Los viajes sostenibles son cada vez más populares. Pero, ¿en que se basa esta manera de viajar? En términos generales se refiere al hecho de hacerlo de una manera consciente y respetuosa con el medio ambiente y las comunidades locales, dejando un menor impacto en el destino. También adecuando la elección del lugar a visitar durante el proceso de búsqueda y reserva.
El turismo sostenible en muchos sentidos es una reacción al turismo masivo y ayuda a proteger el planeta, garantizando que los destinos sean habitables y valga la pena visitarlos en años venideros. Y, si bien viajar ciertamente puede pasar factura, generando emisiones de carbono, desechos y otros inconvenientes, el turismo responsable es un paso esencial para proteger el planeta.
Consejos para un viaje sostenible
El turismo responsable ayuda al medio ambiente, limitando el impacto ecológico, apoyando las formas de vida locales, respetando el patrimonio cultural y no interferir en las riquezas de un territorio, ya sea llevándose una concha de una playa o tirando basura en una ruta de senderismo. Muchos itinerarios de viajes responsables son fácilmente imitables en otros lugares y muchos más se pueden adaptar para que sean más sostenibles. Hay muchas formas, grandes y pequeñas, de viajar de forma más responsable y sostenible. He aquí cómo empezar:
1. Utilizar envases de varios usos
Hoy en día se pueden comprar versiones pequeñas y de un solo uso de prácticamente todos los productos cosméticos. Pero ¿realmente es necesario hacerlo? Se puede optar por envases de viaje recargables para llevar los productos de uso habitual. Si se prefiere viajar sin líquidos, se puede optar por pastillas de jabón, champú y acondicionador, pasta de dientes en polvo y otros productos que sean ecológicos.
2. Mejor en transporte público
El transporte público (autobuses, trenes, servicios de cercanías…) siempre es más sostenible que un viaje privado. Si es posible, hay que utilizarlo para ir y volver del destino y conocer el sistema de transportes de su destino para investigar en las opciones de moverse por él, preferiblemente antes de empezar el viaje.
Con esto no solo se ahorra dinero y se reduce la huella de carbono, sino que también se puede conocer cómo vive la población local. Si el transporte público no es una opción, se pueden considerar viajes compartidos al aeropuerto y excursiones, o alquilar un vehículo eléctrico o híbrido.
3. Experiencias que generen bajos residuos
Algo de planificación puede ahorrar una cantidad considerable de residuos en los vertederos. Llevar una botella de agua reutilizable reduce la cantidad de objetos de un solo uso que se compran mientras se viaja. Otros objetos fáciles de llevar en el equipaje son un juego de cubiertos, pajitas y tapones para los oídos, todos ellos reutilizables y pueden ayudar a evitar la generación de más desechos en la ruta.
Quienes no renuncian a una buena lectura en la playa pueden considerar el cambio a un libro electrónico. También se pueden llevar bolsas de mano para recuerdos u otros artículos comprados en el viaje evitando así el uso de bolsas de plástico desechables.
4. Comer de forma responsable
Comer como lo hace la gente del lugar elegido para las vacaciones es la mejor manera de apoyar a los ecosistemas locales. Hacerlo en pequeñas empresas independientes (no cadenas) no sólo es una ayuda para los empresarios locales, sino que a menudo puede tener un menor impacto ambiental que el que provocan las franquicias, moviendo ingredientes entre las diferentes sedes que tienen en cada país.
Tomar decisiones de bajo impacto, incluido comer principalmente productos vegetales cuando sea posible, también puede hacer que viajar sea un poco más ecológico. Asimismo es importante que las comandas se realicen con moderación y adaptadas al hambre real de los comensales, para no generar un exceso de desperdicio de comida.
5. Reservar hoteles sostenibles
Alojarse en un alojamiento enfocado en la sostenibilidad puede tener un gran impacto. En la actualidad, los hoteles deben cumplir varias certificaciones para demostrar su estatus como sostenibles. Entre ellas, la certificación LEED. En este sentido, el selecto club de los Leading Hotels of the World tiene una colección sostenible de hoteles de cinco estrellas muy destacable.
6. Invertir en compensación de carbono
Si bien técnicamente no podemos deshacer el daño que causamos al medio ambiente, existen iniciativas para, al menos, mitigarlo. Las compensaciones de carbono permiten a los consumidores compensar su huella, financiando proyectos que reducen la contaminación por dióxido de carbono. CoolEffect.org , por ejemplo, puede ayudar a donar según el itinerario del viaje y la logística. Como referencia, para compensar los viajes aéreos, un vuelo de ida y vuelta de seis horas supone alrededor de 1,89 toneladas de CO2 por pasajero. Unos 30 euros de de compensaciones de carbono ayudarían a mitigarlo.
7. Viajar no tan rápidos
El concepto slow travel es un término de moda que ha surgido en este siglo, cuando los viajes de trabajo y de placer, también conocidos como bleisure, se han fusionado más que nunca. Hoy el concepto de trabajar e incluso socializar de forma remota está totalmente normalizado.
En lugar de un rápido paseo de ida y vuelta, el viaje tranquilo enfatiza tomarse su tiempo, ya sea disfrutando de una propiedad de alquiler durante un mes y sacándole todo el partido a los fines de semana, viajando con mochila, circulando en bicicleta o caminando durante un periodo prolongado fuera de las redes de transporte habituales. O viajar en tren en lugar del avión. Se ha demostrado que el turismo slow tiene un impacto medioambiental muy positivo.