Al calor del boom que ha vivido la alta relojería durante y después de la pandemia que comenzó en 2020, muchas firmas en estado durmiente han vuelto a la vida comercial (como Nivada Grenchen y Charles Girardier), y otro número considerable de relojeros independientes ha lanzado su propia enseña, como Pöhlmann-Bresan, Strehler Watches y Atelier Holgur. ¿Hay espacio para todos? El mercado hará su selección. La supervivencia es compleja sin un gran grupo detrás que les arrope, pero es una buena noticia que la nómina de relojeras aumente, porque indica dinamismo y emprendimiento.
Hoy nos detenemos en una de esas marcas de novísimo cuño que nos ha sorprendido porque sus productos son el resultado de la labor de una multitud de artesanos relojeros, al menos 40, de más de 15 oficios y profesiones distintas. La han fundado el fabricante de esferas ginebrino Atelier Olivier Vaucher, que desde 1978 ha servido a las firmas del gremio más prestigiosas, y el relojero Olivier Gaud. Se llama Taos, y su punto fuerte es la profusa decoración de sus relojes mecánicos, y la idea de que cada pieza es única.
Para comenzar, Taos ha lanzado una serie inaugural de siete relojes diferentes de oro blanco y oro rosa con 38 mm de diámetro y 10 mm de grosor. En sus diales, plumas grabadas cubiertas de esmalte, flores de nácar pintadas en miniatura, pétalos de esmalte cloisonné, diamantes… Una fantasía artesanal compleja que impresiona por sus finos acabados.
En el taller del matrimonio Olivier y Dominique Vaucher dominan el esmalte grand feu, el grabado, la pintura en miniatura, los mosaicos y el engaste, y Taos, con Gaud como director ejecutivo, se beneficiará de las capacidades creativas de su equipo. Se necesitan más de 200 horas de trabajo para crear una sola esfera y más de 100 de grabado en cada movimiento, dicen sus responsables. Así que no cabe esperar que entreguen muchas unidades al año.
Cada reloj Taos alberga el mismo mecanismo, producido por el fabricante de movimientos suizo Télôs, que ha creado el calibre automático VOP318, con una cómoda reserva de marcha de unas 72 horas o tres días, en exclusiva para la compañía. Y también está decorado, claro. Sus componentes están grabados, biselados y satinados individualmente a mano, como las agujas. «Grabar un solo calibre completo requiere entre 80 y 100 horas de minucioso trabajo por parte de un solo artesano, que es responsable de su pieza desde la recepción hasta que la entrega completamente terminada», señalan.
El nombre Taos está inspirado en una pequeña comunidad de Nuevo México (Estados Unidos) conocida por su colonia de arte. También es la palabra griega que designa a un pavo real. Y así son sus relojes, hechos para admirarse y presumir. Por eso sus precios no están hechos para todos los bolsillos: oscilan entre 110.000 francos suizos y 150.000 (entre 113.800 euros y 155.100 al cambio actual).