Leia Sfez (París, 33 años) es mucho más que una modelo e influencer con un millón de seguidores en Instagram. Es la personificación del estilo parisino contemporáneo. Con su presencia elegante y serena ha conquistado el mundo de la moda y ha llegado a colaborar con firmas como Gucci, Louis Vuitton o Sézane. La sofisticación le acompaña desde niña ya que ha crecido rodeada de glamour y lujo. Sus grandes referentes son su abuela, la modelo estadounidense de los años 70 Wallis Franken, quien se casó con el reconocido diseñador francés Claude Montana, cuyas siluetas de grandes hombros definieron la década de 1980.
Leia se ha convertido en un referente del estilo minimalista donde cada detalle importa. Idea que ha trasladado a la empresa que fundó en 2023 junto a su marido, Gary Sfez. The Oblist es una plataforma de objetos de decoración que sirve de puente entre el diseño contemporáneo y los coleccionistas del futuro. Se centra en elementos actuales y vintage atemporales. Tras su enorme éxito en Francia, el nuevo espacio de The Oblist lleva dos años en Madrid, la ciudad a la que Sfez se trasladó para seguir triunfando.

¿Qué papel ha jugado la energía dinámica de Madrid en dar forma a la siguiente fase de The Oblist?
La energía de Madrid refleja lo que mi marido y yo queremos que represente The Oblist: audaz, internacional y sin complejos. Mudarnos aquí me dio distancia de las capitales del diseño ya establecidas, lo que paradójicamente me trajo claridad. La apertura de la ciudad a la reinvención ha influido en mi forma de liderar.
La marca celebra la “artesanía excepcional” y la “belleza atemporal”. ¿Cuál es tu proceso al seleccionar nuevas piezas?
Instinto, investigación y conexión emocional, pero el instinto siempre lidera. Percibimos inmediatamente cuando un objeto tiene ese poder silencioso que exige tu atención. Luego viene la investigación, entender la filosofía del creador, los materiales y el proceso. Pero la emoción sigue siendo el filtro definitivo. Si una pieza no provoca algo visceral, no pertenece a The Oblist. También nos encanta arriesgar. Enfrentarnos a la belleza en sus formas menos obvias. A menudo, son esas piezas inesperadas las que aportan una tensión casi eléctrica a la coherencia de lo que presentamos. Desafían la mirada, crean profundidad y le dan pulso a la plataforma.


¿Por qué crees que la rareza y la artesanía vuelven a resultar tan atractivas?
La gente tiene hambre de significado. El mundo ha llegado a la saturación, abundancia sin alma. La rareza devuelve la intimidad. Cuando una pieza se hace para ti, lleva una historia incrustada en su forma. Esa cercanía emocional es el nuevo lujo. También sentimos un claro cambio de mentalidad. La nueva generación abraza la espera, valora la rareza y busca piezas que reflejen quiénes son. La idea de poseer algo singular, algo que habla en lugar de gritar, se ha vuelto aspiracional. La artesanía es un compromiso con la lentitud, la intención y el valor que perdura.
¿Cómo imaginas el futuro del diseño de interiores de lujo?
El lujo está cambiando. Se está volviendo más personal, más inteligente y más emocional. La gente ya no quiere perfección; quiere espacios que se sientan vivos, que evolucionen con ellos. Veo los hogares menos como escaparates y más como reflejos de identidad, lugares que hablan de valores, no de estatus. En todas las industrias, las líneas se están difuminando. Moda, cine, arquitectura y diseño se influyen mutuamente constantemente. Creo que el próximo capítulo del lujo celebrará el legado mientras abraza la innovación.

¿Qué significa para ti “diseño atemporal”?
Para mí, no significa viejo o clásico, significa relevante. Un diseño se vuelve atemporal cuando sigue sintiéndose verdadero, incluso cuando todo lo demás cambia. Creo que estamos entrando en una época donde la honestidad superará al estilo. Las piezas que permanecen son las creadas con coherencia e intención, no con marketing. Y sí, tengo algunas cosas que parecían malas decisiones al principio, pero eso es parte del proceso. A veces las piezas imperfectas son las que acaban quedándose.
¿Cómo dirías que tu entorno y tu familia moldearon tu sentido del estilo y la creatividad?
Crecí en una familia donde mis padres eran apasionados por los objetos y la artesanía, y tenían un sentido silencioso del equilibrio. Siempre me dejaron expresarme; nunca descartaron mis ideas ni corrigieron mi gusto. Me dieron espacio para explorar, y esa apertura moldeó mi mirada más que cualquier otra cosa. Me enseñó que el gusto no se trata de complacer a otros, sino de encontrar coherencia en lo que se siente verdadero para ti. Y luego está París. Surrealista y cruel, elegante e implacable al mismo tiempo. Hay una tensión constante entre su suavidad y su ambición, entre belleza e impulso. Ese contraste deja huella; te enseña a ver el mundo con sensibilidad y determinación.
*Realización: Chabela García, maquillaje y peluquería: Víctor Maresco para Moroccanoil, ayudante de fotografía: Nano Hernández, ayudante de estilismo: Martina Tacchini y Sandra González y vídeo: Óscar la Red.
