El diamante es la piedra preciosa más recurrente de la historia, por su fulgor, su transparencia y su atractivo. Emana un resplandor incomparable y hace brillar. Los antiguos griegos lo denominaban adamas, que significa indestructible, apelando a su dureza (es el mineral más resistente que se conoce).
Llamado a perdurar para siempre, los fabricantes de relojes lo han aplicado a sus creaciones desde sus orígenes, estableciendo un diálogo entre la técnica relojera y la joyera, y movilizando a talleres de cortadores de diamantes, joyeros y artesanos.
Solo las marcas de prestigio, como Cartier, Piaget, Chopard y Breguet, por ejemplo, ofrecen pequeños diamantes de distintas tallas o formas (redondos, pera, baguette…) de la más alta calidad en sus relojes. Y se esfuerzan por elegirlos a juego, similares en color y en tamaño, haciendo del engaste un arte manual.
En cambio, la tentación de otras firmas de menos lustre es incluir piedras con imperfecciones, puesto que son imperceptibles al ojo humano. Estos centelleantes modelos que aquí te mostramos no te darán gato por liebre. Y mira que llevan diamantes encima…
En ellos se ha aplicado lo que se conoce como full pavé en inglés. Es decir, un engaste que cubre todo el reloj. Como el Rolex que luce Georgina Rodríguez, la novia de Cristiano Ronaldo, en la imagen de abajo. Lo comparte con el astro del fútbol portugués, y es un GMT Master II de oro blanco que cuesta alrededor de 500.000 euros.
Este tipo de piezas no siempre se encuentran en las colecciones regulares de las marcas. Tampoco se ofrecen en todos los sitios (sí en mercados como Hong Kong, donde hay de todo en materia relojera). Evidentemente, su venta es muy lucrativa para las casas de relojería, dado su precio. Hasta uno de los relojes más exitosos de Patek Philippe, el Nautilus (foto superior), se ha vestido de alta joyería. Su referencia 7118/1450G lleva 2.553 diamantes de talla brillante, que suman 12,69 quilates.
Precisamente para controlar todos los detalles de los diamantes que inserta en sus relojes, Patek Philippe acaba de adquirir una participación en la firma de diseño y engaste de gemas Salanitro. Esta empresa con sede en Ginebra se fundó en 1990, y lleva décadas colaborando con algunos de los relojeros más prestigiosos de Suiza. No ha trascendido ni el tamaño de la participación ni el precio pagado por Patek Philippe.
Tradicionalmente, el diamante se ha engastado, sobre todo, en los modelos de mujer. Pero hoy, que se han roto muchos convencionalismos, también hay hombres (léase deportistas famosos, raperos famosos y millonarios asiáticos, famosos o no) que han sumado relojes con diamantes a sus colecciones. Curiosamente, a diferencia de lo que ocurre con las mujeres, que un hombre lleve un ejemplar full pavé grita a los cuatro vientos que tiene mucho dinero… pero quizás poco gusto.
Además de dar la hora, los ejemplares full pavé ejercen como reloj-joya, que es lo que muchos fabricantes entienden que busca una mujer en un reloj. Sin embargo, a su mera sofisticación estética se están sumando cada vez más las virguerías mecánicas, esto es, las complicaciones. Son aquellas funciones que van más allá de dar las horas, los minutos y los segundos.
Como en este Serpenti Seduttori Tourbillon de Bvlgari (foto de arriba) de oro blanco que la casa romana presentó a principios de septiembre. En él se encuentran la alta joyería y la alta relojería, y los diamantes con las espinelas negras. La complicación que se ha introducido en la caja de 34 mm con forma de lágrima es la del tourbillon, una de las más difíciles de realizar. Sobre todo en este caso, por su pequeño tamaño. Le da vida un movimiento de cuerda manual, y cuesta 195.000 euros. Porque nadie dijo que brillar fuera asequible.