Escribir sobre el primer y, por el momento, único hotel St. Regis de España implica hablar de asuntos como el naufragio del Titanic y la orden religiosa de los mínimos. También pasa por viajar desde Nueva York a Múnich y de ahí a Mallorca. La marca, que este 2024 alcanza los 110 años, une a Salvador Dalí con Lázaro Rosa-Violan. Relaciona a la familia Schörghuber con el estrellado chef canario José Miguel Navarro y también mezcla a la cerveza Paulaner con la hotelera Marriott International.
Empecemos por el principio de toda esta historia. Vamos al Nueva York de hace 110 años. Es 1904 y John Jacob Astor IV, empresario escritor, inventor y sobre todo un multimillonario descendiente de comerciantes alemanes, celebra la inauguración de su lujoso hotel: el St. Regis, en la quinta avenida con la calle 55, en pleno Manhattan. El establecimiento marcó un antes y un después de la hotelería en Estados Unidos, tanto en los servicios a los huéspedes, con novedades y modernidades nunca vistas antes, como también por el ambiente que se vivía en el establecimiento, más intimo y selecto que en otros hoteles de su categoría.
Astor, que participó como oficial de Estados Unidos apoyando la independencia de Cuba contra España en la guerra de 1898, tenia una filosofía clara en su faceta de hotelero: cada huésped debía encontrar su habitación como si fuera el primer visitante. También fue uno de los pioneros en ofrecer servicio de mayordomo a sus huéspedes y también en dotar de aire acondicionado a todos los espacios de un hotel. Con 47 años y muchos proyectos en mente y en marcha, este empresario perdió la vida en 1912 en el naufragio más célebre de la historia: el del Titanic, del que era el viajero más acaudalado.
Una marca histórica
Madeleine Talmage Force sobrevivió a su esposo tras el naufragio del transatlántico. La marca también siguió viva durante décadas identificando uno de los grandes hoteles de Nueva York, hasta su adquisición en 1966 por parte de Sheraton. En 1988 esta fue comprada por Starwood, creándose entonces la marca St. Regis para definir a una serie de hoteles de gran lujo, que cambió de manos, aunque no de filosofía, cuando Starwood fue adquirido por Marriott en 2016 por 12.000 millones de dólares, lo que la convirtió en la mayor corporación hotelera del mundo.
Dentro del gigante hay 30 marcas hoteleras y entre las de lujo clásico tres: JW Marriott, The Ritz-Carlton y St. Regis. La última tiene en la actualidad 64 establecimientos en todos los continentes, salvo Oceanía. En Europa hay únicamente seis. Tres están en Italia: Florencia, Venecia y Roma. Uno en Belgrado, la capital de Serbia, otro en Estambul, Turquía y uno en Mallorca, Baleares.
De Mardavall a St. Regis Mardavall
El único St.Regis español se inauguró en 2002 como Hotel Mardavall en Punta Negra, Calvià. La propiedad se levantó al suroeste de Palma, en unos jardines frente al mar entre Puerto Portals y Palmanova. En 2007 se realizó una importante reforma para mejorar sus instalaciones y estética y reabrió ya con su nombre actual: St. Regis Mardavall.
El hotel es una de las joyas de la corona de Arabella Hospitality, empresa alemana propietaria de éste y 17 establecimientos más en Alemania, Suiza, Austria y Mallorca. Esta empresa es, al mismo tiempo, filial del holding de empresas Schörghuber, familia bávara propietaria del 70% del enorme grupo cervecero Paulaner, que fabrica un buen numero de marcas además de la más celebre, que da nombre al grupo. Ésta se empezó a producir en 1634 por los miembros de la orden religiosa del mismo nombre, también conocida como los mínimos, fundada por San Francisco de Paula.
Los Schörghuber son también uno de los mayores promotores y constructores de Múnich y, como curiosidad algo exótica, al margen de hoteles, cervezas y desarrollo urbanístico en Alemania también tiene intereses en piscicultura en Puerto Montt, Chile.
Un hotel que es un destino
Desde el preciso momento de la llegada a The St. Regis Mardavall Mallorca Resort, hay algo que diferencia al establecimiento: lo impecable del lugar y su personal en todos los puestos. Nada se deja al azar y todo está perfectamente calculado: desde quienes reciben al huésped en la entrada a la recepción personalizada y, por supuesto, el servicio de mayordomos que atienden a quienes se alojan en las suites, una de las señas de identidad de la marca St. Regis y que están disponibles las 24 horas para atender cualquier petición, necesidad o servicio de quien pase los días y las noches en ese rincón de Mallorca.
Las suites son parte de las 125 habitaciones del establecimiento. Todas tienen una generosa terraza, miran al mar y también tienen a la vista unos preciosos e impecablemente cuidados jardines que trasmiten paz. La misma paz que se tiene en el Arabella Spa, con unos generosos 4.700 metros cuadrados y todo lo imaginable para el bienestar, relax y tratamientos.
En la parte gastronómica es obligado hablar del orgullo del hotel: Es Fum, un restaurante galardonado con estrella Michelin en 2011 y cuyo chef, el canario (de La Gomera) Miguel Navarro, ha mantenido hasta la actualidad con una cocina con toques de ambos archipiélagos y muchos detalles de perfección que también le hicieron merecedor de un Sol de la Guía Repsol en 2022. El otro restaurante del hotel, Terra, es un impecable comedor donde se come de primera y recuerda a las casas señoriales mallorquinas, una idea de Lázaro Rosa-Violán, que también se ha encargado de diseñar el St. Regis bar, una barra impresionante a la altura de los hoteles de esta marca, que tienen a estos espacios como uno de sus corazones. No pocas veces Salvador Dalí frecuentó y habló el bar del St. Regis de Nueva York.
La incorporación más reciente a la oferta gastronómica del hotel es un Sea Club, sofisticado y, a la vez, informal (un equilibrio que se consigue únicamente cuando las cosas se hacen realmente bien) y que ocupa una parte de los jardines muy próxima al acceso al mar, donde el hotel tiene su propio embarcadero… y barco. Un encantador llaüt, el barco de recreo típico de la isla, que en este caso es eléctrico y en el que se hacen excursiones marítimas para los huéspedes que deseen salir del resort y navegar por la bahía. Algo tentador, aunque también lo es pasar toda la estancia en un hotel que es un destino en sí mismo.
Por cierto, a través de Arabella hospitality, los Schörghuber tienen otros dos hoteles con marcas de Marriott en la isla: de un lado el Sheraton Mallorca Arabella Golf Hotel y por otro el histórico Castillo Hotel Son Vida, de la marca Luxury Collection. Junto al St. Regis, estos establecimientos tienen una relación muy estrecha con el golf. Y es que Arabella también toca este terreno, gestionando cuatro lugares donde practicarlo: Son Muntaner, Son Vida, Son Quint y el golf Palma Pitch & Putt.