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Cómo superar la fatiga del museo durante los viajes

Este trastorno se suele producir por una excesiva acumulación de estímulos culturales en un corto espacio de tiempo

La pirámide del Museo del Louvre, París, Francia. Foto: Getty

La conocida como fatiga del museo es un concepto muy real y para nada nuevo. Investigaciones que se remontan a los años 20 del pasado siglo muestran que los visitantes de los museos muestran un menor interés en las exposiciones y las colecciones del museo en cuanto van más allá de sus principales puntos de interés. Si a eso le sumamos un viaje a un lugar nuevo, repleto de tesoros patrimoniales y culturales para ver, la sensación puede ser, cuando menos, algo confusa. Uno no quiere perderse nada, pero cada nuevo museo que se visita va pareciendo más tedioso o monótono. A continuación, ofrecemos algunos consejos para vencer la fatiga del museo y, así, disfrutar mucho más del viaje.

¿Qué causa la fatiga del museo?

Visitar demasiados museos, o solo unos pocos pero durante demasiado tiempo, puede causar bastante hastío. Pasar un día entero en el Louvre, una tarde entre el Museo de Ciencia e Industria de Chicago y el Museo Field, o una semana recorriendo la Milla de los Museos de Nueva York pueden causar, sin duda, una gran fatiga museística.

Un enorme museo público en Chicago, Illinois
Fachada principal del Museo Field de Chicago. GETTY

¿Cuáles son los signos de fatiga del museo?

Entre los síntomas que denotan que se está produciendo la fatiga del museo están la sensación de agotamiento físico y un cierto agobio mental. Pero esta afección puede manifestarse de manera diferente según cada persona.

Así, la fatiga del museo puede manifestarse visitando demasiado rápido las exposiciones o haciendo una selección muy corta de las obras maestras a la hora de recorrer cualquier institución cultural. La fatiga del museo puede hacer que los visitantes prefieran echarse una pequeña siesta en uno de los bancos o bostezar de forma constante mientras se observa una obra arte. También puede notarse de una forma física: imposibilidad para seguir caminando por los pasillos y galerías de un museo o ante el mero hecho de imaginarse abriéndose paso entre las multitudes, solo para ver una pieza determinada.

En cualquier caso, la falta de interés en el museo que se esté visitando en ese momento es un buen indicador de que la fatiga del museo ha llegado ya o que está a punto de hacerlo.

¿Cómo evitar la fatiga del museo?

Ser consciente de que se está produciendo esa fatiga es el primer paso. Al planificar una ruta de viaje, conviene valorar bien qué museos merece la pena visitar, diversificando el itinerario. Deben distribuirse en varios momentos las visitas a los museos de historia, historia natural, arte, interactivos u otras temáticas. Conocer un museo de arte todos y cada uno de los días de viaje durante una semana en la Toscana puede no ser lo más recomendable.

Hacer visitas guiadas también puede ayudar a evitar la fatiga del museo, ya que los expertos saben qué piezas destacar, dan descanso al cerebro al recorrer el museo sin tener que andar mirando un mapa y ofrecen una experiencia interactiva y humana en un periodo de tiempo concreto. Planificar la visita también puede evitar la fatiga del museo, al priorizar aquello que realmente se desea ver y evitando esa sobrecarga mental y física que supone conocer un nuevo lugar, sobre todo si éste es grande y suele estar abarrotado de visitantes.

En este enorme museo se encuentran importantes objetos culturales japoneses.
El Museo Nacional de Tokio alberga la mayor colección de tesoros de Japón. GETTY

¿Qué hacer al sentirse cansado de un museo?

Ante todo, tomarse un descanso. Si se nota que los ojos están vidriosos o que las piernas flaquean, conviene parar un minuto. Tomar un tentempié en la cafetería del museo o hacer una parada para comer en el restaurante también es buena idea. Si hay una zona al aire libre, también se puede tomar un poco de aire fresco. Algunos museos permiten salir y volver el mismo día con la entrada, así que, si el tiempo de estancia lo permite, es perfectamente aceptable descansar realizando otra actividad y volver al museo más tarde.

¿Cuál es el mejor momento para visitar un museo?

El mejor momento para visitar un museo suele ser a primera hora de la mañana, según abren, cuando suele haber menos gente. Visitarlo una o dos horas antes del cierre también es recomendable, ya que las multitudes comienzan a dispersarse. Hay museos también que ofrecen horarios nocturnos especiales, incluso con entrada gratuita o con descuento, y suele haber menos gente. Muchas empresas ofrecen recorridos diferentes tipo «Mujeres en el arte» o «Comida en la historia», y pueden ser las mejores guías para aquellas personas que tienen intereses culturales concretos.

La Galería de los Uffizi, el museo de arte más grande del mundo, junto al Palazzo Castellani (a la derecha), sede del Museo Galileo, vista desde el río Arno, Florencia, Toscana, Italia
La Galería de los Uffizi en el centro histórico de Florencia, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. GETTY

La mejor forma de integrar la visita a museo durante las vacaciones

Antes del viaje conviene investigar qué museos hay en el destino y planificar su visita. Es importante llevar calzado cómodo, consultar el reglamento de visitantes del museo y conocer los horarios. También conviene tener a mano una lista de museos como alternativa por si hace mal tiempo. Muchos museos ofrecen visitas guiadas gratuitas a cargo de guías y expertos voluntarios u ofrecen actividades como charlas o proyecciones de películas, que pueden ser una forma amena de visitarlos y de disfrutar de sus tesoros.

Este tema se ha publicado en Forbes.com. Para leer la versión original solo hay que pinchar aquí.

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