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Así era Carmen Polo, esposa de Franco y ministra en la sombra

Cuando se cumplen 50 años de la muerte de Francisco Franco, recordamos a Carmen Polo, su poderosa mujer.

Carmen Polo. Foto: Gtres.

Este 20 de noviembre se cumplen 50 años desde el fallecimiento de Francisco Franco. En su vida hay que tener en cuenta la influencia de su mujer, Carmen Polo y Martínez Valdés. Nació en 1900 en una familia acomodada en Oviedo y creció en un entorno marcado por la disciplina y la fe católica.

En 1917 conoció al entonces comandante Franco, una relación que inicialmente no contó con la aprobación de su familia, pero que se consolidó tras años de noviazgo. En octubre de 1923 se casaron en un gran evento social, una ceremonia que ya proyectaba la imagen de poder de la pareja, con Alfonso XIII como padrino de boda.

La guerra civil y la posterior dictadura transformaron su vida por completo. Se convirtió en la primera dama cuando Franco se proclamó jefe de Estado, pasando a ser conocida como “La Señora”, figura omnipresente en actos oficiales, ceremonias religiosas y visitas institucionales. Su presencia transmitía el ideal de mujer promovido por el régimen: discreta en lo público, devota, ligada a la tradición católica y al orden moral.

Figura decisiva

Más allá del papel protocolario, fue una figura decisiva en la vida doméstica y social del franquismo. Su influencia se dejaba sentir en cuestiones culturales, en la supervisión de asociaciones benéficas y en el mantenimiento de vínculos entre el poder político, la Iglesia y la alta sociedad. Su posición como presidenta de honor del Patronato de Protección a la Mujer, una institución clave para el control moral durante el régimen, muestra hasta qué punto su figura ocupaba un lugar central dentro de la estructura social y política del franquismo.

Instalada junto a su familia en el Palacio de El Pardo desde 1940, Carmen Polo fue conocida por su gusto por la alta joyería, especialmente los collares de perlas, y por la costumbre de recibir regalos en cada visita oficial. Esa afición le valió el apodo popular de “la Collares”, un rasgo que ha marcado profundamente su imagen pública.

Tras la muerte de Franco, se retiró de la vida pública y vivió entre Madrid y residencias familiares, en un contexto también marcado por la progresiva desintegración del clan Franco. Falleció en 1988 y fue enterrada en el cementerio de Mingorrubio, donde décadas después serían trasladados los restos de su marido tras la exhumación del Valle de los Caídos.

Hoy, más de un siglo después de su nacimiento, su figura continúa generando interés histórico. No solo por su condición de esposa del dictador, sino por el papel simbólico, y en ocasiones decisivo, que desempeñó en el entramado social del régimen. Carmen Polo fue una mujer que, sin ocupar cargos oficiales, habitó el poder desde dentro, moldeando la imagen, los silencios y las apariencias del franquismo.