Diez relojes de menos de 30 mm para sumarse a la tendencia ‘mini’

Del PRX hemos contado todas sus bondades. También de su edición más diminuta, esta de 25 mm de diámetro, que se decanta en cinco versiones, para que nadie se queje de que no encuentra la suya. Todas están fabricadas en acero, y ésta, además, está recubierta de PVD en color oro rosa, con la esfera a tono y un toque de glitter en los índices.

Hace cinco años que Breitling presentó su primer Chronomat (uno de sus modelos más reconocibles) para las mujeres, y en 2024 llegó esta iteración reducida de 28 mm. A pesar de su pequeñez, exhibe los códigos del original de 1984, como el llamado brazalete Rouleaux, con eslabones largos y cilíndricos. Su carácter deportivo no le resta finura, con sus diamantes cultivados en laboratorio.

Este reloj es el más diminuto de nuestra selección: solo mide 19 mm. Su femineidad está muy acentuada, y no solo por los diamantes que copan su bisel y su corona, sino por el dial de nácar rosado. Tanto en éste como en la pulsera milanesa con acabado satinado se aprecian las líneas gráficas del motivo cannage de Dior, muy presente en toda la colección La D My Dior.

Tiene todos los elementos de un clásico con toque art déco (las formas geométricas, la esfera por sectores, los números romanos, la minutería de ferrocarril, las agujas) pero concentrados en su pequeño tamaño: solo mide 21,5 x 29 mm. El mecanismo es de cuarzo, es decir, que funciona con pila. También se ofrece con diamantes en las angarillas laterales y brazalete de oro amarillo.

Con el Baignoire más chiquito, nacido en 2024, se roza el culmen de la elegancia. Inconfundible por su forma ovalada (de bañera, como indica su nombre), su caja de oro amarillo (a juego con la corona perlada) de 24,6 mm de largo se agarra a la muñeca con una correa de piel de becerro satinada del mismo tono ciruela que el de la esfera lacada. El cabujón de zafiro de la corona pone el contraste de color.

Caracterizado por sus «garras» pulidas fijadas a los laterales de la caja, el Constellation nació en 1952 haciendo referencia a sus ocho estrellas estampadas, que representaban ocho récords de precisión de Omega a mediados del siglo XX. En este caso se declina en femenino, con diamantes en el bisel y los índices y esfera en PVD de color morado con un grabado electroquímico denominado supernova.

En 1957, la bióloga marina Sylvia Earle había obtenido su máster en ciencias, Françoise Sagan tocaba el cielo de la fama literaria tras la publicación de Buenos días, tristeza, y Audrey Hepburn enamoraba a Hollywood. Las mujeres prosperaban y muchas abrazaron un estilo de vida activo. El fundador de Rolex, Hans Wilsdorf, vio que necesitaban un reloj de precisión. Y alumbró el Oyster Perpetual Lady-Datejust, que 65 años después presume de ser un clásico funcional.

No hay en todo el catálogo de Hublot pieza más chica que ésta de 29 mm de diámetro y 8 de grosor. El Classic Fusion de tres agujas más fecha, celebérrimo en España y el modelo más clásico y tradicional de la casa, se viste de King Gold (un oro rojo de 18 quilates propio de Hublot) y de verde, si bien hay otra versión en titanio con el mismo color de esfera y de correa de caucho.

Lo hemos visto en las muñecas de Rihanna y de Serena Williams (y por partida doble, porque ella se pone dos a la vez). Y lo veríamos en la de muchas mujeres más si su precio no fuera propio del lujo, porque es un capricho de reloj. El Royal Oak en miniatura es un condensado de todo lo que ha hecho grande a este modelo: brazalete integrado, bisel octogonal, grabado guilloché con motivo petite tapisserie…

El famoso diamante Tiffany, uno amarillo con forma de cojín de 128,54 quilates que han lucido rutilantes estrellas (la última, Lady Gaga), es la inspiración de la colección Carat 128, en la que se integra este reloj que ha visto la luz en 2025. Cuenta con una caja de 27 mm y una esfera engastada con diamantes, como el brazalete de cinco filas (en total hay 897 piedras, que suman más de 29 quilates). Un cristal facetado protege el dial.