunto Monumental de las Murallas Reales. Mientras que los tres grandes lagos de agua salada están inmersos en un verdadero jardín botánico con especies llegadas de diferentes países del mundo.
Aparte del baño, este parque marítimo también destaca por la amplia oferta gastronómica y de ocio que ofrece durante buena parte del año.