Las películas que se quedan grabadas en el alma de la industria del cine y de su público no son aquellas con grandes efectos especiales, ni en las que vence el bueno al malo. Son las que se atreven a indagar en el más sentido dolor de lo corriente. Aquello a lo que nos da miedo asomarnos en nuestra propia casa. Aquellas cuestiones que miran al pasado pero que aún asisten a nuestro presente. Una de las suelas cinematográficas que deja esta huella audiovisual es el de director Joachim Trier, quien ha demostrado ser un maestro en este género intimista de grito existencialista. Con su primer éxito, La peor persona del mundo (2021) logró entrar en el corazón de la crítica -al salir nominada a dos premios Oscar y al ganar el premio a mejor actriz en el Festival de Cannes. Ahora, y con la misma actriz como protagonista, la noruega Renate Reinsve, pretende llegar hasta lo más hondo de nuestras entrañas con la película Valor Sentimental, recién estrenada en cines el pasado viernes 5 de diciembre.
La historia sigue la relación entre dos hermanas (Renate Reinsve y Inga Ibsdotter Lilleeas) y su padre (Stellan Skarsgård). Un vínculo complicado que se sostiene por un pasado doloroso y por el abandono por parte del padre para centrarse en su carrera como director de cine respetado. Cada hermana representa los dos polos del dolor. Una de ellas, no tiene familia y es una actriz de teatro que busca entre bastidores todo lo que no ha sabido expresar en su vida; la otra, tiene la vida resuelta, está casada y tiene hijos, además de un trabajo estable. Tras la muerte de su exmujer, el padre reaparece y busca reconciliarse. Para hacerlo, quiere rodar una película autobiográfica en la casa familiar y propone a una de sus hijas que sea la protagonista.
El guion, escrito por Trier junto a su habitual colaborador Eskil Vogt (The Innocents), entrelaza múltiples subtramas. En sí, Valor sentimental es un conmovedor drama familiar que llama al timbre de muchas casas, para contar a través del arte -en concreto, del cine- cómo convivir con las heridas del pasado sin que nos definan, y la posibilidad de que nunca sanen por completo, aunque sí puedan evolucionar hacia el alivio que brinda el perdón. La propuesta tiene como eje un reparto entrañable y eficaz. Entre ellos se encuentra Stellan Skarsgård, veterano actor sueco con una carrera que abarca desde dramas de autor como Dogville y Nymphomaniac, hasta comedias como Mamma Mia! y la aclamada miniserie Chernóbil, consolidándose como uno de los intérpretes europeos más versátiles de su generación. Junto a él, Elle Fanning, conocida por títulos como Super 8, The Neon Demon y The Great, aporta delicadeza y fuerza emocional a su papel, mientras que la joven Inga Ibsdotter Lilleeas -la hermana con la vida resuelta- se revela como un descubrimiento sorprendente de la mano de la intensidad emocional de Renate Reinsve,
Tras obtener el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes, la cinta opta a nueve Premios del Cine Europeo, un reconocimiento que abarca prácticamente todas las categorías clave. Su trayectoria la ha convertido también en una firme candidata para los próximos Oscar, donde podría competir no solo como Mejor Película Internacional, sino también en interpretación -tanto actriz protagonista como actor secundario-, dirección, guion e incluso en la categoría reina de Mejor Película.
La película confirma la maestría de Trier para transformar las relaciones cotidianas en reflexiones universales sobre pérdida, perdón y memoria. Con su reciente reconocimiento en Cannes y las nominaciones a los futuros premios, la cinta demuestra que los relatos íntimos y sútiles pueden tener un impacto global, recordándonos que el cine no solo entretiene, sino que también nos ayuda a comprender un poco mejor lo que nos rodea.