Forbes Women

Rocío Martínez-Sampere, directora de la Fundación Felipe González: “La vida está llena de contradicciones y guardamos documentos que ayudan a entender muchas cosas”

Hablamos con Rocío Martínez-Sampere, directora de la fundación Felipe González, cuando el rey otorga el político el Toisón de Oro.

Rocío Martínez-Sampere, presidenta de la Fundación Felipe González.

La Fundación Felipe González es la única dedicada a preservar y poner a disposición del público el legado de un expresidente en España, una entidad levantada sobre dos cimientos: aprender del pasado a través de la memoria cívica y aportar al futuro con proyectos y valores progresistas. Navegando a través de su archivo uno se puede encontrar pequeñas joyas anacrónicas de algún nostálgico, como la carta que un ciudadano dirigió a González para pedirle que impidiera trabajar a las mujeres, o documentos de relevancia política como el borrador de una crisis de Gobierno en la que el entonces inquilino del Palacio de La Moncloa, en una sencilla hoja de cuadrícula como la de cualquier estudiante de la época de la EGB, escribió una lista con 33 nombres de posibles ministros en 1991.

En un contexto en el que el rey impune hoy, en el Palacio de la Zarzuela el Toisón de Oro al expresidente González y a los padres vivos de la Constitución, Miquel Roca y Miguel Herrero de Miñón, conversamos con Rocío Martínez-Sampere (Barcelona, 51 años), Economista por la Universitat Pompeu Fabra, master en Economía, Gobierno y Políticas Públicas por la London School of Economics y antigua asesora de Narcís Serra y Pasqual Maragall. Rocío ha vivido la contradicción política en carne propia: es hija de un comunista, nieta de un madrileño militante de la UGT, de otro nacionalista vasco, de una abuela del partido catalanista de la Lliga y otra de ERC.  

Esta exdiputada que tiene en común con González que le gusta “todo tipo de cosas que tengan que ver con trabajar con las manos” como pintar, esculpir o cocinar, nos cuenta cómo esta entidad trabaja contra la polarización en un mundo cada día más sombrío.

El rey entrega hoy a Felipe González el Toisón de Oro, ¿cómo cree que pasará a la historia el expresidente y qué le gustaría que quedara del legado de la Fundación?

Felipe González pasará a la historia como el político democrático más importante de la España del siglo XX: consolidó la democracia, modernizó el país y consiguió que España entrara en la Comunidad Económica Europea, ahora UE. Respecto a la Fundación, que el público español, europeo y latinoamericano tenga a su disposición todo el acervo documental, tanto del presidente como de su época, para que puedan juzgar, no lo que algunos dicen que pasó, sino lo que pasó. Y, por tanto, que en 40 años este archivo pueda completar mejor la historia. Para mí, la memoria consiste en esto y tiene sentido cuando miramos al futuro.

¿No cree que el resto de expresidentes debería compilar esa memoria, como hace esta Fundación?

Yo iría un poco más allá: debería haber una solución pública y de Estado similar a lo que hace EEUU con las Presidential Libraries (allí es por ley y por costumbre hacerlo) con la documentación personal y política, porque no estamos hablando de la administrativa, esa ya está en el archivo general de la administración. Confío que en España en algún momento podamos llegar a tener una solución parecida. 

Lleva diez años al frente de la entidad, ¿cómo ha influido en su trayectoria como exdiputada y economista?

Me dediqué a la política, estuve en el Gobierno de la Generalitat del president Pasqual Maragall y luego como portavoz de Economía en el Parlament, y cuando dimití de mi escaño pensaba volver al sector privado, pero haberme quedado en este sector sin ánimo de lucro en el que puedo hacer un servicio a los ciudadanos creo que encaja y tiene que ver con mi trayectoria. Si no, igual hubiera sido demasiado abrupta la salida de la política. Lo hice porque ayudé a poner en pie esta fundación, un proyecto muy bonito y necesario al hacer que el archivo sea accesible para todo el mundo y promover la parte de think tank y esa mirada al futuro para poner en pie proyectos que arrojan alguna luz a este mundo que está cada día más oscuro y complejo. La fundación ya estaba en pie, pero por el impulso muy decidido de la hija del presidente, María González, y de su vicepresidente y José María Maravall, pero al crearla se dan cuenta de que tiene que haber un responsable operativo para que transite las ideas. 

¿Qué archivos valiosos se pueden consultar en la parte de memoria cívica?

Hay uno del año 75, antes de las primeras elecciones democráticas (1977) que es muy relevante porque hay muchos historiadores que han reiterado que el PSOE intentó que el PCE no se presentara a los comicios para maximizar su número de votos. Este documento, sin embargo, desmiente esa tesis. En él se transcribe una conversación de Felipe González y Alfonso Guerra con la gente de régimen dejando clarísimo que ellos no aceptarían ninguna solución democrática si no estuviera el PCE. Es un documento de valor histórico y político importante. Otro muy distinto, pero interesante igualmente, es la carta que Felipe González le manda en el año 1991 a Alfonso Guerra pidiéndole su dimisión como vicepresidente del Gobierno. A cualquiera a quien le interese la relación entre poder, amistad y expectativas le resultará muy interesante. La vida está llena de contradicciones y es un documento que ayuda a entender muchas cosas.

¿Cómo queda reflejado el papel de la mujer en aquella época?

En el trabajo de la Fundación se ve la incorporación de la mujer a la vida pública y todo el movimiento feminista con su evolución desde finales de los 60, que es desde cuando tenemos los primeros papeles archivados. Es verdad que quedan muchas cosas por hacer, pero ha sido espectacular porque, por ejemplo, en el primer Gobierno socialista de 1982 no hubo ni a una ministra. Y hoy tenemos Gobiernos en los que dirigen la mitad de las carteras. La evolución es increíble y se refleja, por ejemplo, en las cartas que mandaba la gente al presidente y en cómo hoy es un tema de nuestra agenda cotidiana social y política. En nuestro archivo, cada 8 de marzo lanzamos una colección que se llama Cuidar la memoria, mujeres y trabajo donde hacemos un esfuerzo por recopilar los archivos de mujeres relevantes en la época. Hemos promovido el reconocimiento de aquellas secretarias que eran fundamentales, porque muchos de estos papeles los conservamos gracias a su cuidado y a su trabajo. También el de las mujeres en el mundo local, tanto de la época de los 70 hasta alcaldesas de nuestro momento actual; las ministras de los presidentes socialistas… Cada 8 de marzo sacamos un nuevo trabajo de esta colección. Nos gustaría que fuera más relevante, pero en ningún caso queremos falsear la difícil situación que vivían las mujeres en la esfera pública en los años 70.

¿Cómo trabajan para que la fundación sea un espacio que fomente el diálogo entre generaciones?

Tenemos un programa específico dentro del progreso global que se llama Genera, que tiene que ver con generar ideas y con generaciones que hemos puesto en marcha con otros agentes. Intentamos entender cómo piensan y qué inquieta a nuestros jóvenes para aportar soluciones a sus inquietudes sociales y públicas. Tenemos un programa específico que trata de los jóvenes, pero, más allá de eso, como medida general en la Fundación intentamos hacerles llegar la información de la forma más accesible a sus teléfonos, que es la herramienta que emplean para informarse, socializar y relacionarse con la esfera pública. Por esa razón hemos puesto especial atención a nuestra web, contenidos, manera de lanzar los mensajes… Tenemos el único archivo político, que sepamos en el mundo, con esa accesibilidad, con una parte de imagen y audiovisual muy importante. Queremos que las nuevas generaciones puedan llegar a él, no sólo quien haga un doctorado en Historia, sino cualquier ciudadano interesado en nuestro acervo colectivo. A mí me gusta mucho una frase de García Lorca que decía ‘Hay que recordar hacia mañana’. Esta fundación tiene que ver con la memoria, pero solo será útil si consigue hacerlo mirando al futuro y ahí las generaciones más jóvenes tienen que recoger el testigo de todo esto.

¿Qué objetivos persigue el Espacio Rubalcaba y cómo encaja dentro de la visión general de la Fundación que dirige?

La Fundación está basada en memoria cívica y progreso global, pero tuvimos la mala suerte y la tristeza de que Alfredo Pérez Rubalcaba [exministro y ex secretario general del PSOE] falleciera muy prematuramente. De acuerdo con su viuda, su legado, surecuerdo y su reconocimiento descansan en la Fundación con esos valores de concordia, acuerdo y convivencia democrática, que es en lo que siempre trabajaron Alfredo y el presidente González. Para ellos la convivencia era algo muy sagrado.

En este contexto de polarización, ¿qué papel puede desempeñar la Fundación?

Intentamos poner en valor la idea de que la convivencia democrática es algo fundamental que nos trajo la democracia española, algo que convendría no olvidar y saber trasladar al futuro, como hacemos con muchos de los proyectos que tenemos. Como ocurre, por ejemplo, en Genera y también en el programa de la Revolución de las Pequeñas Cosas, donde intentamos juntar a gente de manera transversal para hacerlos hablar de políticas públicas concretas y lo que observamos es que cuando la gente baja a analizar lo concreto tiene a estar más de acuerdo que lo que pudiera parecer. Pero además de esos programas concretos, tenemos la filosofía de trabajar contra la polarización porque no contribuye a ninguno de los valores que el presidente encarnó como nadie en su presidencia y que tiene que ver con el progreso para todos.